jueves, julio 31, 2014

Palestina enfrenta la masacre del sionismo



La política de “tierra arrasada” del sionismo en Gaza continúa, pero la infinita superioridad militar de las fuerzas israelíes enfrenta la resistencia popular.
La tregua de doce horas del fin de semana pasado permitió apreciar en toda su magnitud el horror sionista sobre Gaza: el número de cadáveres descubiertos bajo los escombros durante esas horas elevó en 130 la cantidad de palestinos muertos, totalizando 1.100 víctimas, 6.000 heridos y más de 100.000 desplazados internos (en una población de dos millones de almas). Una alta proporción de los muertos son chicos y casi todos son civiles. Localidades y barrios enteros fueron totalmente arrasados, y se cuentan 1.800 edificios destruidos (incluyendo escuelas, hospitales, centros para discapacitados y para evacuados) y 20.000 viviendas dañadas por las bombas. La economía está destruida, deshecho el alcantarillado, las tuberías, las telecomunicaciones y el sistema eléctrico.
En este cuadro, no queda claro qué es lo que necesita saber el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, que resolvió -con el voto contrario de Estados Unidos y la abstención de los países europeos y Japón- investigar la “posible” comisión de crímenes de guerra por parte de Israel.

Un genocidio en curso

Después de la breve pausa, el sionismo reemprendió su acción criminal, lo que causó en pocas horas más de una decena de muertos y profundizó la masacre en curso. El devastador avance de las fuerzas israelíes enfrenta la resistencia popular. A medida que avanzaron sobre las áreas residenciales, las tropas israelíes fueron sufriendo un número creciente de bajas. Por debajo del desolado territorio, “la red de túneles de Hamas ofrece una ‘segunda Gaza’” (Al Monitor, 25/7) que las FDI han desmantelado sólo parcialmente. Los túneles que obsesionan al ejército sionista han sido perfeccionados y tienen “decenas de kilómetros de largo”, según Yuval Diskin, ex director del Shin Bet (servicios israelíes). Tampoco han logrado aún las fuerzas israelíes detener el lanzamiento de cohetes.
Hezbollah prometió dar “todos los medios de apoyo” a la resistencia palestina, pero no ha dado ninguno.

Cisjordania

El “día de la ira” en Cisjordania revivió en los medios de prensa la imagen de la Intifada. La marcha de 20 mil personas en Qalandia fue la más importante registrada en la zona desde 2005, “cuando la segunda Intifada daba sus últimos coletazos” (El País, 25/7). Como en aquella ocasión, cientos de jóvenes se enfrentaron a piedrazos contra las fuerzas de ocupación. La rabia generada por la prohibición del acceso a la mezquita de Al-Aqsa (Jerusalén) durante el fin del Ramadán, por parte de las tropas israelíes, desembocó en una protesta con decenas de alfombras para rezar tendidas frente a los soldados. Las protestas se extendieron a los barrios árabes de Jerusalén Oriental, donde la represión sionista dejó casi una decena de muertos y 200 heridos. El impacto de las movilizaciones ha llevado al diario israelí Haaretz (27/7) a editorializar que “la guerra en Gaza se ha extendido a la Ribera Occidental y a Jerusalén Oriental, y amenaza con desatar una revuelta general”.

Extorsión

La reunión de París -en la que participaron Estados Unidos, Gran Bretaña, Alemania, Italia, Turquía y Qatar- reafirmó el plan de mediación egipcio (ausente en la reunión), que no contempla ninguna de las demandas de Hamas (reapertura del paso de Rafah, fin del bloqueo israelí, libertad de los presos). Asimismo, omite que cualquier acuerdo serio debe incluir la retirada de los tanques israelíes de la Franja de Gaza. Israel añadió una nueva provocación al exigir a Hamas que se desarme. Lo cierto es que ni siquiera hubo una tregua en regla, porque el ejército israelí no cesó en ningún momento la destrucción de túneles.
A fin de cuentas, como admite el ex jefe de los servicios israelíes, “la gente en la Franja de Gaza no tiene nada que perder, igual que Hamas. Y éste es el problema” (ídem, 24/7).

Gustavo Montenegro

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