sábado, junio 30, 2012

Todo Masetti



SE sabía de Masetti y de aquel intento de abrir un frente guerrillero en la región de Salta, Argentina, en 1963, como vanguardia del Ejército Guerrillero del Pueblo, al frente del cual se pondría el Che. Se sabía, pero no todo, y siempre con las interrogantes surgidas del trágico fin de la epopeya, y otras más, que por primera vez se desentrañan en Jorge Ricardo Masetti, el comandante Segundo, un libro de Conchita Dumois y Gabriel Molina, de más de 300 páginas, recién publicado por la Editorial Capitán San Luis.
Viuda de Masetti y licenciada en Historia y Ciencias Políticas, Conchita falleció antes de que el libro saliera de la imprenta, y Gabriel Molina es un experimentado periodista y escritor, Premio Nacional de Periodismo por la obra de toda la vida y autor de los libros Diario de Girón y Bahía de Cochinos, el mayor error de Kennedy.
Ambos autores tuvieron la suerte de conocer y trabajar con Masetti desde los días fundacionales de Prensa Latina, lo que les permitió calar la personalidad del argentino, que por primera vez llega a Cuba con la misión de subir a la Sierra y entrevistar a Fidel, y pocos años después le dice adiós al país, dispuesto a convertirse en guerrillero, en una etapa social y política en América Latina en la que muchos no vislumbraban otra vía ––siguiendo el ejemplo de la Revolución Cubana–– que la lucha armada.
Por lo que cuenta y la manera en que lo hace, El comandante Segundo es de esos libros que agarran y no sueltan, pero se equivocan quienes piensen que estarán ante un texto intrínsecamente glorificador. Lo que predomina en él es un acucioso afán de investigación surgido de numerosos testimonios y opiniones ––no siempre coincidentes en sus puntos de vista y análisis de los hechos–– bibliografía amplia y reveladora, documentos de diversa índole, que incluyen parte de la correspondencia entre Masetti y su esposa, y una reconstrucción, realizada por primera vez, de los preparativos en Cuba, llegada de los guerrilleros a Argentina a través de Bolivia, vida en campaña, traiciones y horas finales del grupo.
"En los meses siguientes, alrededor de abril de 1964 ––se narra––, todo había terminado. La dependencia del exterior para abastecerse de comida, el total aislamiento y las condiciones del terreno resultaron una trampa mortal. De Segundo y su único acompañante no se supo jamás. Desaparece Masetti pensando en la esencia de la vida que supo abrazar para siempre, esa que avizoró y que pasaría como un relámpago por su alma en esas últimas horas como hombre revolucionario".
Entre los testimonios con que contaron Conchita Dumois y Gabriel Molina aparecen dos, de carácter excepcional, ofrecidos por los únicos cubanos supervivientes de aquellos días en Salta, el hoy General de Cuerpo de Ejército Abelardo Colomé Ibarra, y el capitán Alberto Castellano.
El libro no comienza por un orden cronológico, sino con el secuestro de que es víctima Masetti por parte de la Guardia Nacional de Costa Rica cuando, en compañía de otros periodistas cubanos, entre ellos Gabriel Molina, asiste, en 1960, a una Conferencia de Cancilleres en la que, una vez más ––la primera en agosto de 1959–– el gobierno de Estados Unidos trata de aislar a Cuba.
Aunque la parte final del libro se concreta en la guerrilla en Salta, una de sus virtudes radica en la interrelación que establece entre el periodista argentino, Cuba y el resto del mundo en los primeros años de la Revolución.
Los acontecimientos son múltiples: la amistad entre el Che y Masetti, reuniéndose ambos de madrugada; Playa Girón, donde Masetti participa como periodista; la Crisis de octubre, Nikita, el plan Mangosta ––revancha de Kennedy para acabar con la Revolución por todos los medios––; el florecimiento de los movimientos de liberación nacional; los intentos de asesinar a Fidel por parte de la CIA, con integrantes de la mafia incluidos; Argelia y sus líderes brindando apoyo a Masetti; García Márquez hablando de sus días de corresponsal de Prensa Latina en Nueva York; el peronismo, las tendencias periodísticas existentes en los diarios cubanos por aquellos tiempos, y hasta el nefasto sectarismo del que fue víctima Masetti en Prensa Latina por un grupo de provocadores, luego felizmente barridos.
Memoria histórica ––a veces fatalmente archivada–– y revelaciones y análisis objetivos en torno a una gesta de la que se sabía, pero no todo, hacen de Jorge Ricardo Masetti, el comandante Segundo un libro tan abarcador como de imprescindible lectura.

Rolando Pérez Betancourt

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