sábado, marzo 10, 2018

Perú: vacancia presidencial y crisis del Gobierno



Con la firma de 30 parlamentarios, el pasado jueves 8 de marzo se presentó ante el pleno del Congreso de la República peruana, la segunda moción de vacancia contra Pedro Pablo Kuczynski. ¿Se va PPK?, crisis política con posible adelanto de elecciones.

Con la firma de 30 parlamentarios, el pasado jueves 8 de marzo se presentó ante el pleno del Congreso de la República, la segunda moción de vacancia contra Pedro Pablo Kuczynski. Este pedido se sostiene en la aparente corrupción en la cual habría incurrido el actual presidente cuando se desempeñaba como ministro de Alejandro Toledo. En esa oportunidad, según dan cuenta informes periodísticos y las últimas declaraciones del ex funcionario de Odebrecht Jorge Barata, PPK se habría beneficiado a través de su empresa personal Westfield Capital.
Recordemos que hace aproximadamente tres meses Kuczynski se salvó de ser vacado de su cargo. En ese momento, quienes impulsaron la vacancia fueron los congresistas del Frente Amplio de Marco Arana, sostenidos en el voto mayoritario del fujimorismo y los parlamentarios del APRA. Para sortear ese difícil momento, PPK aprovechó las desavenencias ente los hermanos Fujimori y quebró esa bancada, logrando contar con el apoyo de diez congresistas encabezados por Kenyi Fujimori quienes el día de la votación se negaron a votar con el grueso del fujimorismo, de esta manera no se alcanzaron los 87 votos requeridos para la destitución presidencial. Días después quedó demostrado que el precio que tuvo que pagar Pedro Pablo Kuczynski para no ser vacado, fue nada más y nada menos que el indulto al ex dictador Alberto Fujimori, quien fue indultado por el presidente el 24 de diciembre último, violando el debido proceso e incumpliendo una de sus principales promesas de campaña que, precisamente, le permitió llegar al gobierno en las elecciones del 2016.
El indulto a Fujimori abrió una nueva situación política en el Perú, donde la movilización callejera pasó a jugar un rol de primer orden. Desde el mismo día que Kuczynski lo indultó, miles se volcaron a las calles a manifestar su descontento con esta medida. A raíz de ello, se desarrollaron 5 marchas nacionales que contribuyeron a debilitar la popularidad del presidente de la Repóblica y a poner de manifiesto la crisis del régimen político heredado de la dictadura fujimorista, el cual se expresa jurídicamente en la constitución de 1993, la misma que fue hecha por el fujimorismo después de que este sector diera un auto golpe de Estado el 5 de abril de 1992. Es precisamente en esta constitución que se sostienen las diversas medidas reaccionarias que se aplicaron en el Perú para favorecer la acumulación de capital de los grandes empresarios y para liquidar los derechos y la capacidad de respuesta de la clase trabajadora.
Con el indulto a Fujimori, Kuczynski término “desilusionando” a sus votantes de la segunda vuelta dentro de los cuales se encontraban Verónika Mendoza y sus seguidores, quienes amparados en la lógica del mal menor le dieron su apoyo porque creyeron que con su victoria impedían el retorno del fujimorismo. Una vez más, un presidente peruano de los últimos años “traiciona” sus promesas de campaña cuando llega a palacio de gobierno. Recordemos que Fujimori derroto a Vargas Llosa en las elecciones de 1990 precisamente porque se comprometió a no aplicar las políticas de ajuste que voceaba el escritor, sin embargo hizo todo lo contrario estando en el poder. Lo mismo ocurrió con Alejandro Toledo, Alan Gracia y Ollanta Humala. Esta forma de proceder de los mandatarios no es sancionada legalmente por esta democracia, ya que no existe la revocatoria presidencial por incumplimiento de promesas electorales, en eso se sostienen los postulantes a la presidencia de la República para hacer de la mentira y la estafa pública una de sus principales maneras de llegar al gobierno.
Es precisamente contra esas formas de hacer política, las cuales reproducen la estructura del régimen, que miles empezaron a movilizarse en el Perú desde el pasado 24 de diciembre. El indulto a Fujimori fue el factor detonante de una broca contenida que se manifestó en las calles y que en un momento puso en agenda la demanda de “que se vayan todos”. Frente a ello el gobierno ha apelado a diversas estrategias disuasivas que van desde utilizar la visita papal, hasta tratar de colgarse de las conmemoraciones por el día internacional de la mujer. Sin embargo y como lo demuestran las últimas encuestas, su popularidad no ha dejado de caer desde que indultó a Fujimori, incrementándose notoriamente esta tendencia después de las declaraciones de Barata y de las denuncias periodísticas que lo involucrarían con la corrupción promovida por la empresa Odebrecht.
El neorreformismo expresado en la agrupación de Verónika Mendoza y el Frente Amplio de Marco Arana, pretenden canalizar este descontento social que se expresa en las calles y en las encuestas, a través de la vacancia presidencial, la cual de darse, los pondría a ellos como los artífices de la caída del impopular Kuczynski, por eso, a pesar de sus diferencias, son los principales promotores de esta moción. Sin embargo, una probable vacancia presidencial impulsada desde el parlamento, ayudaría a descomprimir el descontento social y crearía confianza en las instituciones del Estado, desviando así la movilización social, la cual últimamente se expresó masivamente en el rechazo a la llamada “ley de la esclavitud laboral juvenil”. Tanto el grupo de Mendoza como el de Marco Arana, al ser formaciones estratégicamente reformistas y por tanto electoralistas y estructuradas eventualmente en el parlamento, pero sin arraigo real en el movimiento de masas, apuestan a esta maniobra ya que consideran que con ella ganan posibilidades de ser opciones de recambio en un probable escenario de adelanto de elecciones.
Desde luego que Pedro Pablo Kuczynski tiene que irse, pero una cosa es que lo eche un parlamento de mayoría fujimorista y neoliberal y otra muy distinta que sea la movilización social la que determine su salida. Si es la lucha y la movilización de la clase trabajadora y el pueblo en su conjunto las que ponen fin al mandato de PPK, la posibilidad de imponer una Asamblea Constituyente Libre y Soberana para cambiar el régimen heredado del fujimorismo, cobra vigencia. Pero si es el parlamento el que lo saca, lo más probable es que nos vayamos a un adelanto de elecciones en el marco de las actuales reglas de juego que solo favorecen a los partidos de los empresarios corruptos, con lo cual se terminaría oxigenando un régimen que ha mostrado sus límites.

Julio Blanco
Dirigente de Resistencia Sur Perú

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