lunes, junio 11, 2012

Occupy Wall Street sigue creciendo




Por Silvina Herrera, desde Nueva York.

Luego de la masiva manifestación del 1° de mayo, estudiantes, trabajadores y desempleados mantienen el reclamo en las calles para protestar contra la política económica.

Muchos de los parques de Nueva York fueron escenario el pasado 1° de mayo de manifestaciones convocadas por el movimiento Occupy Wall Street. Inmigrantes y jóvenes nacidos en Estados Unidos marcharon por las calles de la ciudad para expresar su descontento con la política económica. Carteles amarillos pegados sobre cabinas de teléfono o avisos publicitarios anunciaban desde varios días atrás la realización de la protesta, que también fue difundida a través de redes sociales y sitios de Internet. “Legalizar, sindicalizar, organizar”, fue el lema de la celebración del día del trabajador que reunió a 50 mil personas en un país que no está acostumbrado a las marchas masivas.
Desde la mañana, empezaron a movilizarse grupos de jóvenes con pancartas de colores dibujadas a mano, expresando los reclamos del movimiento: trabajo legal y fin de las deportaciones para los inmigrantes; acceso a la vivienda, a la educación y a la salud; terminar con el encarcelamiento masivo a los afroamericanos y revertir un sistema de impuestos que beneficia a la población más rica. Por eso, el lema del movimiento es “Somos el 99%”, la gran mayoría ante una minoría que decide el rumbo económico.
Al mediodía el Bryant Park congregó a una agrupación de manifestantes denominada “Occupy Guitarmy”, que llevó sus guitarras para protestar a través de canciones como “El Pueblo Unido”. Estudiantes y trabajadores latinoamericanos se concentraron con su música alrededor del enorme rectángulo de césped del centro del parque rodeado por edificios altos y espejados. A pocas cuadras, en el Madison Sq. Park, otro grupo de jóvenes se preparaba para la gran marcha convocada en el Union Square, un parque con una fuerte tradición de protestas que pudo mantener su impronta de politización. Las agrupaciones de izquierda conservaron este lugar como espacio de reunión para intercambiar ideas y repartir folletos. El Union Square se convirtió en un refugio para los activistas ante la indiferencia del resto de las esquinas cubiertas con puestos de frutas y flores.
En la plaza se congregaron bandas de rock, obras de teatro y grupos de danza que expresaron, a través de manifestaciones estéticas, su mirada de la realidad. El arte se fundió en un cruce posible con la política para dar cuenta de una idea del mundo. Una mujer con un traje de la estatua de la libertad con signos de interrogación, un hombre con una casa de cartón -con la leyenda “Dream House”- sobre su cabeza, dos chicos disfrazados de corazón y de signo $ bailando juntos, todos se unieron en una marcha multitudinaria que partió, pasadas las 17, desde Broadway hasta Wall Street. La protesta fue pacífica, pero hubo represión de la policía que realizó algunos arrestos.
La marcha del May Day fue leída por los integrantes del movimiento como un signo de confirmación y crecimiento, que los alienta a seguir reuniéndose para debatir, intercambiar ideas y expresar su disconformidad. El 15 de mayo hubo una marcha en Time Square al cumplirse un año de los movimientos de indignados en España y en junio Occupy Wall Street tiene una agenda de convocatorias para reclamar por el libre acceso a la educación y contra la represión policial.

En primera persona

Sofía Gallisá Muriente es puertorriqueña y hace ocho años se instaló en Nueva York. Estudia cine, busca trabajo y vive en un departamento de Fort Greene, un barrio tranquilo de Brooklyn, donde los turistas no llegan. Es una zona de árboles que dan sombra y edificios bajos con escaleras, que fue retratada por el director de cine Spike Lee en la película Haz lo correcto. Sofia es editora del diario en español IndigNación y una de las integrantes activas de Occupy.
“En el movimiento participa todo tipo de personas, la mayoría de Estados Unidos, también hay inmigrantes de distintas clases sociales y países. Todos estábamos desilusionados con la falta de conciencia política”, explicó en una tarde de primavera. Sofía enumeró algunos de los logros de la agrupación hasta ahora: “Hay gente que no perdió sus hogares porque el movimiento se ha movilizado y lo impidió. Algunos empezaron una cooperativa, inspirados en la idea de las fábricas tomadas enla Argentina. Occupy generó un cambio enorme en la vida cotidiana. Por primera vez empecé a ver gente preocupada por los otros en esta ciudad, pero no tenemos pertenencias partidarias”.
Una de las cosas que consideran un triunfo es haber logrado incorporar los reclamos sociales al lenguaje cotidiano de la prensa y los funcionarios. “Siento que ya hay una victoria porque se empezó a hablar de nuevo de temas que se habían abandonado. En este país es un tabú total hablar de distribución de riqueza, de clases sociales. Es impresionante cómo cambió el nivel de conversación, gente que nunca iba a marchas está hablando del abuso corporativo. Están problematizando el sistema democrático de EEUU de una manera que no se hacía. Toda la prensa tuvo que hablar de la falta de oportunidades, de las reformas financieras, hasta la prensa conservadora, hasta los candidatos presidenciales. La derecha de lo último que quería hablar era de privilegios y lo tuvo que hacer. Empezaron a hablar del problema de ricos y pobres en este país”, aseguró la joven portorriqueña. Sofía integra el grupo desde el 17 de septiembre de 2011, cuando se creó el movimiento: “Es un milagro que haya empezado, yo a esto no le daba dos días y lleva ocho meses. Para mí es una sorpresa todos los días ver que la gente se acerca y adhiere. Yo estaba harta de Nueva York hasta que empezó esto, estaba pensando volverme a Puerto Rico, pero allá hay una criminalidad y desempleo tremendos. Este movimiento me ha hecho sentirme parte de la ciudad de una manera que nunca había sentido”.
Mario es un cubano que dejó La Habana hace 32 años para probar suerte en Nueva York. Pasa gran parte de sus tardes en Union Square, hablando con cualquier persona que se acerque. Mantiene esa necesidad cubana por contar, por narrar lo que hay alrededor. “Siempre me pareció que la gente en este país no es solidaria. Ahora hay un poco de rebeldía, lo que me hace sentir muy contento, pero todavía hay desprecio de parte de ese 99% por el que estamos luchando”, aseguró y se refirió a la decepción que le provoca la gestión del presidente estadounidense: “Barack Obama no hizo nada por los pobres de este país. Hay 40 mil homeless en Nueva York y la cifra no para de aumentar”.

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