domingo, septiembre 20, 2015

A 55 años de la fundación de la OPEP



Un 14 de septiembre de 1960 cinco países deciden fundar la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), cuatro del Medio Oriente, Irán, Irak, Kuwait y Arabia Saudita, y un sudamericano, Venezuela. La decisión se toma a raíz de una reunión en Bagdad, con el fin de “unificar sus políticas frente a los grandes consorcios para obtener un precio más justo y una explotación más racional de su petróleo”.

Las “Siete hermanas” y la fundación de la OPEP

Para muchos, la fundación de la OPEP fue tomada como una medida nacionalista, por la defensa de sus hidrocarburos y tener políticas activas en la definición de los precios del petróleo.
Es que para aquellos años de su fundación, la OPEP constituyó un desafío frontal al orden petrolero internacional establecido por las grandes transnacionales, como por ejemplo, las llamadas “Siete hermanas”, que mantuvieron hasta principios de la década de los ‘70 una hegemonía absoluta en el mercado mundial de los hidrocarburos, como también los países altamente consumidores de petróleo.
Las llamadas “Siete hermanas”, estaban constituidas por (1) la Standard Oil of New Jersey (Esso), (2) la Standard Oil of New York, luego conocida como Mobil, que al fusionarse ambas compañías constituyeron la que hoy se conoce como ExxonMobil (Estados Unidos); (3) la Royal Dutch Shell (Países Bajos, Reino Unido); (4) la Anglo-Iranian Oil Company (AIOC), luego conocida como British Petroleum –BP- (Reino Unido); (5) la Standard Oil of California, luego conocida como Chevron, y (6) la Texaco, actualmente luego de fusionarse ambas compañías constituyen la que se llama Chevron Corporation (Estados Unidos); y por último (7) la Gulf Oil Corporation, que en 1985 fue adquirida casi totalmente por Chevron, mientras que la otra parte de las acciones quedó en poder de BP. Todas ellas tenían el dominio absoluto del mercado petrolero mundial.
Por ello, los países fundadores consideran a la OPEP también como “un acto de reivindicación histórica” ante el control que ejercían las compañías transnacionales en el negocio petrolero a expensas de los países productores, como reza en el portal web de la venezolana PDVSA: “En febrero de 1959 y agosto de 1960, se presentaron reducciones unilaterales para los precios fijados para los crudos del Medio Oriente, esta situación propició que un mes más tarde, el 9 de septiembre de 1960, por iniciativa de los ministros petroleros de Venezuela y Arabia Saudita, Juan Pablo Pérez Alfonso y el jeque Abdullah Al Tariki, se propuso la creación de un denominado “Compacto Petrolero”: la OPEP, para defender los intereses de los países productores”.
Aunque en verdad, también existieron otras razones profundas que llevaron a la fundación de la OPEP, que en este corto espacio no es posible desarrollar, ésta se trata de un organismo multilateral e intergubernamental conformado actualmente por 12 países miembros, productores y exportadores de petróleo: Arabia Saudita, Irán, Irak, Kuwait, Argelia, Nigeria, Libia, Emiratos Árabes Unidos, Qatar, Ecuador, Angola y Venezuela, que tuvo originalmente como sede a Ginebra (Suiza) y dos años después se mudó para Viena (Austria) debido a que el gobierno suizo se negó a otorgarle inmunidad diplomática a sus funcionarios y la figura de la extraterritorialidad a su estructura física.
Con diferentes capacidades de sus economías y en tamaños del Producto Interno Bruto (PIB), así como con diferentes niveles de distribución de las reservas petroleras y de su relación reservas-producción, conforman todo un mosaico de países agrupados bajo la causa común de una política petrolera de regulación de la producción, a los efectos de favorecer los precios del petróleo.

El papel de Venezuela

Venezuela se considera a sí misma como abanderada en la fundación de esta organización, “que sacaría del letargo a los países subdesarrollados productores de una materia prima enérgica tan esencial en la marcha del mundo”, y considera como su principal impulsor al abogado y político venezolano Juan Pablo Pérez Alfonso, quien para entonces era ministro de Minas e Hidrocarburos del gobierno de Rómulo Betancourt. Según la versión criolla, “Pérez Alfonso se dio cuenta que la principal riqueza venezolana estaba al igual que la de otros países del Golfo Pérsico, explotada en forma irracional y a precios siempre bajos por poderosos consorcios petroleros internacionales basados en los países industrializados”. Entonces, para “obtener un beneficio justo”, se consideraba que era necesario una organización como la propuesta OPEP “capaz de hacer sentir su importancia en las condiciones del mercado petrolero mundial”.
Pérez Alfonso es considerado, por tanto, en el país como “el padre de la OPEP”. Durante el período de su exilio, luego del derrocamiento del gobierno de Rómulo Gallegos en noviembre de 1948 en el que se desempeñaba como ministro de Fomento, de acuerdo a su biografía, estudia las estrategias reguladoras desarrolladas por la División de Crudo y Gas de la Comisión de Ferrocarriles de Texas (TRC, por Texas Railways Comission) para contrarrestar los monopolios que ejercían los grandes magnates como Rockfeller y Brickell. Pérez Alfonso esbozó desde los años ’40 una nacionalización progresiva de la actividad petrolera venezolana.
Al regresar a Venezuela luego de la caída del dictador Pérez Jiménez (1958) y bajo el gobierno de Bentancourt (1959), se documenta que buscará poner en prácticas similares a la TRC para defender la producción petrolera y los precios de los países directamente productores, que llevaría a la creación de la OPEP. Luego tendría desavenencias con Bentacourt. También se documenta que dimitió de la OPEP “porque perdió la fe en ella, creyendo que la misma se dedicaría a desarrollar los países pobres con el comercio justo de petróleo, por el contrario la OPEP se dedicó a comerciar con los países desarrollados que podrían pagar el precio que la organización impusiera”. Al poco tiempo de producirse la nacionalización petrolera venezolana en 1976, Pérez Alfonso califica este acto como “una nacionalización chucuta” (pequeña, limitada).

De la gran influencia al declive de una OPEP con divisiones

Luego de los grandes conflictos como lo fue la guerra de los Seis Días (1967); la guerra del Yom Kippur (1973), conocida como el Primer “Shock” Petrolero; la revolución iraní (1979), llamado el Segundo “Shock” Petrolero, y la guerra Irán-Irak (1980), la OPEP comenzó a consolidar su posicionamiento en el mercado petrolero. Cuando surgió la crisis de 1973, la que va a provocar la mayor alza de los precios petroleros, jamás vista en la historia de los hidrocarburos, los que alcanzaron un incremento que superó el 600%, causando serios impactos en la economía mundial, la OPEP tuvo una preponderancia cuando se restringe la exportación de petróleo, mostrando su política activa, transformándose la OPEP en un centro de poder económico y político en el orden internacional.
Actualmente, y en el marco de una fuerte caída de los precios del petróleo, se expresaron de una manera muy aguda divisiones para hacerle frente dicha caída, como se expresó reunión de la OPEP, en noviembre del año pasado, y aunque no era la primera vez que se expresaran divisiones, sí fue la primera vez en que este bloque de países se reúne cuando en verdad ya no tiene la vieja capacidad de incidir pesadamente en los precios mundiales del crudo. Es que el mundo está entrando en una era de grandes cambios en la producción petrolera, y en estos momentos la OPEP no tiene la gran capacidad de otrora de incidir en el mercado mundial. La OPEP está lejos de ser lo que era como en los años ‘70 y ‘80, cuando tenía la capacidad de dictar precios del petróleo y paralizar el mundo con embargos petroleros como fueron los casos de 1973 y 1979. En ese entonces la OPEP controlaba casi el 60% de la producción mundial de petróleo, hoy, la organización solamente es responsable de un tercio de la producción mundial de crudo.

Milton D’León
Caracas @MiltonDLeon

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