sábado, mayo 25, 2013

Gregorio Selser, un investigador-militante de las realidades de Nuestra América



A 20 años de su aniversario luctuoso, es necesario plantear-replantear-recordar-vislumbrar la vida y obra de Gregorio Selser, un acucioso investigador-historiador-periodista-divulgador de la historia contemporánea de América Latina; un entrañable formador-maestro-tejedor del anti-imperialismo como brújula de la accidentada geografía-historia-gesta de nuestra patria grande; un consecuente militante del periodismo de investigación-acción-denuncia; un hombre afable-modesto-generoso para quienes nos acercábamos en búsqueda de su siempre pertinente consejo.
Para ello, aquí destacamos el compromiso político que permeó su obra, digno de mención y de memoria; y, sobre todo, el rescate historiográfico --como basamento de nuestra identidad latinoamericana-- que significó para muchos de nosotros sus memorables trabajos, algunos de los cuales se tornaron clásicos, como: Sandino, General de hombres libres (1955) y El pequeño ejército loco (1958), obras bandera-símbolo-imaginario de resistencias y revoluciones, pero, también, paradigma de una ciencia social comprometida con su realidad social. Recuerdo que las tareas internacionalistas de la Nicaragua de la década de los ochenta tuvieron lugar con el acompañamiento de estas lecturas obligadas, referentes imprescindibles para comprender a ese pueblo de guerreros y poetas. En especial, Sandino, general de hombres libres, publicado originalmente en 1955, se reeditó cuatro años después, con mucha más documentación y con prólogo del escritor guatemalteco Miguel Ángel Asturias, pasaba de mano en mano entre esa generación formada al calor de las revoluciones cubana y nicaragüense.
En Apuntes sobre Nicaragua” (1981) se recapitula todo el movimiento emancipador y libertario de Sandino, la lucha contra la invasión norteamericana y su enlace con las figuras de Zeledón, el papel de la iglesia, la dinastía Somoza y sus tratados, sus alianzas internacionales con el Fondo Monetario Iinternacional y con Israel; también se aborda la batalla por el poder y las empresas transnacionales en Nicaragua, y sobre todo, la resistencia del pueblo nicaragüense por medio de las armas y la poesía, cerrando con el fin de la sangrienta dictadura.
A lo largo de su vida, Selser impulsó, con todo el peso ético y la seriedad investigativa-informativa que lo caracterizaron, lo que todo investigador debe tomar en cuenta, y por ello, Selser es un ejemplo claro y digno del balance-equilibrio-coherencia entre los datos, la objetividad, la belleza, incluso literaria, de la narrativa-trama, y el contenido-perspectiva de la razón de clase, de las determinaciones estructurales de los personajes, de la comprensión inequívoca y sigilosa de toda obra que pretenda dar cuenta --para las generaciones que nos siguen-- de lo que los hechos históricos significan para una lucha de liberación.
Gregorio Selser no solo fue un ejemplo del cómo abordar los temas; también, fue toda una panacea del quehacer histórico, literario y comunicativo, con su inmensa labor periodística. La muestra probatoria radica en todo lo que de su pluma salió, y se confirma con todos los intentos de los poderosos por callarlo y detenerlo en su búsqueda infinita por encunar ideas y mostrar cuidadosamente la verdad-realidad que le tocó vivir, que lo encausó a comprometerse congruentemente con todo lo que escribió prolíferamente, en la década de los sesenta, por ejemplo: El Guatemalazo (1961); Diplomacia, garrote y dólares en América Latina (1962); El rapto de Panamá: de cómo los Estados Unidos inventaron un país y se apropiaron de un canal (1964); Alianza para el progreso, la mal nacida (1964); ¡Aquí, Santo Domingo! La tercera guerra sucia (1966;) Espionaje en América: el Pentágono y las técnicas sociológicas (1966); De Dulles a Raborn: la CIA, métodos, logros y pifias del espionaje (1967), todas ellas, obras de coyuntura-actualidad que dan cuenta principalmente de las agresiones imperialistas, de sus métodos abiertos-encubiertos-diplomáticos, siendo uno de los primeros intelectuales latinoamericanos en estudiar los aparatos de inteligencia de nuestro enemigo histórico que se despliegan con especial fuerza a partir de la fundación de la Agencia Central de Inteligencia en 1947, cuando Estados Unidos inicia la llamada “guerra fría”, recrudecida en Nuestra América con el triunfo de la revolución cubana en 1959, y 20 años después, con el de la sandinista.
Selser se convirtió en el cronista-historiador-sociólogo-periodista-maestro --con los grados máximos que le dio la universidad de la vida--, a partir también de una de sus grandes cualidades cómo investigador, antes que el Internet existiera, el meticuloso registro, la clasificación de su gran acervo bibliográfico, de sus archivos periodísticos-documentales-representativos de toda la información que circulaba y utilizaba para integrar sus textos sobre toda la situación de América Latina y el Caribe, sobre las redes del dominio imperial, sobre la propia metrópoli estadounidense. Este archivo, ahora situado en la Universidad Autónoma de la Ciudad de México, se ha constituido en un hecho sin precedentes desde cualquier punto de vista, pues, se encuentra etiquetado y organizado de acuerdo a los distintos temas que Selser devoró en cuerpo y alma. El resultado de esa labor fue la creación de uno de los centros de documentación más importantes de Nuestra América, particularmente para el estudio de la historia de las relaciones entre Estados Unidos y esta región en el siglo XX. Hoy, está ordenado en 150 archiveros de que contienen 3.700 carpetas con recortes de prensa y 50 revisteros con publicaciones de Argentina, Cuba, América Central, Estados Unidos, Puerto Rico y algunos países europeos. Este archivo también incluye ponencias universitarias, panfletos, discursos de líderes políticos y conferencias académicas.
En el archivo también están los datos biográficos de todos los tiranos sudamericanos, centroamericanos y caribeños del siglo XX y de la mayoría de personajes clave de la política exterior estadounidense, desde los presidentes James Monroe, Theodore Roosevelt y Ronald Reagan, todos ellos exponentes del destino manifiesto, del siglo XIX al XX, hasta secretarios de Estado, cómo Henry Kissinger, del que publicó “Informe Kissinger contra Centroamérica” (El Día, México, 1984), un documento dirigido a quienes mandaban Estados Unidos para aconsejarles sobre los medios que deben emplear en la coyuntura revolucionaria del istmo centroamericano para contener y reprimir el proceso de cambio protagonizado por los pueblos de la subregión, en nombre de los intereses y la seguridad nacional de Estados Unidos.
Este texto, por su contenido y por lo revelador de sus mensajes francos o implícitos, lo hacen sumamente instructivo para los estudiosos de la temática y los problemas de nuestro subcontinente. El “Informe Kissinger”, con sus notas y comentarios, destaca Selser: “nacieron del conjunto de reuniones…y de las sugerencias y lecturas suscitadas por ese intercambio y comunión de latinoamericanos. Al dejar sentada nuestra gratitud a esos estudiosos, a cuya generosidad y sapiencia deben atribuirse los aciertos que pudiesen hallarse en esta edición, corresponde señalar que las omisiones, fallas o errores son de exclusiva responsabilidad de este autor. Esta contribución no ha tenido en momento alguno la intención de ser una respuesta a Kissinger, sino sólo una herramienta de trabajo útil para quienes se propongan abordar la temática de ese proyecto imperial revestido de prosopopeya y ropaje académico. En este sentido, es mucho más lo que resta por analizar, descubrir y refutar desde nuestra óptica iberoamericana. Importaba empero, sobre todo, proporcionar una traducción menos chapucera que la que nos propinó la Universidad de Boston y, que no es poco, más responsable y fiel al original. Y más honesta” (Selser, “Informe Kissinger contra Centroamérica”, El Día, 1984, p. 8.)
Selser dentro de sus archivos también contaba con obras alusivas a la actividad de los contras en Honduras y Costa Rica, información muy importante para la conducción sandinista revolucionaria de la guerra patriótica de defensa nacional, las operaciones terroristas de los cubanos refugiados en Miami, la guerra de las Islas Malvinas y la venta de armas israelíes a dictaduras latinoamericanas.
Antes del golpe militar del 24 de marzo de 1976, el escritor publicó La CIA en Bolivia (1970), Los cuatro viajes de Cristóbal Rockefeller (1971), De la CECLA a la MECLA o la diplomacia panamericana de la zanahoria (1972), Una empresa multinacional: la ITT en Estados Unidos y en Chile (1974), Chile para recordar (1974), Los marines: intervenciones norteamericanas en América Latina (1974) y De cómo Kissinger desestabilizó a Chile (1975).
A partir de su exilio mexicano, Selser publicó –entre otros títulos– La batalla de Nicaragua (en colaboración con Ernesto Cardenal, Gabriel García Márquez y Daniel Waksman, 1980), Bolivia, el cuartelazo de los cocadólares (1982), Reagan: de El Salvador a las Malvinas (1982), Honduras, república alquilada (1983), Nicaragua de Walker a Somoza (1984), Cinco años de agresiones estadunidenses contra Centroamérica y el Caribe” - 1979-1984 (1984), Salvador Allende y Estados Unidos: la CIA y el golpe militar de 1973 (1987) y Panamá: érase un país a un canal pegado (1989).
Selser también redactó una monumental Cronología de las intervenciones extranjeras en América Latina, en cuatro tomos, que comienza con la independencia de Estados Unidos en julio de 1776 y concluye con la invasión norteamericana a Panamá en diciembre de 1989. Aquí encontramos toda la historia del continente, desde Alaska hasta la Patagonia; se trata de la descripción día a día de más de 200 años de luchas emancipadoras, guerras civiles, conflictos fronterizos, tratados de límites, convenios comerciales, acuerdos diplomáticos, golpes de Estado, asesinatos políticos, rebeliones armadas, movimientos insurgentes, negociaciones de paz, elecciones. En más de dos mil páginas Selser describe la actividad de presidentes, militares, embajadores, líderes populares, agentes secretos, guerrilleros, héroes, mártires y traidores. (Ver: http://www.jornada.unam.mx/2010/11/10/politica/018n1pol)
Una de las facetas más notables de su proyección humanista, y la entrega generosa de su persona a la colectividad, es su labor docente, parte importante del profesional en la divulgación que fue Selser. Aquí hay que mencionar el papel de conciencia crítica que representó en el Centro de Estudios Latinoamericanos de la UNAM; su presencia en numerosas universidades europeas, empezando por la Complutense, y su cercanía con los jóvenes estudiantes de todas latitudes, para quienes siempre tenía tiempo.
Gregorio Selser fue un incansable creador de opinión-información-divulgación en torno a las condiciones estructurales sociales, políticas, económicas y culturales de toda América Latina. Se sitúa, sin duda, a lado de los intelectuales más significativos que han dado razón y existencia al pensamiento crítico de Nuestra América. No escatimó ningún esfuerzo en plasmar de manera objetiva sus reflexiones y su sentir en una cuestión trascendental para la condición humana: la libertad de pensamiento y acción. En una época en que una buena parte de la academia y la intelectualidad se refugian en el cientificismo, la acumulación de prestigios y la alineación al orden establecido, el recuerdo de ese artesano de la palabra-unida- inevitablemente-a-la-actividad-política-en-favor-de-los-desposeídos cobra vida y vigencia, interpelando y alumbrando a la oscurana.

Gilberto López y Rivas
Rebelión
27/09/2011

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