domingo, agosto 28, 2011

El cambio climático está detrás del hambre


La severa sequía en el Cuerno de África, que ha causado la muerte de al menos 30.000 niños y niñas y afecta a un total de 12 millones de personas, sobre todo en Somalia, es directa consecuencia de fenómenos asociados con el cambio climático.
“La presente sequía en el Cuerno de África ha sido provocada por los fenómenos de El Niño y La Niña en el océano Pacífico, que perjudican la normal circulación del agua fría y cálida, y del aire, perturbando las condiciones de humedad en todo el hemisferio sur”, explicó a IPS el científico Friedrich-Wilhelm Gerstengarbe, del Instituto de Potsdam para Investigación del Cambio Climático (PIK, por sus siglas en alemán).
Ambos fenómenos son parte de la oscilación de los patrones climáticos en el sur, que ocurre a lo largo de la zona tropical del Pacífico cada cinco o siete años. Se trata de variaciones en la temperatura de la superficie del este del océano, sea el recalentamiento o el enfriamiento (El Niño y La Niña respectivamente), y el cambio de la presión del aire en el Pacífico occidental.
Ambos fenómenos se producen a la par: la fase de recalentamiento, El Niño, va acompañada de una alta presión en el oeste, mientras que la fase de enfriamiento, La Niña, con una baja presión.
Esas condiciones pueden afectar particularmente a las regiones al norte del Ecuador, como el Cuerno de África.
La sequía está afectando en especial a Djibouti, Sudán, Sudán del Sur y partes de Uganda, además de Somalia. Hasta ahora sólo se ha declarado oficialmente hambruna en este último país, cuyo gobierno carece de elementos básicos para funcionar.
“El Niño y La Niña exacerban las condiciones climáticas a lo largo del hemisferio sur, incrementando la temporada de lluvias en algunas áreas, especialmente en Asia y Australia, y la sequía en otras, sobre todo en África”, indicó Gerstengarbe.
El experto señaló que el cambio climático y las crecientes temperaturas globales que trae aparejadas han dado más intensidad tanto a El Niño como a La Niña, derivando en severas inundaciones en Australia y Pakistán, y la sequía en el Cuerno de África.
Ambos fenómenos han provocado en los últimos dos años temporadas de lluvias particularmente secas y temperaturas extremadamente calientes en África oriental.
Según la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA) de Estados Unidos, La Niña ha causado desde 2008 una fuerte caída en las temperaturas del agua en el océano Pacífico, llevando una “precipitación por debajo del promedio en el Pacífico ecuatorial central”.
Durante los episodios de frío se ven perturbados los patrones de precipitaciones tropicales y de circulación de aire. Las aguas frías en el Pacífico ecuatorial central reducen las precipitaciones entre noviembre y abril, esto es, precisamente la temporada regional de lluvias.
A su vez, el fenómeno eleva las temperaturas en África oriental. Tanto la disminución de las lluvias como las altas temperaturas este año causaron la peor sequía en el Cuerno de África en seis décadas.
“Lamentablemente, debido a la intensificación de La Niña, debemos esperar una mayor desertificación en África y más sequías en la región en torno al Cuerno de África”, añadió Gerstengarbe.
Por su parte, Jean-Cyril Dagorn, a cargo de los programas de ambiente y justicia económica para la rama francesa de la organización humanitaria Oxfam, coincidió en que el recalentamiento planetario estaba exacerbando las condiciones climáticas extremas en África.
“Durante dos años, las precipitaciones han estado por debajo del promedio en África oriental debido a La Niña”, dijo a IPS.
“Pero este año la sequía ha sido extrema, provocando la presente catástrofe humanitaria en Somalia y en otras regiones adyacentes”, añadió.
Dagorn dijo que la próxima temporada de lluvias, prevista a partir de octubre, podría intensificar la crisis. “Lluvias torrenciales sobre tierra extremadamente seca arrasarían los suelos más fértiles, haciendo aun más dramática la crisis de alimentos”, alertó.
El experto señaló que ha habido sequías en el Cuerno de África cada cinco o siete años, pero casi nunca tan extremas.
“Calculamos que, debido al cambio climático y las sequías que causa, la productividad agrícola en la región podría caer más de 20 por ciento en las próximas décadas, especialmente las plantaciones de maíz y frijoles”, dijo.
Además, indicó, los criadores de ganado de la región y los pastores han perdido entre 30 y 60 por ciento de sus animales debido a las condiciones climáticas extremas, agravando la crisis alimentaria.
Dagorn dijo que tanto las políticas agrícolas de los países afectados como la cooperación internacional han fallado para tratar el problema.
La Organización de las Naciones Unidas indicó que 1.600 millones de euros serían necesarios para afrontar la crisis. “Pero Francia, por ejemplo, solo destinó menos de 10 millones de euros”, señaló Dagorn. “Se anunció una urgente reunión de donantes, pero nunca se concretó”.

Julio Godoy
IPS

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