martes, marzo 31, 2015

Los gigantes brasileros del agrobusiness a la ofensiva



La compra de Kraft Foods Group por la firma brasileña de capital privado, 3G Capital, es una nueva prueba del apetito del gigante sudamericano por el agroalimentario mundial

A comienzo de semana la adquisición por la gigante estatal China National Chemical Corp (ChemChina) de la histórica firma italiana de neumáticos Pirelli por un valor de 7.100 millones de euros había llamado la atención. De esta manera, la firma asiática toma el control del quinto fabricante de neumáticos del mundo. Pero los grandes grupos brasileños del agrobusiness no le van en zaga: el pasado jueves, se confirmó que 3G Capital alcanzó un acuerdo para comprar Kraft Foods Group, monstruo norteamericano de la alimentación con un valor de 36.500 millones de euros. Kraft Foods se fusiona con Heinz para crear la tercera mayor compañía alimentaria en Norteamérica y la quinta del mundo.
La operación tiene la firma del inversor brasileño Jorge Paulo Lemann y del estadounidense Warren Buffett, que hace dos años se hicieron con el control de la marca de ketchup, con la que protagonizaron entonces la mayor compra en la historia de la industria. Ahora los dos magnates dan un nuevo salto buscando utilizar la plataforma de distribución internacional de Heinz para expandir los productos de Kraft, todavía muy dependientes del mercado norteamericano y canadiense. La nueva compañía será conocida como Kraft Heinz Company. El negocio combinado generará 28.000 millones de dólares en ingresos anuales, la mitad que PepsiCo. En su cartera de productos habrá ocho marcas con un valor superior a los 1.000 millones de dólares cada una y cinco que superan los 500 millones. No solo tendrá una presencia muy fuerte en las estanterías de los supermercados, también en los restaurantes.
El nuevo grupo tendrá un valor de 100.000 millones de dólares, deuda incluida. Se trata de la operación más importante del año en materia de fusiones y adquisiciones, y marca otro paso en la conquista de la industria de la alimentación estadounidense por un grupo brasileño de capital de riesgo. Desde su sede en Brasil, 3G se ha convertido en un actor mayor en el mundo de las marcas de alimentos.
Su co-fundador, el multimillonario brasileño Jorge Paulo Lemann fue uno de los principales accionistas de la cervecera InBev, empresa belgo-brasileña quien compro en 2008 a su contrincante Anheuser-Busch a 70 dólares por acción (52.000 millones de dólares en total). La compañía resultante de la operación tomó el nombre de Anheuser-Busch InBev (AB InBev). Es el líder de la industria en todo el mundo con marcas como Budweiser, Corona, Leffe o Stella Artois, además de marcas locales como Brahma o Quilmes. Lemann, que es uno de los accionistas mayoritario de éste conglomerado cervecero, está considerado el hombre más rico de Brasil. Con 3G junto con otros dos empresarios brasileños, apuesta por grandes grupos estadounidenses con dificultades para crecer.
Lemann es conocido por sus habilidades de reducción de “costos”: la compra de Heinz significo el despido de una parte importante de la plantilla. Alex Behring da Costa, el socio gerente de 3G, será presidente de Kraft Heinz, mientras que Bernardo Vieira Hees, el presidente ejecutivo de Heinz, será el presidente ejecutivo de la compañía combinada. Este último es el actual CEO de H. J. Heinz Company desde junio de 2013. Según el ranking de las grandes fortunas mundiales de la revista Forbes, Lemann su ubica en el número 26 y sus dos asociados ocupan los puestos 101 y 122 respectivamente.
En los últimos siete años, 3G se ha hecho con Heinz y con las cadenas de comida rápida Burger King y Tim Hortons, además del fabricante de cervezas Anheuser-Busch InBev. Parte de estas operaciones se hicieron conjuntamente con Warren Buffett y su fondo de inversión Berkshire Hathaway. Esta es su tercera operación conjunta, después de Heinz hace dos años y el año pasado la compra de la cadena canadiense de cafeterías Tim Horton por parte de Burger King, que previamente había sido adquirida por el fondo brasileño 3G Capital.

De la banana a la carne

Pero más allá de la fusión de Heinz-Kraft, las empresas y fondos de inversión brasileros multiplican sus operaciones espectaculares. En 2014, la firma de bananas norteamericana Chiquita Brands pasó a manos de dos multimillonarios brasileños: José Luis Cutrale y Joseph Safra. Ellos lucharon por meses para arrebatarle su presa a la irlandesa Fyffes que también la codiciaba. Los dos brasileños pusieron $ 681 millones sobre la mesa, y con el traspaso de la deuda, Chiquita Brands ha sido valorado $ 1.3 mil millones.
Una compra simbólica ya Chiquita (la antigua United Fruit), Fresh Del Monte y Dole forman el trío estadounidense que ha dominado el mercado del plátano. Safra tiene el fondo de inversión Safra Group que cobró mucha publicidad recientemente por la adquisición del llamativo edificio Gherkin (pepinillo) en Londres. El propio señor Cutrale ha hecho una fortuna con el jugo de naranja a través de una empresa que lleva su nombre.
Otro ejemplo no menos importante de este espíritu de conquista de la agroindustria brasileña es la compañía JBS SA que lleva las iniciales de su fundador José Batista Sobrinho. La carnicería original que fue fundada en 1953, en Anápolis, Goiás se convirtió en líder mundial de la carne, ahora dirigido por su hijo Wesley Batista. Por cantidad de ventas es la compañía de procesamiento de carne más grande el mundo, produciendo carne procesada de vaca, pollo y cerdo, y también la venta de los subproductos de la transformación de estas carnes. Tiene su sede en São Paulo.
La empresa cuenta con 150 plantas industriales en todo el mundo. Tiene ingresos 38.100 millones de dólares y está clasificado en el Top 10 de los agronegocios globales. Aventaja por poco de su gran rival estadounidense Tyson Foods, otra gigante de la carne, aunque aún por detrás y a distancia del mastodonte suizo Nestlé, cuya cifra de negocios superó los 90.300 millones de dólares en 2014(es la más grande empresa privada brasileña en términos de facturación). Ha experimentado un crecimiento acelerado gracias a adquisiciones sucesivas apoyadas por la Banca pública (un cuarto de su capital es propiedad del Banco Brasileño de Desarrollo).
En estos últimos años JBS Friboi, absorbió numerosas empresas: Frangosul, filial sudamericana del grupo francés Doux; la rama avícola de su compatriota Marfrig; el rey del pollo estadounidense Pilgrim’s Pride o las actividades avícolas de Tyson Foods en México y Brasil.En noviembre aumentó su presencia en Australia, adquiriendo Primo Smallgoods, lo que le permite llegar a países como Japón o Corea, mercados en pleno crecimiento. La contracara de esta frenética expansión es su elevado nivel de endeudamiento

Desindustrialización relativa y potencia agrícola: vulnerabilidades del nuevo modelo

Desde hace décadas, a diferencia de la época del milagro económico brasileño, Brasil conoce un proceso de desindustrialización relativa desde los años 1980 y de abandono de la producción de bienes a fuerte contenido tecnológico: el saldo comercial de brasilero de los productos de alto valor agregado es deficitario. Durante la misma época o un poco antes, desde los años 1970 el sector agrícola brasileño conoce un proceso de modernización que se traduce tanto por un alza de la productividad agrícola (mayor rendimiento de la tierra ya explotada, mayor uso de fertilizantes, etc.) como de la concentración brutal de la tierra. Pero la clave junto a esto es el salto los productos elaborados de origen agrícola, sostenidos por una política de subvenciones impositivas, créditos a las exportaciones a la vez que se imponen trabas a los productos no transformados, proceso que se continua una vez liberalizado el sector agrícola con las reformas neoliberales .
Es así que la exportación de materias primas agrícolas no procesadas representaban el 84% de las exportaciones agrícolas en 1960, esta parte no es más que un 20% a al comienzo de 1990 (aunque luego subió de nuevo hacia 2013 en el pico del ciclo de las materias primas). Lo novedoso es el desarrollo de un fuerte sector de procesamiento industrial de la producción agrícola/ganadera, el agronegocio, que abarca casi un cuarto del PBI y sobretodo un 43% del superávit de la balanza comercial.
Las vulnerabilidades de este modelo es que su suerte está ligado a al deterioro de los términos de intercambio ligado a su producción centrada en las materias primas. Luego de un periodo de auge los precios de esta están en retroceso. Es en este contexto que hay que poner a la ofensiva en curso de los grandes grupos brasileros del agronegocio. Las movidas de estos son parte de las maniobras que están sacudiendo la industria mundial de alimentos. La fiebre de fusiones y adquisiciones están en pleno auge. La baja de crecimiento experimentado por los principales grupos industriales con la desaceleración en los “países emergentes” y las dificultades económicas en Europa y las dudas sobre la sustentabilidad del crecimiento en EEUU está generando un nuevo impulso para una nueva oleada de concentración en el sector.
Los grandes grupos de Brasil buscan en su internacionalización comenzada varios años atrás y cada vez más profundizada, escapar a la suerte de los ciclos económicos tanto nacionales como regionales con su alcance global, a costa de profundizar los males estructurales del sector agrícola doméstico.
Este último es una rémora enorme a un desarrollo integral del país con sus características bien desiguales, el aumento de la pobreza rural, la evolución de las desigualdades regionales y la persistencia (y agravamiento a pesar de ciertos paliativos coyunturales en los últimos años, hoy en cuestión); además de la insuficiencia alimentaria debido al desarrollo de la cultura exportadora en contra de la cultura de subsistencia , en especial la producción de porotos y mandioca que se ha estancado y su disponibilidad por habitante ha disminuido.
No hay salida a esto sin una revolución agraria, que toque los intereses y expropie a los grandes magnates del agro brasileño, hoy en día la fracción más concentrada de la burguesía nacional, integrada a su vez por miles de lazos con la gran burguesía internacional.

Juan Chingo
París | @JuanChingoFT

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