viernes, enero 12, 2018

Y la revolución entró en La Habana

Fue un 8 de enero de 1959, cuando el Comandante Fidel Castro hizo su entrada triunfal en La Habana, al frente de la Caravana de la libertad, consolidando el triunfo militar de la Revolución. Ya en la madrugada del 1 de enero, Castro había llegado a Santiago de Cuba al frente de sus tropas. Desde un balcón del ayuntamiento de Santiago, anunció el triunfo de los rebeldes sobre las tropas del gobierno tiránico. Esa misma noche, Batista renunció a la presidencia de Cuba y huyó hacia República Dominicana.
Horas antes de la entrada en La Habana, el dictador Fulgencio Batista, un oscuro y sangriento personaje que había gobernado Cuba desde marzo de 1952 huyó, como bien queda retratada en la película El Padrino II. Era el fin de una larga lucha de Castro: el fallido intento de la toma del Cuartel de Moncada en 1953; el encarcelamiento junto a los integrantes del movimiento; su exilio en México y el regreso a Cuba en el Granma en 1956; y la larga campaña de guerrillas en la sierra. «Creo que es este un momento decisivo de nuestra historia: la tiranía ha sido derrocada. La alegría es inmensa. Y sin embargo, queda mucho por hacer todavía. No nos engañamos creyendo que en lo adelante todo será fácil; quizás en lo adelante todo sea más difícil. Decir la verdad es el primer deber de todo revolucionario» diría Castro frente a un pueblo enfervorecido.
Cumpliendo una orden de Fidel, Camilo Cienfuegos entró en el campamento militar de Columbia en La Habana y ocupó el bastión militar sin disparar un tiro. Un periodista del periódico La Tarde, contó que Camilo dio un paseo por los jardines de la residencia que fuera de Batista y se dirigió a una jaula donde había varios pájaros, abrió de par en par sus puertas, y dijo: «Desde este momento hasta los pájaros tienen libertad en Cuba». El 8 de enero Camilo se incorporó a la Caravana de la Libertad con Fidel y permaneció junto al líder de la Revolución. El testimonio más significativo, es aquel en el que en la tribuna, mientras Fidel se dirigía al pueblo, y tres palomas blancas, una de ellas sobre el hombro de Fidel, éste se inclina hacia Camilo y le susurra: ¿Voy bien?
Con un contingente de ochenta y dos hombres, el «Grupo 26 de julio», a bordo del yate Gramma, Fidel Castro desembarcó clandestinamente en Cuba a finales de 1956, diezmadas sus fuerzas en un enfrentamiento con el ejército de Batista: sólo doce guerrilleros sobrevivieron. Dos años después, sus bases en la Sierra Maestra eran lo suficientemente sólidas y sus efectivos lo bastante nutridos como para llevar a cabo con éxito la ocupación de Santiago. Desde allí Fidel Castro lanzó la ofensiva que recorrió la isla de este a oeste, secundado por sus colaboradores más cercanos: Camilo Cienfuegos, su hermano Raúl y un argentino destinado a convertirse en uno de los grandes mitos revolucionarios del siglo XX: Ernesto Che Guevara en mi recuerdo.
Cincuenta y nueve años después, Cuba sigue siendo actualidad. Raúl Castro Ruz, que entró en La Habana con Fidel, anunció que cuando la nueva Asamblea Nacional se constituya «habrá concluido mi segundo y último mandato al frente del Estado y el Gobierno y Cuba tendrá un nuevo presidente». El Consejo de Estado propuso a la Asamblea Nacional del Poder Popular aplazar el mandato de las asambleas provinciales hasta el 25 de marzo, y de la legislatura hasta el 19 de abril («día de la gran victoria del socialismo sobre el imperialismo»). En esa fecha serán elegidos su presidente y vicepresidente, así como los miembros del Consejo de Estado. El aplazamiento se debe a la situación que vive la isla tras los huracanes que han afectó a amplias zonas del norte y noreste del país. Pero en todo caso la decisión se enmarca en la nueva congelación de las relaciones bilaterales con EEUU, después de que el gobierno Trump decidiera retirar a la mitad del personal diplomático por unos «supuestos ataques acústicos»; además de haberse suspendido la emisión de visas a cubanos desde La Habana.
Las próximas elecciones generales cubanas suscitan un gran interés, ya que será la primera ocasión en seis décadas que la presidencia de Cuba no estará ocupada por un Castro. El proceso electoral, que incluye la celebración sucesiva de comicios municipales, regionales y generales, comenzó el 26 de noviembre con la elección de los delegados municipales del Poder Popular (concejales), en la que participaron 7,6 millones de personas. No está confirmado, pero el relevo de Raúl Castro, podría ser el actual primer vicepresidente, Miguel Díaz-Canel. En su anuncio, Raúl Castro ratificó el carácter socialista de la isla: «Aquí estamos y estaremos… libres, soberanos e independientes», aunque el futuro de Cuba está abierto y el de la Revolución en el alero, por los cambios que previsiblemente se produzcan.
Como decía, Cuba sigue siendo actualidad, por las relaciones con la Unión Europea, que contradice a EEUU: el embargo de EEUU a Cuba no es una solución. La UE prosigue su política de expansión diplomática y comercial para intentar llenar el hueco que deja la actitud aislacionista del presidente norteamericano.
Federica Mogherini, jefa de la diplomacia europea, en su visita a Cuba aboga por el diálogo en contraposición a quienes «levantan muros y cierran puertas», en un claro reto a la política de Trump. Lamenta y rechaza el deterioro de las relaciones entre la isla caribeña y Estados Unidos, señalando que la Unión Europea impulsará el diálogo entre La Habana y Bruselas. «Los cubanos no se han quedado ni se quedarán solos frente a los que levantan muros y cierran puertas», refiriéndose a las sanciones norteamericanas contra Cuba. Profundizar las inversiones comerciales, acompañar la actualización económica y social de Cuba así como afianzar el diálogo político incluyendo aquellos temas donde existen diferencias ha sido el saldo de esta tercera visita a la Isla de la jefa de la diplomacia europea. El ministro de exteriores cubano Bruno Rodríguez describió la situación: Cuba «tiene toda la disposición para avanzar en el marco contractual que hemos establecido de común acuerdo y la voluntad de avanzar en su implementación».
Volvamos a aquel 8 de enero de 1959, cuando Castro hace su entrada triunfal en La Habana acompañado de su hermano Raúl, Camilo y el Che Guevara. El inicio moderado y conciliador de la Revolución, no pareció importunar a las clases altas y a los Estados Unidos, hasta que comenzó a importarles por los efectos del brusco giro político. Los procesos contra los colaboradores de Batista y la marginación del poder de los sectores liberales, que culminaría con la renuncia del presidente Urrutia (julio de 1959), marcaron el principio de un cambio de línea en el proyecto revolucionario. Fidel Castro se había puesto en febrero al frente del gobierno cubano, acumulando los cargos de primer ministro y comandante en jefe de las Fuerzas Armadas.
En Cuba se empezaron a hacer realidad los proyectos de cambio necesarios. El más importante de todos, la reforma agraria, que expropiaba las grandes haciendas extranjeras para dar medios de vida a los campesinos pobres. A partir de mayo de 1959, la aplicación de la Ley de Reforma Agraria supuso la nacionalización de los inmensos latifundios de las compañías extranjeras y con ello el enfrentamiento con Washington, que decreta el bloqueo, que marcará la vida de los cubanos y llevará al castrismo a fortalecer sus vínculos con la URSS. De ahí en adelante, diferentes acontecimientos, asientan el poder de Castro. La fallida invasión de Bahía de Cochinos por parte de exiliados cubanos apoyados por EEUU y la crisis de los misiles permiten a Fidel mantener el poder sobre la isla. Mientras que Washington seguirá buscando su derrocamiento, Moscú se convierte en socio estratégico.
La visita de Barack Obama a Cuba estaba enmarcada en el proceso de acercamiento, iniciado el 17 de diciembre de 2014, momento en el que el Presidente norteamericano reconoció el fracaso de la política hostil de la Casa Blanca contra el pueblo cubano: «el aislamiento no ha funcionado»; pero los halcones de Washington siguen presionando para que nada sea posible. Que el presidente Obama visitara Cuba no era suficiente para dar una respuesta positiva y poner fin al embargo, que es bloqueo, desde 1960. No han sido suficientes las resoluciones de Naciones Unidas ni los llamamientos humanitarios ni el fin de la Guerra Fría. El bloqueo sigue siendo una coacción y agresión económica, que entraña una conducta genocida y significa el aislamiento, la asfixia y la inmovilidad de Cuba, todo para doblegar al pueblo cubano. Y Donald Trump está por endurecerlo.
Los cubanos celebraron la entrada de Fidel Castro a La Habana, acompañado por mil luchadores y miembros de la Columna Uno José Martí de la Sierra Maestra. «Este es un momento decisivo de nuestra historia. La tiranía ha sido derrocada. La alegría es inmensa. Sin embargo, queda mucho por hacer todavía. No nos engañemos creyendo que en lo adelante todo será fácil, quizás en lo adelante todo será más difícil», dijo el Comandante en su primer discurso. «A bordo de tanques y camiones, los guerrilleros recibieron un baño de multitud que los aclamaba y dejaba escuchar gritos de ¡Viva Fidel!", relató la periodista Marta Rojas testigo del acontecimiento.
Castro era un trabajador incansable, capaz de reunir a sus colaboradores a altas horas de la noche. Conversar y debatir eran dos de sus pasiones, decía su amigo García Márquez. Para Ignacio Ramonet, la historia lo ha absuelto. Cuando oímos a Barack Obama decir que «cincuenta años de bloqueo no habían servido para nada y que los Estados Unidos tenían que sacar la lección y cambiar la política», venía a decir que Cuba tuvo razón de resistir. Ahora, sin los Castro, seguramente se van a producir cambios de ajuste necesarios. Cuba es respetada en toda América Latina y esto se debe a que lo que Cuba ha defendido ha sido una cuestión de dignidad y de identidad latinoamericana frente a la agresividad de EEUU durante mucho tiempo y eso no debe desaparecer.
En La Habana, el 8 de enero de 1959, Fidel terminó su largo discurso con estas palabras: «Sé, que nunca más en nuestras vidas volveremos a presenciar una muchedumbre semejante, excepto en otra ocasión −en que estoy seguro de que se van a volver a reunir las muchedumbres−. Es el día en que muramos, porque cuando nos tengan que llevar a la tumba, ese día, se volverá a reunir tanta gente como hoy, porque nosotros ¡jamás defraudaremos a nuestro pueblo!». Ese día, entre otros muchos, fue el 25 de noviembre de 2016.
¡Viva Fidel! ¡Viva Cuba Libre! ¡Viva la Revolución!

Víctor Arrogante

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