lunes, noviembre 29, 2010

La hora del papelón mayor para Estados Unidos


Más de 250 mil documentos secretos del Departamento de Estado norteamericano quedaron al desnudo, lo que representa la mayor filtración de ese tipo en la historia de filtraciones de información. El sitio web Wikileaks accedió al material y lo adelantó a un puñado de medios, que enseguida se hicieron eco de la noticia en sus páginas web, generando un sacudón al establishment diplomático norteamericano. La mayoría de los cables datan de los últimos tres años hasta el pasado febrero y desvelan el juego de relaciones con muchos países, los intentos de aislar a Venezuela, la obsesión con Irán, la búsqueda de Al Qaida en la Triple Frontera, el espionaje al secretario general de la ONU, además de dejar al descubierto bochornosos comentarios sobre los más variados líderes del mundo.
Wikileaks distribuyó esa sensible información secreta al diario español El País, al británico The Guardian, el estadounidense The New York Times, el francés Le Monde y a la revista alemana Der Spiegel. El Departamento de Estado, que mostró preocupación en estos días por lo que esta fuga de datos podría causar a los intereses del gobierno de Barack Obama, acordó con los medios que no revelaran determinada información que ponga en peligro a las fuentes protegidas o a personas cuya vida podría verse amenazada. El lógico interrogante que se abre ahora es cuánto de lo importante saldrá a la luz.
El diario El País habló en su edición de Internet de los “esfuerzos” de la diplomacia norteamericana “por cortejar a países de América latina para aislar al venezolano Hugo Chávez”. Y destacó documentos de valor histórico, como el que revela la apuesta de la diplomacia estadounidense por el derrocamiento del general panameño Manuel Antonio Noriega o el que detalla ciertos movimientos de Estados Unidos durante el golpe contra Manuel Zelaya en Honduras.
Washington pidió a sus diplomáticos en 2008 investigar la posible presencia de Al Qaida y otros “grupos terroristas” islamistas en Paraguay, en la zona de la Triple Frontera con Argentina y Brasil, según los documentos develados. Washington quería información no sólo de la posible presencia de la guerrilla libanesa Hezbolá o la facción islamista palestina Hamas, sino también de Al Qaida y “agentes estatales iraníes”, según el texto divulgado por Wikileaks.
El cometido de algunas embajadas es casi policial y la de Asunción debió acumular datos físicos de los candidatos a la presidencia en las elecciones de 2008. Un despacho recaba los datos biométricos, huellas digitales, fotos y hasta escáneres de iris de Blanca Ovelar, Lino Oviedo y el hoy presidente Fernando Lugo.
La preocupación que genera el programa nuclear iraní entre los países árabes, incluida Arabia Saudita, es tal que estos gobiernos le suplicaron a Estados Unidos que “aplastara ese programa mientras aún haya tiempo”, revelan los cables diplomáticos estadounidenses en manos de los medios a los que les llegó la información. Según publicó The New York Times ayer, el rey Abdulá de Arabia Saudita imploró a Washington que “cortara la cabeza de la serpiente”. Esa petición tuvo lugar en una conversación en 2008 con el entonces embajador norteamericano en Irak, Ryan Crocker, y con el general David Petraeus, quien estaba a cargo de las tropas de su país en Irak y actualmente es comandante en jefe de las tropas aliadas en Afganistán. Los Emiratos Arabes Unidos llegaron a plantear que “una guerra convencional ahora sería preferible a un Irán nuclear”.
Otro cable señala cómo el rey Hamad bin Isa al Khalifa de Bahrein, donde Estados Unidos mantiene la base de su V Flota, insiste a Washington que el programa nuclear iraní “debe ser detenido”. “El peligro de permitir que continúe es mayor que el peligro de atajarlo”.
Los mensajes exponen también cómo evalúa Estados Unidos el programa nuclear iraní y revelan la creencia de Washington de que Teherán ha obtenido misiles norcoreanos avanzados que podrían atacar capitales de Europa Occidental o Moscú y ayudarle a desarrollar misiles de largo alcance aún de mayor capacidad.
Los archivos revelan un plan de inspiración estadounidense para que Arabia Saudita ofreciera suministro de petróleo a China, de modo que Pekín tuviera una alternativa al flujo de crudo que recibía de Teherán. A cambio, Riad “insistió en compromisos a prueba de bomba de que Pekín se sumaría a las sanciones contra Teherán”, describe.
Estados Unidos ordenó a sus diplomáticos que jueguen un mayor papel en la recolección de inteligencia y realicen tareas de espionaje, como obtener números de tarjetas de crédito o de pasajero frecuente de líderes extranjeros. The New York Times indicó que un cable firmado por Clinton requiere a sus funcionarios en la ONU que obtengan “información biográfica y biométrica de los principales diplomáticos de Corea del Norte”.
La orden secreta para obtener “inteligencia humana nacional” fue enviada a las misiones de Estados Unidos en Viena, Roma y 33 embajadas y consulados. Según uno de los cables, el Departamento de Estado instruyó el año pasado a sus diplomáticos en Naciones Unidas y en algunos países a que desarrollen una labor de espionaje sobre esa institución. Las prioridades para la investigación en la ONU son: Darfur, Sudán, Afganistán, Pakistán, Somalía, Irán y Corea del Norte, seguidas por la reforma del Consejo de Seguridad, Irak, el proceso de paz en Medio Oriente, entre otros asuntos. No se salvó ni el secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-Moon.

El sitio que desvela a Obama

Los cables que salieron a la luz ayer proceden de SIPRnet, una red de comunicaciones supuestamente secreta que utiliza el Pentágono y a la que tienen acceso más de 2 millones de personas.
Una vez más, Wikileaks y sus filtraciones ocuparon ayer el centro de la escena con la revelación de más de 250 mil cables secretos del Departamento de Estado norteamericano. Si bien su portal sufre constantes desperfectos, la información desde allí cumple siempre su objetivo: poner en estado de alarma a Washington y sus aliados.
Wikileaks es un sitio web que desde hace tres años publica informes anónimos y documentos filtrados. Su director es el australiano Julian Assange y, desde hace dos meses, Kristinn Hrafnsson ejerce como portavoz, después de que por una disidencia Daniel Domscheit-Berg dejara su puesto. El lanzamiento del portal se realizó a fines de 2006, pero la actividad arrancó recién en julio de 2007. Desde entonces, su base de datos creció constantemente y llegó a acumular más de un millón de documentos.
El 5 de abril de este año, Wikileaks publicó un video en el que se ve cómo soldados estadounidenses asesinan en Bagdad al periodista de la agencia Reuters, Namir Noor Eldeen, a su ayudante y a otras nueve personas. El 25 de julio, los diarios The Guardian, The New York Times y Der Spiegel dieron a conocer 92 mil documentos sobre la guerra en Afganistán. La información había llegado desde el portal fundado por Assange y denunciaba la existencia de víctimas civiles, fuego, así como conexiones entre la inteligencia paquistaní y los talibán.
El 22 de octubre le tocó el turno a Irak. Wikileaks publicó 391.831 documentos filtrados desde el Pentágono. Allí se difundió que las autoridades norteamericanas dejaron sin investigar casos de abusos, torturas, violaciones e incluso asesinatos cometidos por la policía y el ejército iraquíes, aliados de las fuerzas internacionales que ocuparon Bagdad en 2004. Su trabajo en torno de la difusión de los pormenores de las guerras en Bagdad y Kabul no es su único marco de acción. Por su denuncia acerca de las masacres en Kenia, Wikileaks recibió el año pasado un premio de Amnistía Internacional.
Los cables filtrados ayer proceden de SIPRnet, una red de comunicaciones supuestamente secreta que utiliza el Pentágono y a la que tienen acceso más de 2 millones de personas. La SIPRnet se diseñó para resolver un problema que afectaba a todas las grandes burocracias: distribuir de manera secreta información confidencial entre muchos funcionarios que pueden estar en diferentes partes del mundo. Cualquier funcionario que tenga autorización para acceder a la red, puede echar un vistazo a los documentos del Departamento de Estado. En la última década hubo un incremento en el número de personas al que se le otorgó la “autorización de seguridad”, entre los que se cuentan militares, empleados civiles del gobierno, así como contratistas privados. Y alguno de ellos se lo envió a Wikileaks.
Meses atrás, Don Jackson, de SecureWorks, explicó el éxito de este sitio de filtraciones: “Un diario no puede publicar 90 mil documentos, pero Wikileaks lo puede hacer en cuestión de segundos”. Aunque eso parece cierto, también lo es que el portal es generalmente permeable a ataques, como ayer denunciaron en la red Twitter quienes trabajan en Wikileaks.
De acuerdo con lo que trascendió, Wikileaks está instalada en Escandinavia y sólo cuenta con un staff permanente de unos seis voluntarios, pero sus colaboradores pueden llegar a los mil. Los informantes envían, a través de redes seguras, los datos a los editores de Wikileaks, quienes después de analizar los archivos deciden si se publican o no. La organización enarbola un principio de transparencia radical que significa que cuantos menos secretos existan, mejor será la organización democrática de la sociedad. Wikileaks dice que es un espacio apolítico, pero también remarca que su acción está dirigida contra los regímenes totalitarios en el mundo.
Aunque Assange es uno de los protagonistas de la filtración de ayer, hace unos diez días que no se sabe del periodista australiano. Esto se debe a que, el 18 de noviembre, la Justicia sueca ordenó su captura internacional por un supuesto caso de abuso y violación contra dos mujeres ocurrido en agosto último, cuando visitó Estocolmo. El hombre nacido en 1971 negó los cargos en su contra y desde ese día se volvió una sombra.

Cables filtrados sobre la Argentina

Entre los cables que el diario español El País anuncia que difundirá a partir de hoy, figuran dos relacionados con la Argentina. En uno, la Secretaría de Estado llegaría “a solicitar referencias sobre el estado de la salud mental” de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner. El otro es más antiguo, de 1966, y refiere a la presencia de barcos soviéticos cerca de Malvinas durante la dictadura de Onganía. Fuentes de la Cancillería se negaban anoche a dar una respuesta oficial hasta que no se conocieran los términos y las circunstancias del prometido cable, pero destacaban el “papelón” que implicaba todo el episodio para la diplomacia norteamericana.
Según divulgó Wikileaks, de los más de 250 mil cables diplomáticos dados a conocer, los que tienen que ver con la embajada estadounidense en Buenos Aires no llegan a 2500. De éstos, 1547 no tienen clasificación, 664 son reservados y sólo hay un puñado de secretos. Algunos, incluso, habían sido divulgados en 2009 durante una tanda de desclasificación de información oficial.
Por ejemplo, el de diciembre de 1966, poco después del golpe de Estado que desalojó al radical Arturo Illia y entronizó a Juan Carlos Onganía, en el que consultaba sobre la nueva legislación argentina que ampliaba la jurisdicción de las aguas territoriales de manera de incluir a las islas Malvinas. El cable diplomático incluía un alerta, en la habitual paranoia de la Guerra Fría, hablando de la presencia de buques soviéticos y cubanos en aguas argentinas, pese al carácter eminentemente anticomunista de la dictadura de Onganía. Argentina aprobó la norma y Estados Unidos realizó luego una protesta formal.
Pero todo eso ya es más tema de los historiadores que de los gobiernos. Diferente es lo que pueda saberse de los mensajes realizados en los últimos dos años, período que, según se divulgó, abarca la mayor parte de los cables obtenidos por el sitio web. Según adelantó el diario español El País, uno de los elegidos para dar a conocer la información, en uno de estos mensajes secretos la Secretaría de Estado “solicita información sobre el estado de salud mental” de la Presidenta. En el gobierno argentino respondían entre sonrisas que aún había que esperar para hacer un análisis sobre las características del pedido.
Un diplomático argentino con experiencia en los pasillos de Washington recordaba ayer que alguna vez le habían hecho alguna consulta “parecida”, pero no sobre Cristina Kirchner sino por Hugo Chávez. “¿A usted le parece que está bien de la cabeza?”, le preguntó alguna vez un funcionario norteamericano a ese diplomático. “En nuestro país pensamos que no está bien de la cabeza un presidente que bombardea países sin motivo”, le respondió entonces el argentino. Era la época en que en la Casa Blanca estaba George Bush. “Entiendo”, cerró la conversación el norteamericano.

Así son vistos algunos líderes del mundo

- Vladimir Putin. Lo presentan como un político autoritario y machista, lo que explicaría según los diplomáticos estadounidenses su química con su homólogo italiano, Silvio Berlusconi. “Parece cada vez más el portavoz de Berlusconi”, dicen los memos. Lo denominan “macho alfa”.
- Dimitri Medvedev. Lo tildan de débil y vacilante. Dicen que su esposa, Svetlana, lleva “listas negras” con aquellos funcionarios que no considera suficientemente leales a su esposo.
- Silvio Berlusconi. Hacen mención a las “fiestas salvajes” que el premier italiano realiza y que le trajeron más de un dolor de cabeza.
- Nicolas Sarkozy. Lo denominan el “emperador desnudo” y lo vigilan ante cualquier movimiento que pueda realizar para obstaculizar la política exterior de los Estados Unidos.
- Angela Merkel. Aparece retratada como alguien que evita los riesgos y es poco creativa. La catalogan como metódica, racional y pragmática. Apodan “Teflón” a la canciller alemana porque muchas cuestiones le resbalan.
- Muammar al Gadafi. Hablan de un supuesto uso de botox por parte del líder libio y lo presentan como un hipocondríaco.
- Hamid Karzai. Lo describen como una “personalidad débil”, movida por la paranoia y las teorías conspirativas.
- Mahmud Ahmadinejad. Recibe el nombre de “Hitler”. También los archivos dan cuenta de las maniobras de Washington para bloquearlo.
- Hugo Chávez. Lo tratan de “loco” y dicen que está convirtiendo a un país como Venezuela en una réplica de Zimbabwe.
- Recep Tayyip Erdogan. Hablan de su “arrogante orgullo” y de su “irrefrenable ambición”.

Para EE.UU. es “temerario”

La Casa Blanca condenó la difusión de los documentos y calificó de “peligrosa y temeraria” la filtración de los cables diplomáticos estadounidenses por la página de Internet Wikileaks. En un comunicado difundido con antelación a que varios periódicos de todo el mundo publicaran la filtración facilitada por el sitio, la Casa Blanca aseguró que la divulgación de los cables pone en “peligro” los intereses de Estados Unidos en política exterior, a agentes secretos y “la causa de los derechos humanos, así como las vidas y el trabajo de los individuos” que los defienden. Más temprano se había negado a “negociar” con Wikileaks la publicación de los documentos por considerar que el sitio web lo hacía de manera “ilegal”.

Ataque al servidor

La web Wikileaks denunció ayer, a través de Twitter, un ataque masivo contra su servidor, a pocas horas de que difunda una cantidad ingente de documentos de gobierno, que es material diplomático de Estados Unidos. Pese al ataque a su web, la organización dirigida por Julian Assange aseguró que los cinco periódicos que han tenido acceso previo al material publicarán los documentos, aunque la web de Wikileaks esté caída y nadie más pueda acceder a ellos. En todo el día de ayer la web de Wikileaks experimentaba una negación de servicio (DDOS), lo que significa que ningún internauta puede acceder a ella. Precisamente, en las próximas horas Wikileaks tenía previsto difundir cerca de 250.000 cables diplomáticos de las embajadas y consulados estadounidenses en el mundo, según informó WL Central, un portal que se autodenomina como una “fuente no oficial de Wikileaks”. El 40,5 por ciento están considerados como “confidenciales” y el seis por ciento de los cables, unos 15.600, son secretos, según informó en los últimos días Der Spiegel, uno de los diarios que tuvo un acceso previo a los documentos.

Página|12

No hay comentarios.: