lunes, agosto 06, 2012

Prólogo a Anarquismo y Comunismo de Preobrazhenski



El transcurrir de los años y de los acontecimientos ha incrementado la importancia del libro Anarquismo y Comunismo de Evgeni Preobrazhenski, uno de los teóricos más destacados del período de la formación del joven Estado soviético.
Preobrazhenski ingresó en el Partido Socialdemócrata Obrero Ruso en el año 1903 adhiriéndose a la fracción de Lenin. El haberse unido al partido antes de la revolución de 1905 sería considerado todo un certificado de calidad revolucionaria. Preobrazhenski participó activamente en la revolución de 1905, trabajando como revolucionario profesional en su región de origen, los Urales.
La vida de Preobrazhenski de 1907 a 1917 fue similar a la de centenares de revolucionarios profesionales dentro de Rusia, es decir, una combinación entre militancia y prisión. Mantuvo su actividad militante en el periodo más duro de la reacción posterior a la revolución de 1905. Participó como delegado en la Conferencia de Finlandia de 1907.
En aquellos tiempos no era rara la colaboración conjunta entre miembros de distintas tendencias. Recordemos que no fue sino hasta 1912 cuando Lenin decidió construir la tendencia bolchevique como un partido distinto de los mencheviques dirigidos por Yuli Martov y Fiódor Dan. En todo este periodo Preobrazhenski se mantuvo firmemente en el campo bolchevique.
Cuando estalla la revolución de 1917 se inclina a favor de la toma del poder de la clase obrera que promovía Lenin en contra de las posiciones conciliadoras de Lev Kámenev y José Stalin. El triunfo de la revolución lo lleva a adoptar posturas cada vez más radicales generando una colaboración temporal con Nicolás Bujarin, que en el periodo inmediatamente después de la toma del poder era el dirigente de la fracción ultraizquierdista de los “comunistas de izquierda” que se opusieron a la Paz de Brest-Litovsk.
Conjuntamente con Bujarin, Preobrazhenski elaboró El ABC del comunismo en 1919 durante la guerra civil. Dicha obra fue uno de los primeros materiales de divulgación de las ideas y métodos de la revolución rusa y fue base para la formación de los Partidos Comunistas de los primeros años de la Internacional Comunista.
Su capacidad de organización del partido en los Urales durante la Guerra Civil le dio un enorme prestigio por lo que, tras la muerte prematura del secretario del Comité Central, Yakov Sverdlov, es nombrado junto con Kretinsky y Serebriakov para sucederlo. Estos hechos ocurrieron entre 1920 y 1921.
El papel que jugó en la dirección del partido en dicho periodo marcó profundamente su actividad práctica y teórica; enfrascándose en la lucha por la defensa de la Unión Soviética precisamente en momentos cuando la crisis económica generada por la Guerra Civil obligó al viraje conocido como Nueva Política Económica (la NEP). Al mismo tiempo, se dio cuenta del paulatino proceso de burocratización que empezaba a hacerse evidente y que preocupó tanto a Lenin en sus últimos años.
Terminada la guerra civil, se profundiza una crisis económica muy grave que conduce a un intenso debate dentro de las filas del partido. Es la época en la que Lenin lanza la Nueva Política Económica, basada en la apertura de ciertos espacios para el mercado, especialmente dentro del sector agrícola.
La adopción de la NEP fue un paso atrás necesario en vista de las circunstancias del aislamiento de la revolución en condiciones de terrible atraso económico y pobreza generalizada. Es en esa época cuando sale su libro Anarquismo y Comunismo.
El debate desarrollado en el marco del X Congreso del partido genera diversos cambios dentro de la estructura dirigente. Como resultado de ello, Preobrazhenski sale de la Secretaría del CC, manteniéndose como suplente en el Comité Central.
No fue una coincidencia que tanto Preobrazhenski como Kretinsky y Serebriakov, compañeros suyos en el Secretariado del CC, se acercaran a los puntos de vista de Trotsky tras la muerte de Lenin.
Es en ese contexto que Preobrazhenski profundiza sus estudios sobre la planificación económica, siendo uno de los primeros en plantear la necesidad de una política de industrialización como alternativa de mediano plazo a la NEP. Este proceso lo va acercando más y más a Trotsky. En 1922 publica De la NEP al socialismo, donde desarrolla sus ideas sobre el futuro de la construcción de la sociedad soviética.
Antes de la muerte de Lenin era de lo más normal que el debate político no implicara represalias, de tal modo que Preobrazhenski se mantuvo al frente de las tareas económicas del Estado mientras que continuaba pugnando por un cambio de rumbo.
En 1923, cuando Lenin es obligado por problemas graves de salud a apartarse del trabajo activo, se empiezan a dar manifestaciones de profundas discrepancias dentro de la dirección del Partido. Un sector de la dirección, liderado por Zinóviev, Kámenev y Stalin, reflejando las presiones de la creciente burocracia, empieza una pugna por el poder.
Bajo la bandera de la “lucha contra el trotskismo”, este triunvirato en la práctica propone ideas anti-leninistas y expresa las presiones de los kulaks, los nepmen y la burocracia, en detrimento del socialismo y la clase obrera. En ese contexto, Preobrazhenski se une a Trotsky en la lucha por la industrialización, los planes quinquenales, el fortalecimiento de la clase obrera y la democracia socialista.

Preobrazhenski y la Oposición de Izquierdas

La Oposición de Izquierda en esos tiempos era más una corriente de opinión que un grupo organizado. No obstante, Trotsky siempre fue su referencia principal y Preobrazhenski se convirtió en uno de sus principales voceros impulsando llamados públicos a retornar a los principios de la democracia obrera.
En esos tiempos plantea la “Ley de acumulación socialista” y en 1925 publica La Nueva Economía, que discute el desarrollo económico por medios planificados en el marco de una nación atrasada como Rusia. Los estalinistas centran los ataques políticos contra la Oposición atacando la propuesta de industrialización de Preobrazhenski y la teoría de la revolución permanente de Trotsky.
En 1926, la Oposición se reagrupó en torno suyo e incluyó a la mayoría de los viejos bolcheviques dirigentes de la Revolución de Octubre y a Kámenev y Zinóviev, quienes rompieron con Stalin cuando este, junto con Bujarin, adopta la política anti-leninista del “socialismo en un solo país”.
Hoy, a décadas de distancia, la superioridad de los puntos de vista de la Oposición salta a la vista. Pero el estalinismo sustituyó los argumentos por la represión. Preobrazhenski, junto con todos los militantes oposicionistas, fue deportado a regiones apartadas y aislado de todo medio de comunicación con el exterior. No obstante, se las arregla para mantener debates en relación al futuro de la Revolución.
Desde el destierro y el exilio, la Oposición se entera de que el régimen estalinista había iniciado un viraje a la industrialización tomando como base la colectivización de la agricultura, en su mayoría dominada en aquel entonces por los campesinos ricos (los “kulaks”). Puesto que la Oposición había luchado siempre por la planificación y el desarrollo de la industria, muchos oposicionistas creyeron erróneamente que Stalin había adoptado su programa. Esta fue la base para su capitulación al estalinismo, que arrastró a una gran parte de los dirigentes de la Oposición, incluyendo a Preobrazhenski.
Pero había una diferencia fundamental entre los planes burocráticos de Stalin y el programa de la Oposición, que no imponía la colectivización forzada sino un proceso gradual sobre la base de trabajo político, impuestos e incentivos. Para Trotsky estaba claro que lo que había que hacer en el campo era una reorientación, y no la rapiña delincuencial que Stalin estaba implementando. Por lo tanto, consideró que la política estalinista había dado un paso más hacia la catástrofe. La experiencia posterior le dio toda la razón.
Sin embargo, Preobrazhenski y otros muchos estaban desmoralizados y veían en el viraje oportunista de Stalin una oportunidad para reingresar al partido, aún a costa de retractarse. Destacaban la importancia del proceso de industrialización, pero dejaban de lado la cuestión fundamental de la democracia obrera, que en esos momentos estaba más lejos que nunca.
Lo que ellos veían como una “cuestión táctica” en realidad fue un crimen. La capitulación de un sector muy destacado de la dirección de la Oposición desmoralizó a muchos de sus miembros. A pesar de esto, Trotsky se mantuvo firme, prefiriendo la represión y el exilio forzoso a una capitulación vergonzosa. Sabía que la capitulación no iba a servir ni a la revolución ni a la causa del socialismo.
Trotsky estaba luchando para mantener limpia la bandera del leninismo y de la Revolución de Octubre para las nuevas generaciones. Aunque sabía que iba a ser derrotado a corto plazo, estaba sentando las bases para que la lucha de la Oposición triunfara en el futuro.
Trotsky reconocía la importancia de Preobrazhenski y trató de mantener relaciones cordiales con él a pesar de la ruptura, que tuvo lugar en 1929 cuando él y un grupo de antiguos oposicionistas claudicó a cambio de reingresar al Partido.
La perseverancia de Trotsky le costó el exilio, la persecución y, finalmente, la vida. No obstante, en medio de todos sus problemas, siempre marcó la pauta para futuras generaciones dentro y fuera de la URSS. Sus análisis sobre la degeneración de la Unión Soviética son la base fundamental para cualquier explicación seria del derrumbe que se desató entre 1989 y 1990.
Por su parte, Preobrazhenski, luego de un periodo de silencio, trató de reemprender su labor crítica mientras se mantenía al frente de diversos cargos relacionados con la industrialización. Pero se había equivocado. Lo que él y otros veían como una táctica y una política práctica, era solo una trampa. A Preobrazhenski, al igual que a Kámenev y Zinóviev, nunca más se le dejará en paz. Una capitulación conduce a otra, paso a paso, hacia un final anunciado de antemano. La muerte política conduce inexorablemente a la muerte física.
Historiadores como Pierre Broué tienen la firme convicción de que, dirigidos por Iván Smirnov, los antiguos oposicionistas mantenían contactos y tenían intenciones de reagruparse, y consideraban aún posible rescatar a Preobrazhenski para la lucha, el cual llegó a entablar conversaciones con el núcleo de oposicionistas. No obstante, la policía política reemprende en 1933 una serie de detenciones en contra de los antiguos colaboradores de Trotsky, entre ellos Smirnov y Preobrazhenski.
Entre 1930 y 1933, Preobrazhenski reconoce, de forma velada, lo erróneo que era el camino a la industrialización mediante métodos estalinistas, que inicialmente había apoyado. Después de 1934, era cada vez más evidente que Trotsky había tenido razón respecto a la actitud política de los opositores frente al estalinismo. Preobrazhenski vio su error, pero demasiado tarde.
En 1934, es asesinado Kirov, alto dirigente estalinista, y con ello el régimen da la voz de arranque a la eliminación física de los mejores cuadros del Partido Bolchevique. En ese año, Preobrazhenski es obligado a una nueva capitulación ante el congreso del partido. En 1936 ejecutaron a Zinóviev, Kamenev y otros ex compañeros de Lenin, y a finales de ese año Preobrazhenski es nuevamente detenido.
Es probable que hubiera querido utilizar su calidad de ex dirigente de la Oposición para defenderse en los siguientes procesos. No obstante, nunca más volvió a aparecer públicamente, lo cual es un indicio de que al final concluyó que no participar en el perverso juego de Stalin era la última cosa que podía hacer por la causa de su vida: el socialismo. En julio de 1937 fue ejecutado en secreto, lo cual no le concedió a Stalin el placer de exhibirlo como sucedió con Kámenev, Zinóviev y otros que buscaron en vano salvarse mediante una nueva capitulación.
Hoy en día, a pesar de sus errores, las obras de Preobrazhenski siguen manteniendo toda su vitalidad. Son una fuente de inspiración teórica para generaciones presentes y futuras de revolucionarios.

Anarquismo y Comunismo

La obra que publicamos en esta ocasión, Anarquismo y Comunismo, data de los primeros años del régimen soviético. En ella Preobrazhenski examina de un modo detallado los resultados prácticos del anarquismo en el marco de la Revolución de Octubre y la guerra civil.
En el terreno económico cuestiona los efectos disgregadores de las propuestas anarquistas frente a la necesidad de la reorganización económica; en el mejor de los casos, se trataba de simples rodeos a las medidas que ya estaban realizando los bolcheviques, en el peor caso, eran simple y llanamente sabotaje.
En el terreno político, el movimiento anarquista quería la destrucción del poder político soviético, aunque eso supusiera colaborar con las fuerzas burguesas interesadas en el restablecimiento del capitalismo en Rusia. Los lamentables acontecimientos de Kronstadt y la guerrilla de Néstor Majnó en Ucrania así lo confirman.
El presente libro no es una simple denuncia del anarquismo, sino un llamado a la revisión seria de la teoría y los métodos del anarquismo en el marco de un proceso revolucionario concreto, más allá de postulados teóricos o actos de fe. Es al mismo tiempo un llamado a los auténticos revolucionarios a reflexionar sobre las ideas y los métodos más adecuados para llevar a la práctica la transformación socialista de la sociedad.
Su estudio resulta básico a inicios del siglo XXI, cuando las revoluciones nuevamente pondrán a prueba los proyectos de construcción de sociedades distintas al capitalismo.

Centro Marx

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