lunes, marzo 31, 2014

El negocio de la guerra y el terror en Israel



Las empresas de seguridad privadas israelíes entrenan a turistas, soldados y también operan en otros países, muchos de ellos latinoamericanos. El negocio de la guerra y el terror que impulsa el principal aliado de Estados Unidos en Medio Oriente

Cursos de dos horas en los cuales las personas aprenden sobre el arte de matar. Charlas en las que se mezcla la ideología sionista y la explicación certera para apretar el gatillo de un fusil MiniUzi. Por un puñado de euros, un grupo de empresas de seguridad israelíes extienden el negocio del pánico y el terror no sólo dentro de las fronteras de ese país, sino que lo exportan a todos los continentes. Por si eso fuera poco, firmas como Calibre 3 (www.caliber3range.com) ofrecen paquetes para que los turistas desaten su furia disparando a mansalva, siempre guiados por la premisa de que el mundo actual se encuentra asediado por terroristas.

El negocio del terror

Creada en el año 2000, Calibre 3 postula en su portal web que el objetivo es “diseñar e implementar soluciones de defensa eficaces a nivel mundial”. Instalada también en África, Asia y América Central, en 2007 la compañía se expandió a través de un centro de entrenamiento donde llegan soldados, agentes privados y civiles a los que se les cobra entre 90 y 12.000 euros.
En un artículo publicado el año pasado por el diario español La Información, se detallaba que por la módica suma de 90 euros, Calibre 3 les ofrece a los turistas una charla de “siete minutos sobre tácticas antiterroristas”, una “actuación” de 15 minutos “sobre los conocimientos en lucha y disparo que sus instructores emplean en combate”, una lección de media hora “sobre cómo disparar en un ataque contra terroristas” y una práctica de tiro que se puede extender a 45 minutos “con instrucción individual”.
Fusiles de asalto M16, subfusiles Mini Uzi o el nacional mini Travor están al alcance de las manos para quienes toman los cursos y se forman para repeler los futuros ataques de terroristas, en especial si provienen del mundo árabe como repiten día y noche los grandes medios de comunicación.
En declaraciones brindadas en 2010 a la agencia Efe, el teniente coronel de la reserva israelí, ex Mayor de las Fuerzas de Defensa Israel (FDI) y dueño de Calibre 3, Sharon Gat, remarcó que su empresa permite que cada día se entrenen en defensa personal y lucha armada unas 150 personas. Cursos desde un día hasta ocho semanas dictados por treinta instructores, todos soldados de alto rango de unidades de élite del Ejército en la reserva, buscan el adoctrinamiento y la preparación técnica y física de los alumnos para el combate.
Gat recordó que en su país “el terrorismo está en todas partes” y que “si de repente empieza un ataque porque se ha infiltrado un terrorista hay que reaccionar”.
Además de sus propios medios, Calibre 3 cuenta con la cooperación de las FDI que “incluye un alto nivel de operaciones de entrenamiento contra potenciales ataques terroristas en áreas civiles”. Gat admitió que si el Ejército judío “necesitara un sistema especial contra el terrorismo para áreas de alto riesgo”, la firma tendría capacidad “de planificar y llevar a cabo de manera efectiva este sistema”.
En el artículo publicado por La Información, Ran Sosseran, ex militar y copropietario de la empresa, afirmó que el objetivo es “combinar los valores del sionismo con la emoción y el disfrute de disparar, lo que hace la actividad más significativa”. Según Sosseran, “queremos enseñar a la gente que estamos realmente orgullosos de ser israelíes y judíos y que podemos protegernos nosotros mismos”.
La periodista estadounidense Noami Klein, autora del libro No Logo, señaló que compañías como Calibre 3 fueron impulsoras de un nuevo mercado de exportación que trajo lucrativos dividendos a Israel, luego de la crisis de las firmas denominadas empresas punto.com. En apenas tres años, describió Klein, “buena parte de la economía tecnológica” del Estado judío fue “radicalmente reorientada” hacia el negocio de “vender vallas para un planeta trocado en apartheid”, y la industria de la seguridad interior, que apenas existía en el país, se potenció rápidamente. Entre las exportaciones más beneficiosas se encuentran productos como vallas de alta tecnología, aviones no tripulados, procedimientos biométricos de identificación, equipos audiovisuales de vigilancia, sistemas de detección de pasajeros aéreos y de interrogación de presos.

CST Global en América Latina

Marcada como una fachada del Mossad israelí, la empresa de seguridad privada CST Global tiene una historia similar a otras firmas que operan en América Latina como las británicas DynCorp o Defense System LTD (DSL), donde el simple asesoramiento a las fuerzas militares de varios países latinoamericanos, es puesto cada vez más en tela de juicio. La firma es presidida por el general retirado Israel Ziv y por el ex brigadier general Yosi Kuperwasser, quien se desempeñó como jefe del Departamento de Investigación del Servicio de Inteligencia militar israelí.
CST Global tuvo su momento de mayor reconocimiento luego de la Operación Jaque organizada por el gobierno del ex presidente Álvaro Uribe para liberar a 15 retenidos de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (Farc), entre las que se encontraba Ingrid Betancourt. Una investigación del periodista guatemalteco Percy Alvarado indicó que esta firma mantiene contratos con el Estado colombiano por 10 millones de dólares, “el cual incluye no solo el abasto de armas y logística de guerra, sino también asesoramiento en contrainsurgencia y labores de inteligencia”.
Aunque CST Global afirma no tener relación alguna de subordinación con el gobierno de Tel Aviv, fue señalada como pieza esencial del complejo militar-industrial israelí, ya que es parte del grupo Mikal, la segunda compañía privada israelí productora de armamento.
Luego de la Operación Jaque, medios de comunicación de Israel revelaron que detrás de ese operativo estuvo la mano de CST Global, aunque el gobierno colombiano negó la información. En ese entonces, la cadena BBC preguntó a una fuente de la empresa, que pidió no ser identificada, sobre el rol en Colombia, a lo cual contestó: “hemos actuado allí y aportamos a la mejora de sus capacidades y más que nada a su forma de organizarse para lidiar con el terrorismo”.
En 2009 se conoció que el Ministerio de Defensa israelí dio vía libre a Global CST para entrenar a las Fuerzas Armadas peruanas por un costo de 9 millones de dólares anuales. Este acuerdo fue confirmado por el Comando Conjunto del Ejército de Perú, con el argumento de capacitar a los militares para enfrentar al narcotráfico y a los pequeños grupos que todavía quedan de la guerrilla Sendero Luminoso. Antes de este acuerdo, CST Global ya había vendido al gobierno peruano equipos de visión nocturna por un valor de 3 millones de dólares.
La presencia de la inteligencia israelí en Honduras se remonta a las décadas de 70 y 80, cuando grupos de élite llevaban adelante una guerra sucia contra las organizaciones guerrilleras. CST Global es señalada por abastecer armas y medios de guerra al régimen hondureño que derrocó en 2009 al presidente legítimo Manuel Zelaya. En Honduras además operan empresas de origen israelí como Alfacom, Intercom, International Security and Defense Systems y Security and Intelligence Advising.
Como señaló Boris Kanzleiter en su artículo “Guerra y Paz S.R.L. Ejércitos y corporaciones militares privadas como actores de las nuevas guerras”, con los ataques a las Torres Gemelas de Nueva York en 2001 y luego de las invasiones a Afganistán e Irak, “se agudizaron numerosos conflictos regionales, así como las "necesidades de seguridad", imaginarias o reales, que crearon nuevos ámbitos de misiones”, para las denominadas compañías militares privadas (CMP) y compañías de seguridad privadas (CSP). Kanzleiter alertó que “los límites entre las misiones legales y los mercenarios ilegales son difíciles de establecer” cuando de por medio se encuentran empresas de este tipo.

Leandro Albani

1 comentario:

Moises dijo...

Frente a los ataques del 9/11 solo queda defendernos.