sábado, abril 22, 2017

Las Fuerzas Armadas aparecen en el centro de una salida política en Venezuela



La tensa situación no hace más que aumentar en temperatura abriendo escenarios que parecen llevar a una mayor confrontación. En los últimos días hemos visto el aumento en la escalada de la tensión política que ha dado un salto en la madrugada de este viernes que tuvo por saldo más de diez personas muertas.

En la medianoche del jueves, en varios partes de Caracas, fuertes detonaciones de armas de fuego por parte de las fuerzas de represión del Estado empezaron a escucharse, lo que se extenderían hasta la madrugada. El punto álgido fue la zona popular de El Valle, al oeste de Caracas, donde al día siguiente se supo que murieron 11 personas y seis resultaron heridas. Otro punto donde se escucharon fuertes detonaciones fue la región conocida como El Paraíso. Entre las personas fallecidas, 8 murieron electrocutadas al intentar saquear un comercio en la zona de El Valle.
Hasta el miércoles, ocho personas habían muerto en medio de la más reciente ola de manifestaciones organizadas por la oposición, a la que se le viene a sumar los nuevos saldos trágicos. El viernes, Caracas permaneció con fuerte presencia de las fuerzas de seguridad, luego de la tensa madrugada que incluso terminó afectando al Hospital Materno Infantil Hugo Chávez, que de acuerdo a la directora de la institución en declaraciones televisivas, "un grupo de violentos" trató de ingresar al centro asistencial para "realizar actos vandálicos", lo que terminó implicando la evacuación de 50 niños a altas horas de la noche. La represión con armas de fuego en esa madrugada fue de una escala como no se había visto hasta ahora y se extendió por varias horas.
Una vez más repetimos, que es categórico la defensa a manifestarse, así como repudiamos las violentas represiones que lleva adelante el gobierno de Maduro y los recientes asesinatos en las manifestaciones, sean realizados directamente por la fuerza de la represión o por los grupos de choque que se organizan desde el chavismo, o incluso desde la oposición derechista. Pero hay que remarcar también que las fuerzas de represión se usan con fuerza contra la lucha que trabajadores llevan a cabo por sus demandas, como con los trabajadores universitarios que pelean por su convenio colectivo, sobre lo cual la oposición dice poco o nada.
La oposición, que se encuentra envalentonada, arrecia más su embestida contra Maduro, llamando para nuevas movilizaciones para este sábado y el próximo lunes, avizorando un desenlace de forzar la renuncia de Maduro. Es más que claro que la oposición no sólo estaría buscando la convocatoria a “elecciones generales” sino resquebrajar el apoyo fundamental del gobierno, las Fuerzas Armadas. La presión interna con fuertes movilizaciones que alcanza altos niveles de violencia, con represión de por medio, y la fuerte presión internacional que va desde Estados Unidos, toda la derecha continental y de otros países, es lo que hace ver a la oposición que cualquier desenlace a su favor podría estar al alcance de la mano.
Si bien aún es difícil de pronosticar hasta dónde puede resistir Maduro, hasta el momento no parece tambalearse sostenido por las Fuerzas Armadas. En la medición de fuerzas con la oposición el pasado miércoles el chavismo ha mostrado que tiene capacidad aún de movilización aunque es claro que, si se toman de conjunto las del conjunto del país, el chavismo se ve sobrepasado.

Una crítica inestabilidad política en medio de una profunda crisis económica

Todo esto se desarrolla en medio de una fuerte crisis económica donde los más afectados son los trabajadores y los sectores populares. Un fuerte retroceso económico “en caída libre”, que el gobierno busca ocultar no publicando desde hace muchísimo tiempo los indicadores económicos. Al carecerse de datos oficiales, solo se pueden tomar las proyecciones de organismos internacionales, así, el FMI prevé que la inflación en el país se mantenga desbocada, con un 720 % este año, cifra que queda empequeñecida con el 2.000 % calculada para 2018, siendo que el cierre para el 2016 le calculó más de un 500%.
Este viernes el gobierno pagó por concepto de deuda externa 237 millones de dólares en capital de los bonos concernientes a PDVSA, de acuerdo a un informe directo del vicepresidente ejecutivo venezolano, Tareck el Aissami, quien agregó que con este monto lo pagado se eleva a 2.819 millones de dólares, de los 3.200 que corresponde pagar antes que termine el mes de abril. Para este año, el propio Maduro ya anunció que en total serán 17 mil millones de dólares, siendo que en los últimos tres años se han pagado más de 60 mil millones de dólares.
Las cifras se dicen o se escriben fácilmente, pero significan altísimos montos que bien pudieran haber sido utilizados para evitar que esta catastrófica crisis la siga sufriendo el pueblo trabajador y pobre, pero el gobierno, aterrorizado por un default –una amenaza que actúa como un látigo del capital internacional para disciplinar al gobierno-, prefiere satisfacer a los pulpos del capital imperialista. Atender a los acreedores internacionales es lo que irónicamente el gobierno llama “un punto de solvencia, de solidez económica”. Muy lejos se está de esa situación y ni el propio gobierno se la cree, mientras sigue aplicando acciones en medio de un Estado de excepción y “emergencia económica” decretado por Maduro hace más de un año.

Las Fuerzas Armadas en el foco de una “salida” a la crisis imperante

Sobre esta situación casi catastrófica de la economía es que se monta la oposición buscando capitalizar la crisis de un chavismo en completa decadencia y a la deriva, y un gobierno al que se le hace difícil sostenerse, razón por la cual es que se ha negado a convocar a elecciones, cuando antes se vanagloriaba de ser el país que más elecciones realizaba, eran los tiempos del bonapartismo plebiscitario. Su terror es perderlas, tal como aconteció con la fatal derrota en las elecciones a la Asamblea Nacional de finales del 2015, lo que aceleraría su debacle política. Este es el punto por el cual la oposición derechista ya no puja por las elecciones a gobernadores que son las que se encuentran vencidas desde diciembre del año pasado, sino por “elecciones generales” buscando adelantar las presidenciales.
Pero la oposición, apoyada en el imperialismo y todo el derechismo internacional, no se detiene en utilizar demagógicamente solo cuestiones sobre “democracia”, presiona con fuerza para que las Fuerzas Armadas terminen de tomar las riendas en la abrupta crisis política, es decir, empuja también a una salida por la vía de la fuerza militar, lo que desenmascara rápidamente su demagogia democrática. No le importan las vías de salir de Maduro, sea por elecciones anticipadas o por la fuerza militar.
Justamente aquí están los mayores peligros del gobierno de Maduro, pues en la actual crisis se sostiene centralmente en las Fuerzas Armadas, y muy lejos de un gran apoyo popular como suele manifestar. Por eso la bonapartización del gobierno ha alcanzado altísimos niveles, implementando en medio de la tensa situación política una mayor militarización del país. Así quedó evidenciado con el reciente lanzamiento del llamado Plan Zamora “en su fase verde”, que no es otra cosa que activar un “plan estratégico especial cívico militar para garantizar el funcionamiento de nuestro país, su seguridad, el orden interno y la integración social…".
Como todo bonapartismo en decadencia sustentado en toda la burocracia y el aparato militar, recurre a todo tipo de medidas, como el estado de excepción permanente lo que implica suspensión de garantías democráticas, para sobrevivir. Por las particularidades del fenómeno del chavismo, éste desarrolló toda una burocracia estatal con intereses propios, antiobrera y antipopular, enquistada en las grandes empresas del Estado en un país completamente rentista –renta manejada en su totalidad por el personal del Estado-, y en los altísimos cargos, siendo que es casi el mismo personal que se rota en el alto escalón político, y de ella son parte las Fuerzas Armadas que manejan grandes empresas que van más allá de las cuestiones militares y con altísima presencia en los altos escalones políticos gubernamentales. No hablamos aquí solamente de la corrupción típica en cualquier gobierno y de las prebendas e intereses que se desprende de grupos económicos con el aparato del Estado.
Es por esto que una salida negociada como han venido intentando se les ha vuelto compleja, pues buscan que en cualquier tipo de transición se les mantengan los privilegios, pero al control de la renta petrolera y todo lo que de ella se deriva es a lo que los sectores dominantes de la oposición buscan acceder y tomar el control. No son cuestiones de más o menos “democracia” lo que está en cuestión en la actual disputa, la oposición habla sobre ello en total clave demagógica, pues no le importa ser golpista en Brasil apoyando el golpe de Temer y en Venezuela ser “demócrata”, y ya lo dejó claro en el golpe del 2002 contra Chávez.
En el país se viven momentos críticos y de alta inestabilidad que muy difícil se pueda seguir sosteniendo en el tiempo. En un momento político donde la oposición termina de imponerse y derrotar al gobierno, y éste no consigue darle un jaque a la derecha con sus constantes movilizaciones, en una situación de aparente empate inestable, la mano militar cada vez más se hace presente. De aquí es que las Fuerzas Armadas, al ser una institución más permanente del Estado, puede actuar como fiel de la balanza, por su alto papel preponderante en todos los órdenes, y de allí de los grandes apelos a la misma de parte y parte. De allí es que hemos venido alertando del peligro que representa el creciente papel de los militares, sea apoyando a Maduro, sea volcándose a apoyar una “transición” pactando con la derecha, con el imperialismo y con mediadores como el Vaticano, o como que ejerzan una salida por sus propias manos.

La única salida progresiva solo puede venir de los trabajadores y el pueblo pobre

Mientras tanto la dinámica apunta a una mayor confrontación en una situación difícil de predecir en el actual momento, aunque por abajo los encuentros secretos entre ambos sectores seguramente se están dando de una manera febril vía cualquier mediación internacional que actúa discrecionalmente. Se engañan aquellos que creen que no se desarrollan negociaciones por abajo, en la cual, sea lo que sea lo que se pacte, lejos estarán de las demandas y necesidades de los trabajadores y del pueblo pobre, sino en función de los intereses del gobierno y de la oposición.
Mientras tanto, desde la oposición se continuará llamando a movilizaciones para forzar una salida a su favor y sus intereses, de igual manera saldrá a hacer lo suyo el gobierno invocando a marchas pero con todo el aparato represivo del Estado por delante como se ha visto en todos estos días, y en un salto mayor en la madrugada del viernes. Pero ni tras la política del gobierno ni de la oposición están representadas las demandas fundamentales de los trabajadores y los sectores populares, que son utilizados como carne de cañón en la actual crisis imperante.
Por eso es que sostenemos que los trabajadores y el pueblo nada tienen que ganar yendo tras uno u otro sector, y deben pelear por una política independiente en función de sus demandas fundamentales. Desde la Liga de Trabajadores por el Socialismo (LTS), tal como lo hemos planteado en nuestra declaración política, es necesario pelear por un plan obrero de emergencia ante la crisis imperante y que se descarga sobre los trabajadores y el pueblo, y por una Asamblea Constituyente Libre y Soberana donde la mayoría de la población, compuesta por los trabajadores y los sectores populares, decida sobre los grandes problemas estructurales del país, como la nacionalización del petróleo bajo control obrero contra los planes privatizadores y la lucha contra la injerencia imperialista.

Milton D'León
Caracas @MiltonDLeon

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