viernes, noviembre 25, 2011

La amazonia, un inmenso pastizal

Los datos son del gobierno federal: el 17.5% de la Amazonía brasileña es área despalada. De ese total, el 62% fue transformado en pasto de ganado vacuno. Imágenes del satélite comprueban que hasta el 2008 un área de 719 mil km2, o sea, tres veces el estado de São Paulo o poco menos que la extensión de Chile, que vio abatidos todos sus árboles. Y, por supuesto, sus ríos y lagos contaminados.
Al contrario de lo que uno se imagina, la agricultura, especialmente la destinada a la producción de granos, como soja, ocupa menos del 5% del área total despalada.
El arma principal de devastación de la Amazonía, la motosierra, derriba árboles y crea pastizales de bajísima productividad, hasta el punto de que una zona del tamaño de un campo de fútbol está ocupada por una sola vaca.
En la Amazonía se concentran 71 millones de cabezas de ganado. Casi todas destinadas a producir carne de exportación. La mayoría de los ganaderos no presenta condiciones para asegurar la productividad de sus rebaños y, al mismo tiempo, para preservar la selva. La inversión para asegurar productividad combinada con preservación es cara y exige, como mínimo, 5 mil cabezas de ganado.
Los satélites monitoreados por el gobierno federal revelan que hay amplias áreas amazónicas en proceso de recuperación, el 21% del total despalado. En total 150.8 km2, cerca de 100 veces el tamaño de la ciudad de São Paulo.
Ante los datos presentados por el INPE (Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales) y por la empresa Embrapa (Empresa Brasileña de Investigación Agropecuaria) no tiene sentido decretar una moratoria a los responsables del despale de la Amazonía, como llegó a proponer el texto del nuevo Código Forestal, con el apoyo del ministro de la Ciencia y Tecnología, Aloizio Mercadante.
Por tanto hay que reformular el proyecto de Código y aplicar multas pesadas y castigos a los responsables del manejo de las motosierras que, al despalar, provocan el aumento del calentamiento global y del desequilibrio ambiental.
Para preservar la Amazonía, mejor que códigos forestales y fiscalizaciones, sería la reforma agraria adaptada a su grandioso ecosistema, de modo que se impida la actividad predatoria del agronegocio, del latifundio y de empresas de mineralogía.

Frei Betto

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