martes, octubre 03, 2017

50 años de la muerte de Isaac Deutscher



Isaac Deutscher (Chrzanow, 1907 – Roma, 1967)

Este agosto se cumplió medio siglo de la muerte en Roma de este militante, historiador, escritor y político británico de origen polaco. Nacido en el seno de una familia burguesa de origen judío, fue educado en la estricta observación de los dogmas hebreos hasta que, a los diecinueve años de edad, se afilió en Varsovia al Partido Comunista polaco, al que habría de permanecer ligado hasta 1932, cuando fue expulsado de sus filas por su severo enjuiciamiento de los métodos estalinistas y denunciar la política llamada de “socialfascismo”. En el transcurso de esos seis años de militancia, Isaac Deutscher se significó por sus constantes aportaciones teóricas, publicadas en diferentes medios de comunicación afines a su ideología marxista; pero, a raíz de su expulsión, su autorizada voz se fue convirtiendo progresivamente en un severo órgano de revisión y condena de aquellas corrientes marxistas que, en su opinión, se habían apropiado del auténtico discurso de Marx. No sólo criticó con dureza el estalinismo hasta convertirse en una de las voces que, desde dentro de la propia ideología comunista, se alzaba en su contra, sino que fue también, junto a otros grandes intelectuales marxistas como uno de los teóricos que acusaron al marxismo-leninismo de haberse convertido en una aberración del marxismo original.
En 1934, después de haber militado en algunos grupos trotskistas en los que se respiraba idéntica repulsa contra el leninismo y el estalinismo, se afilió al Partido Socialista polaco, y al cabo de cinco años abandonó definitivamente la Europa del Este y se instaló en Londres (1939), en donde pronto tuvo a su disposición algunas de las tribunas periodísticas del mundo occidental, como los rotativos The Economist (con el que colaboró entre 1942 y 1949) y The Observer (donde publicó sus artículos desde 1942 a 1947). Merced a la amplia difusión de estos diarios, Isaac Deutscher demostró ser uno de los mejores conocedores del marxismo en Rusia. En los años sesenta se convirtió en uno de los líderes indiscutibles del movimiento “Teach-in”, surgido como una enérgica respuesta pacifista a la Guerra de Vietnam. Sus trabajos eran cada vez más reconocidos, y la frase de Vázquez Montalbán “sabía más de política que Isaac Deutscher”, daba en el clavo.
El historiador anglopolaco defendía la revolución y denunciaba el estalinismo, y no escrutaba a este desde la vulgar sovietologia sino que indagaba. Algunas de sus obras como la biografía de Stalin, tempranamente publicada en castellano y en catalán, marcó a mucha gente inquieta. En su momento, la obra fue objeto de un fuego cruzado. Para los estalinista era un producto más del anticomunismo, para los anticomunista lo era de un comunista disfrazado de demócrata. El debate fue duro y se reprodujo en los círculos clandestinos más inquietos, algo que de otra manera se ha seguido reproduciendo aunque ahora con los profesionales del entramado neoliberal o socioliberal que que tratan de mandar la revolución de Octubre y la historia social a los infierno .
Maestro de varias generaciones, en los años sesenta-setenta, Deutscher representó para muchos y muchas de nosotros, la más alta expresión de un análisis histórico sobre la historia comunista en general, y de lo que había significado el estalinismo en particular. Sumariamente, se podía decir que su punto de vista ilustraba con precisión y talento literario la idea de una “doble naturaleza”. Sus trabajos eran cada vez más reconocidos, y la frase de Vázquez Montalbán “sabía más de política que Isaac Deutscher”, daba en el clavo. El historiador anglopolaco defendía la revolución y denunciaba el estalinismo, y no escrutaba a este desde la vulgar sovietologia sino que indagaba. Algunas de sus obras como la biografía de Stalin, tempranamente publicada en castellano y en catalán, marcó a mucha gente inquieta. En su momento, la obra fue objeto de un fuego cruzado. Para los estalinista era un producto más del anticomunismo, para los anticomunista lo era de un comunista disfrazado de demócrata. El debate fue duro y se reprodujo en los círculos clandestinos más inquietos.
Al igual que se su maestro, Deutscher también escribió numerosos ensayos sobre literatura que fueron recogidos en diversas antologías que fueron publicadas por la editorial ERA de México (seguramente la más extensa y avanzada de la época en castellano), pero también por algunas de las editoriales que por entonces reflejaban la pasión política existente a través de libros de izquierdas de todos los colores y sobre las más extensas problemáticas. Este sobre Orwell apareció en el que fue seguramente el más popular de todos ellos, en la celebrada recopilación titulada Herejes y renegados que con un prólogo de e. H. Carr (que había acabado asumiendo la metodología dialéctica del que se hizo llamar judío no sionista), fue publicado en 1970 por la flamante editorial Ariel de cuya fundación se han cumplido ahora 70 años. Ariel había empezado como una empresa europeísta y liberal (Maurice Duvarger, Harold Wilson, etc.), pero ahora se introducía en el terreno del libro de bolsillo y estaba editando aportaciones marxistas y libertarias de primera magnitud, una orientación en la que tuvo un importante papel Manuel Sacristán. En mi memoria, este libro está ligado al primer día de mi vuelta del exilio francés y con un paseo por las Ramblas, tan añoradas. Mi alegría fue enorme cuando pude ver que en sus kioscos este tipo de libros se habían hecho de lo más común.

Pepe Gutiérrez-Álvarez

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