domingo, marzo 29, 2015

Secretos en la Segunda Guerra



“El código Enigma”, de Morten Tyldum

El código Enigma (dirigida por Morten Tyldum, Reino Unido - Estados Unidos, 2014) narra algunos episodios clave en la vida de Alan Turing, quien, según Wikipedia, fue "matemático, lógico, científico de la computación, criptógrafo y filósofo británico. Es considerado uno de los padres de la ciencia de la computación, siendo el precursor de la informática moderna". La película se centra en el desciframiento del código que los nazis utilizaban para sus comunicaciones en la Segunda Guerra, producido por una máquina cada 24 horas. Para descifrarlo, Turing y su equipo crearon una máquina considerada una de los antecesores de las computadoras contemporáneas.
El film de Tyldum nos muestra mucho más que un descubrimiento científico. Junto a un thriller, donde un grupo de hombres lucha contra el tiempo para terminar una guerra, enfrentándose a las limitaciones que les imponen el control militar de la operación, hay un drama histórico de un hombre: Turing tiene que ocultar su homosexualidad, castigada por la ley en Gran Bretaña desde 1886 y despenalizada parcialmente en 1967. Hasta la década del '50, decenas de miles de hombres fueron condenados por la Justicia británica. Ese fue el caso de Turing: arrestado en 1952, para no ir a prisión se sometió a una castración química que afectó gravemente su salud y falleció en 1954, cuando no había cumplido los 42 años. A pesar de que su muerte fue caratulada como suicidio, otros hablan de accidente y hasta de asesinato. La contribución de Turing a la derrota del nazismo fue ocultada durante décadas.
Hay otra historia más que El código Enigma cuenta: la de un hombre que, venciendo sus miedos y su misantropía, logra trabajar en equipo, ser respetado y encontrar compañerismo y amistad.
El film recibió varias críticas por su falta de veracidad histórica, incluyendo al autor del libro en que se basa, Andrew Hodges. Entre otros temas, se cuestionó que se exagere el papel de Turing en el desciframiento de Enigma, tarea que fue colectiva, transformándolo así en una especie de héroe "sabelotodo" (incluso para descubrir espías soviéticos), como gusta Hollywood, o que Turing no era el ser semiautista que muestra el film.
Más allá de su cercanía con la historia real, la película logra entretener y emocionar. Para alcanzar esto, hay un papel central de las actuaciones, en especial Benedict Cumberbatch en el papel de Turing. Pero lo más interesante del largometraje es cómo refleja las tensiones de un régimen social que, por un lado, puede favorecer el desarrollo científico-técnico y que, por otro, está gobernado por fuerzas oscurantistas y reaccionarias que terminan saboteando y limitando ese avance. Esta contradicción central de las sociedades capitalistas se encarna trágicamente en la vida y muerte de Turing.
Pero la película de Tyldum no es tampoco una que corra muchos riesgos: contada en tres tiempos (la adolescencia de Turing en un colegio para hombres, el trabajo durante la Segunda Guerra y la detención), no se aparta nunca de una línea melodramática tradicional, explicando casi todos los comportamientos desde un psicologismo básico. Hay una decisión de carácter moral y político que el equipo de Turing toma tras el desciframiento del código que hubiera merecido mayor elaboración, sino otra película completa. La limitación principal del film se encuentra tal vez en cierta exageración del fetichismo tecnológico: en la obra se afirma que el desciframiento del código Enigma acortó la guerra en tres años, salvó 14 millones de vidas y ayudó a ganar batallas como Stalingrado y Normandía. Sin despreciar las inmensas invenciones y descubrimientos del "equipo Turing", otra vez vemos cómo el genio individual suele ser el héroe preferido de los films norteamericanos en vez de los pueblos y las clases con sus combates.
Que un film correcto, pero dramática y estéticamente convencional como El código Enigma, esté nominado a ocho premios Oscar habla más de la mediocridad generalizada del cine comercial norteamericano que de las virtudes de esta obra en particular.

Nicolás Rijman

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