miércoles, mayo 25, 2011

Tras las elecciones del 22-M la gente continúa indignada


Comunicado de Izquierda Anticapitalista

Aunque previsible, la victoria del PP en las elecciones del 22-M ha sido aplastante. El PSOE, por su parte, se ha hundido; mientras que IU ha experimentado sólo un ligero repunte. Destacan también la fuerte presencia en la comunidad de Madrid del españolista UpyD de Rosa Díez y la irrupción de Bildu en Euskadi, que se convierte en segunda fuerza política, desbancando al PSOE.
Por lo que respecta a las candidaturas vinculadas a la izquierda anticapitalista en lugares como Illes Balears, Cantabria, Granada (capital y Pinos Puente), Barcelona (capital y Cornellà), Sant Esteve de la Sarga en Lleida, Girona, Cádiz, Villagarcía de Arousa i Xixón, sus resultados- muy limitados en cuanto a votos -han de valorarse más en términos de difusión de las propuestas anticapitalistas que de otra cosa. Destacan sin embargo el buen resultado conseguido en Cádiz por IA ( 1,56%), que multiplica por nueve los votos conseguidos en las pasadas europeas ; así como la obtención de un concejal por la candidatura “Des de baix” en Sant Esteve de la Sarga (Lleida).
Estas elecciones no han tenido lugar, como inicialmente era previsible, en frío, sino que han contado, a partir de las manifestaciones del 15-M, convocadas por “Democracia real ya”, con la presencia del movimiento de los indignados, que ha estado ocupando muchas plazas del Estado manifestando su protesta y sus reivindicaciones. El naciente movimiento ha demostrado tener un fuerte impulso inicial y una muy aceptable capacidad organizativa, particularmente en Madrid, pero también en el conjunto del Estado. En las tomas de plaza se han juntado muchas gentes: jóvenes, trabajadoras, paradas, hipotecadas, una buena parte de las cuales están realizando su primera experiencia de movilización política; sin embargo, junto a estas personas noveles, han confluido también muchos grupos de acción social y política que llevan ya tiempo desarrollando su actividad. El resultado ha sido un magma fértil, indefinido aun en bastantes de sus planteamientos, pero que viene a cuestionar el sistema imperante, tanto en sus aspectos políticos (corrupción, bipartidismo, sistema electoral, ausencia de participación ciudadana...) como económicos (críticas a la banca y a las grandes empresas, defensa de la gente parada e hipotecada, oposición a las políticas de recortes...). La “Spanish Revolution” ha tenido repercusión mundial y ha suscitado solidaridades en puntos muy diversos del orbe.
Sin embargo el movimiento de “Toma la plaza” ha tenido escasas repercusiones electorales, excepción hecha de su influencia en los repuntes de IU y de otras fuerzas minoritarias de izquierdas en lugares determinados, y es muy explicable que así sea. La mayoría ciudadana está aun convencida de que no existe salida posible fuera del actual sistema y los dos grandes partidos, PSOE y PP, aparecen como gestores del mismo. Desprestigiado el PSOE ante una parte de sus votantes por las medidas adoptadas ante la crisis y por el avance de ésta, sin credibilidad cualquier otra alternativa, el PP ha aparecido como el recambio “necesario”.
Además, ha quedado patente una vez más la solidez del voto de derechas en el Estado español; los sectores ciudadanos afectos al PP, incluyendo a los de la clase trabajadora, parecen impermeables a cualquier discurso que no sea el suyo propio. Los casos de corrupción y enjuiciamientos en el País Valencià o en les Illes Balears para nada han quebrado el voto al PP, que incluso se ha reforzado; lo mismo a sucedido en Murcia, cuyo gobierno debió hacer frente hace poco a una importante movilización del funcionariado contra los recortes impuestos en el sector público.
Los gobiernos autonómicos y municipales del PP continuarán las políticas de recortes que el PSOE ha iniciado, dándoles con seguridad un toque de mayor dureza; podemos contar también con la desaparición o el freno de las escasas políticas sociales desarrolladas por los socialistas y con un incremento de acciones contra las libertades democráticas y contra la gente inmigrante.
La esperanza de cualquier cambio ante este negro panorama, viene, como siempre señalamos, de mano de la movilización social. El nacimiento del movimiento de la gente indignada el 15-M ha sido ilusionante al respecto, porque ha significado el inicio de un proceso de autoorganización de mucha gente joven, trabajadora y afectada por la crisis. Una vez transcurridas las elecciones, éste movimiento- que en principio ha decidido mantener su actividad y convocar nuevas acciones -deberá pasar, sin embargo, por su primera prueba de fuego: demostrando ser capaz de encajar el desánimo ocasionado por los resultados; dotándose de una estructura que permita su permanencia, a la vez que mantener su funcionamiento plural y asambleario; y alzando también una plataforma mínima de acción que apunte tanto a una democracia real, como a la superación de la crisis, aplicando medidas alternativas a las actuales. Hay quien desearía que el movimiento de la gente indignada se mantuviese en la ambigüedad política, demandando tan sólo medidas como un nuevo sistema electoral o la eliminación de la corrupción. Sin embargo, es preciso recordar que el lema de las manifestaciones del 15-M fue “No somos mercancía en manos de políticos y de banqueros”; tal frase expresa con claridad, de manera general, que nuestros problemas han de ser atajados tanto con medidas de tipo político y con medidas de tipo social y económico. Esta consigna fue, también, la que llevó a la calle a las miles de personas que se manifestaron y las ha mantenido después ocupando las plazas. Hay que ser coherentes con ella.
El movimiento de gente indignada no puede pretender esquivar los debates necesarios sobre cuáles son las medidas a aplicar y a defender en los terrenos político, social y económico. Tales debates han de realizarse, con los ritmos y tiempos precisos, y es preciso llegar a conclusiones y ponerse en marcha. El temor a “dejar gente fuera” es comprensible, la masividad del movimiento es necesaria; pero así como necesitamos un movimiento masivo, necesitamos también un movimiento que apunte hacia soluciones reales y eficaces ante los problemas que nos aquejan; tales soluciones para nada pueden ser ambiguas.

25 de mayo de 2011

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