miércoles, agosto 11, 2010

Fidel y Chávez: apostar al corazón


La importancia del hombre, como individuo, en la historia reside en su propia voluntad y capacidad de determinar su desarrollo. Un hombre solo puede cambiar el destino y la historia de la humanidad. Creo que es la mejor forma en la que puedo sintetizar la respuesta a los dos hechos que me han preocupado en mis últimos escritos que nos han dado Fidel y mi comandante Hugo Chávez.
Ante la inminencia de un conflicto bélico de resultados desastrosos y caóticos para la humanidad, Fidel acude a Obama como ser humano, nos habla de que Obama es quien tendrá, por una primera y única vez, el botón nuclear en su mano, quiere decir que de darse esta conflagración será por su decisión y que igualmente, nadie puede tomar esa decisión por encima de él, dentro del orden político norteamericano, de igual forma Hugo Chávez viaja a Colombia y apuesta a Santos, logra en solo tres horas de conversa, una declaración de principios que nos abre una única posibilidad de paz.
No puedo dejar de expresar mi propia sorpresa, pero igualmente debo entender estos hechos como la única puerta posible a dos guerras que serían de temibles consecuencias para el devenir de nuestra humanidad. Se que la misma negativa de Obama a debatir con Fidel pone en entredicho la capacidad personal de Obama para mantener sus principios exaltados por Fidel cuando nos dice que estudió su vida, su biografía y que leyó su libro, se ve de igual forma que lo mismo ocurrió con Chávez y Santos, más de una vez Hugo Chávez hizo referencia a la personalidad y la vida de Santos. Con Chávez si se logró un diálogo que quizá muchos no creerán, más con las repetidas veces en que se trató de hacer lo mismo con Uribe, pero creo que es una obligación tener que creer en que esto funcione, pues de no hacerlo, solo quedará abierto el camino del enfrentamiento que es precisamente lo que se debe evitar a toda costa.
Así como Chávez, a su salida del encuentro le respondió a un periodista que le insistía en el tema de la guerrilla, que había que parar de repetir la misma matriz de opinión, creo que todos debemos de parar de hablar de la guerra como inminente y abrir espacios a la paz. No se puede pretender la paz pregonando la guerra, creo que ambos líderes han hecho un acto histórico que debemos entender.
Podría en el peor de los casos suceder que Santos no respete su palabra, lo que le dejaría como un falso líder ante todos los que lo vimos y escuchamos hablar hoy. Es un compromiso que además Hugo Chávez le ha reforzado con la idea de la grandeza que puede representar una Suramérica unida, basado en los mismos principios bolivarianos. Es la posibilidad de que un corazón en su soledad, cambie. La apuesta de ambos comandantes es al corazón de quienes lideran las fuerzas enemigas, es la insistencia en que hagan conciencia de daño inhumano que nuestros pueblos sufrirán ante las guerras que sus manos pueden firmar, es una invitación a la vida, a la más íntima condición humana que debe quedar en cada uno de estos dos seres: Obama y Santos.
La batalla de las ideas, preconizada por Fidel ya desde hace un buen tiempo, se torna en la última arma importante en la batalla por la supervivencia de nuestra especie. No quisiera empezar a leer a profetas del desastre ni a furibundos izquierdistas que seguirán apostando al enfrentamiento. La crisis que vivimos como especie es de dimensiones tan escalofriantes que se debe dar este salto a lo humano como último camino para evitar una hecatombe.
Los poderes económicos, militares y políticos, se enfrentarán a dos corazones: al de Obama y al de Santos. Por ahora ellos dos son la contención para evitar un final dramático, la inmensidad de estos poderes podrá pasarles por encima, pero igual cada ser humano que tenga que tomar la decisión para una guerra deberá sentir en su corazón el clamor de una humanidad que pide paz.

Venceremos.

Raúl Bracho

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