miércoles, febrero 26, 2014

¡Viva la rebelión popular en Bosnia!



A casi dos décadas de la guerra fraticida en los Balcanes, Bosnia es escenario de una imponente rebelión popular. La clase obrera y la juventud de la ciudad de Tuzla, un centro industrial, tomaron la iniciativa y el levantamiento se ha extendido, prácticamente, a la totalidad de la Federación de Bosnia y Herzegovina, incluyendo la capital Sarajevo y las principales ciudades.
La insurrección en Tuzla comenzó como una protesta contra el cierre de las fábricas privatizadas entre 2000 y 2008. Un centro industrial y cultural floreciente bajo la Federación Socialista de Yugoslavia, vió sus fábricas químicas, de muebles y otras industrias, saqueadas por la antigua burocracia reciclada como nuevos propietarios. Los privatizadores ni siquiera estaban interesados en garantizar el funcionamiento de las plantas. Vendieron los activos, muchos de ellos se declararon en bancarrota, y despidieron a los trabajadores sin indemnización.
Las demandas económicas del movimiento se combinaron velozmente con reclamos de neto corte politico. El reclamo de que se vaya el gobierno se ha generalizado. Entre los reclamos figura la abolición de los acuerdos de Dayton, que han transformado a Bosnia en una suerte de protectorado bajo la batuta de la Unión Europea. Esta división fue realizada siguiendo los criterios étnicos y religiosos fogoneados por los partidos nacionalistas serbios, croatas y bosnios.
Uno de los datos salientes de la movilización en curso es que los manifestantes impugnan al nacionalismo y sus partidos. El movimiento, aunque todavía en forma circunscripta, ha despertado simpatías en la Republica serbia de Bosnia, Croacia y Serbia, donde se han organizado manifestaciones solidarias con la rebelión. Estamos frente a un giro político superador de las rivalidades étnicas y religiosas.
Al calor de la movilización se extiende la deliberación popular. La rebelión ha colocado sobre el tapete la necesidad de desplazar a la burguesía restauracionista saqueadora, y poner fin al régimen de protectorado impuesto por el imperialismo, y reemplazarlo por un gobierno de trabajadores y una federación socialista de los Balcanes.

Pablo Heller

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