domingo, abril 18, 2010

Ratzinger protege a Curas Pederastas. Debe explicar o renunciar y ser enjuiciado por encubridor


Entre 2001-2010, sólo el 20% de los 3,000 casos de curas pedófilos son "juzgados" por la Iglesia El abogado Jeff Anderson lleva 30 años persiguiendo curas pederastas por el mundo. Ha interpuesto más de 500 denuncias y ganado multimillonarias compensaciones para las víctimas de abuso sexual de sacerdotes, pero le faltaba algo que recientemente consiguió: la posibilidad de sentar en el banquillo de los acusados al papa Benedicto XVI
Joseph Ratzinger debe renunciar por haber protegido a sacerdotes pederastas, asegura en entrevista el abogado, que interpuso también una demanda contra el cardenal Norberto Rivera Carrera.
Junto al Papa también deberían renunciar todos los obispos y cardenales que en el mundo han participado en estos actos criminales de protección a sacerdotes que han abusado sexualmente de niños. Luego, todos tendrían que ser enjuiciados para exhibir lo que hicieron, para que no se repita en el futuro, agrega.
El Vaticano enfrenta actualmente una de sus peores crisis por la publicación de recientes casos de abusos sexuales de sacerdotes que presuntamente fueron protegidos por Joseph Ratzinger cuando fue prefecto para la Congregación de la Doctrina de la Fe , de 1982 a 2005, en el pontificado de Juan Pablo II.
No es la primera vez que Anderson intenta llevar a juicio a la Santa Sede , al Estado vaticano y al papa en turno. Hace ocho años interpuso la primera denuncia en Oregon y luego insistió en Texas, Florida y Kentucky. El sistema de justicia estadunidense finalmente le ha dado la razón.
Han aceptado que demandemos al Vaticano, dice satisfecho el abogado, de 62 años. No sé si me tocará ver a un papa enjuiciado, pero el Vaticano está realmente preocupado. Hace dos meses apeló de la decisión judicial ante la Corte Suprema , y ha solicitado la opinión de los departamentos de Estado y de Justicia estadunidense. Esperemos que no les den la razón y que nos permitan continuar buscando justicia a través de este caso contra la Santa Sede , para exhibir su sistema de secreto en torno a la protección de sus sacerdotes pederastas, por encima de la seguridad y bienestar de los niños.
Anderson pretende demostrar ante los tribunales que el Vaticano ha funcionado como una organización mafiosa a la hora de atender el problema de la pederastia clerical, basándose en un código de confidencialidad y de protección criminal de los abusadores sexuales con sotana. Esperamos que la Corte Suprema nos dé luz verde y eso puede suceder el próximo verano, comenta entusiasmado.
La Corte Suprema de Justicia de Estados Unidos está compuesta por nueve jueces, de los cuales seis son católicos y el resto conservadores que profesan otra religión. El abogado, sin embargo, está convencido de que esta vez logrará por fin su objetivo: cada día lo que hacemos es extremadamente importante, porque nos acerca más al momento de llevar al Vaticano al banquillo de los acusados. Cada día estamos más cerca de proteger mejor a los niños de México, Latinoamérica, Estados Unidos y el mundo contra este mal endémico que proviene de la Santa Sede.

Archivos secretos

La Iglesia católica en Estados Unidos ha gastado más de 2 mil 200 millones de dólares en indemnizaciones a 15 mil víctimas de abusos sexuales de cuatro mil sacerdotes y religiosos procesados.
Jeff Anderson sostiene que los sacerdotes pederastas son empleados del Vaticano y considera a la Santa Sede como una empresa cuyos trabajadores cometieron delitos en Estados Unidos y otras partes del mundo. En esta tragedia hay muchas mentiras e inocentes, por tal motivo este es un caso muy serio. Estoy convencido de que los miles de víctimas sobrevivientes de pederastia clerical que existen en el mundo se irán uniendo para buscar justicia y llevar al Vaticano ante la justicia, para que elija el camino de la verdad en lugar del secretismo y la conspiración, afirma.
El caso de Oregon se basa en la denuncia de una víctima no identificada que en 1965 padeció abusos del sacerdote Andrew Ronan en la iglesia St. Albert, en Portland. Los documentos de la demanda señalan que Ronan había sido acusado de abusar sexualmente de niños en los años 50 en la arquidiócesis de Armagh, Irlanda, por lo que fue trasladado a Chicago, donde nuevamente violó niños en la escuela católica St. Philip y después fue enviado a Portland. Murió en 1982 sin ser enjuiciado. El camino del cura pederasta dejó una estela de denuncias de abusos sexuales por donde era transferido por sus superiores y bajo la autorización de la Santa Sede , según Anderson.
El caso llevado a los tribunales en Kentucky está compuesto con las demandas interpuestas en 2004 por tres hombres abusados por sacerdotes que servían en las iglesias de ese estado. La justicia estadunidense ha decidido que el Vaticano no tiene más inmunidad en este tipo de causas, dice el abogado, que basa sus demandas en el argumento de que fue la Santa Sede la que conspiró con las diócesis católicas y las órdenes religiosas de los sacerdotes abusadores para cambiar a los agresores y evitar que fueran procesados.
El caso de Florida se basa en la denuncia de Rick Gómez, quien fue abusado en 1987 por el sacerdote salesiano William Burke en la escuela Mary Help, de Tampa. Cuando la policía fue a detener al cura, éste había sido trasladado por sus superiores a otro estado. La Iglesia tiene la política de transferir a los agresores. Todos los caminos para ocultar los crímenes conducen al Vaticano, añade Anderson.
El abogado estadunidense pretende que los tribunales obliguen al Vaticano a abrir sus archivos secretos sobre sacerdotes abusadores y así exhibir las mentiras, el encubrimiento sistemático, el silencio y los documentos y procedimientos que utilizaron como base para protegerse a sí mismos, en lugar de brindar seguridad a los menores.
De las tres diócesis católicas estadunidenses encausadas, los tribunales estadunidenses han aceptado por lo pronto la denuncia de Oregon. Al Vaticano le preocupa particularmente esta histórica sentencia de la Corte de Apelación Federal de Portland, porque reconoció el derecho de la víctima a iniciar una causa civil contra la Santa Sede , lo que puede animar a los tribunales de otros países a actuar de la misma forma y exigir responsabilidades al Papa por los miles de casos de abusos sexuales de sacerdotes católicos contra menores.
“El Papa es un infractor secreto –dice sin ambages Anderson–, vive en la negación, a pesar de su responsabilidad. Es un líder que ha perdido la causa de la protección de los niños; por tanto, es un líder fracasado que ha preferido cuidar la reputación de su oficina, en lugar de defender la seguridad de los niños.”
Jeffrey Lena, el abogado que la Santa Sede ha contratado para defender sus intereses en Oregon, tiene su despacho en Berkeley, California; argumenta que el Estado Vaticano está protegido por el documento Foreign Sovereign Immunities Act, que prohibe interponer denuncias contra países extranjeros.
Anderson, sin embargo, sostiene que su lucha social no es contra un Estado soberano que puede reclamar inmunidad: Esto va más allá del Vaticano y el poder de un Papa. Se trata de un problema endémico en la cultura clerical, que ha provocado miles de víctimas en Estados Unidos y el resto del mundo. El Papa, la máxima autoridad, tiene que responder. Se trata sólo de un hombre sometido a proceso. Eso es todo. Un hombre que permitió que continuara todo este sufrimiento. Es sólo un hombre que otro hombre (un juez) puede condenar.

La renuncia no es solución

El abogado que mantiene su despacho en St. Paul, Minnesota, considera que, a estas alturas, Benedicto XVI debería haber renunciado, pero aclara: La dimisión del Papa no es una solución, si no está acompañada de una verdadera transformación. Si dimite y llega otro y nada se hace por cambiar el sistema de silencio, secreto y protección a los sacerdotes abusadores, todo será igual. Nada habrá cambiado. Cambiar a los hombres no cambia el problema.
Añade: Por primera vez en el Vaticano están realmente preocupados, más que preocupados, diría yo. Están cambiando el discurso, porque saben que tarde o temprano la justicia los alcanzará y la verdad saldrá a la luz. Y hasta que no acepten su responsabilidad y sean llevados a los tribunales para que digan esa verdad, nosotros estaremos allí. Los sobrevivientes han asumido que esto se trata de un trabajo de cada día. No vamos a claudicar.
–Por primera vez, usted está más cerca de lograr encausar a la Santa Sede , pero ¿cómo cambiar un sistema de protección a sacerdotes pederastas que ha funcionado por los siglos de los siglos?
–Lo que realmente se necesita es llevar a juicio a la oficina del Vaticano, al Estado Vaticano, al Papa, a los obispos y cardenales, para que admitan su responsabilidad y asuman las consecuencias, a fin de forzarlos a decir la verdad; a limpiar la Santa Sede ; a abrir los archivos secretos, y a decir dónde están los sacerdotes abusadores, algo que ellos saben perfectamente porque son ellos quienes los cambian de lugares y países para evadir la justicia. El Vaticano tiene que optar por la justicia, en lugar del crimen.


Que el Papa explique o renuncie

La Prensa, 15 de abril de 2010

Los artículos de ‘The New York Times' reportan la triste realidad de que sólo un 20% de los 3 mil casos de sacerdotes acusados de abuso sexual entre 2001 y 2010 son juzgados por la Iglesia.

Jorge Ramos

Las acusaciones contra el papa Benedicto XVI son muy graves. Lo acusan de encubrir y ocultar a sacerdotes pedófilos que violaron a niños. Ya es hora de romper el silencio papal.
¿Y el Papa? Que explique claramente si encubrió unos tres casos muy concretos de abuso sexual o que renuncie. Nadie debe estar por encima de la ley.
Primera acusación: Cuando el entonces cardenal Joseph Ratzinger (el actual papa Benedicto XVI) era arzobispo de Munich, presidió una reunión el martes 15 de enero de 1980 en la que se autorizó el traslado de un sacerdote pedófilo, Peter Hullerman, de la congregación de Essen a Munich en Alemania. Hullerman, según una investigación de The New York Times, no negó haber abusado sexualmente de, al menos, tres niños en Essen.
Ratzinger está en la lista de personas que recibieron un memorándum fechado el 1 de febrero de 1980 que confirma el traslado de Hullerman a Munich. Al poco tiempo, Hullerman volvió a trabajar con niños y en 1986 fue encontrado culpable de abusar sexualmente a varios menores en una parroquia de Baviera.
La pregunta es si el futuro Papa pudo haber evitado nuevos abusos y no lo hizo. Tampoco entregó a Hullerman a la policía. ¿Por qué? ¿Para proteger al criminal y no a las víctimas?
El portavoz del Vaticano, el reverendo Federico Lombardi, dice que el actual Papa “no tuvo conocimiento” de la decisión de transferir de parroquia a Hullerman y que la culpa radica en su subalterno, monseñor Gerhard Gruber. Pero hay muchas dudas de que esa versión sea cierta. Benedicto tiene que explicar o renunciar.
Segunda acusación: Ratzinger –quien estuvo a cargo de la Congregación de la Doctrina de la Fe de 1981 al 2005– decidió no expulsar del sacerdocio en Milwaukee, Wisconsin, al reverendo norteamericano Lawrence C. Murphy, acusado de molestar sexualmente a por lo menos 200 niños sordos en una escuela en St. Francis, Wisconsin, según un reportaje de The New York Times. Tampoco lo entregó a la policía. ¿Por qué no?
Las acusaciones y las pruebas contra Murphy datan de 1950 a 1974. Pero cuando Ratzinger, en 1996, recibió dos cartas sobre el caso por parte del arzobispo Rembert G. Weakland de Milwaukee, no las respondió, según el reportaje. En lugar de ser entregado a las autoridades por su actividad criminal, Murphy fue transferido a otra diócesis y murió, tranquilamente, como sacerdote, en 1998.
¿Ratzinger –encargado en ese entonces de todos los casos de abuso sexual en la iglesia– protegió al criminal y no a sus víctimas? Benedicto tiene que explicar o renunciar.
Tercera acusación: Ratzinger tenía absoluto conocimiento del caso del sacerdote pedófilo mexicano Marcial Maciel, fundador de los Legionarios de Cristo. A pesar de las múltiples evidencias de sus crímenes en su contra, reconocidas reciente y públicamente por la orden, Ratzinger, ya como Papa, no envió a Maciel a la cárcel en el 2006. En cambio, conminó a Maciel a llevar una vida de oración y reflexión. ¿Por qué? ¿Qué tipo de moral es esa? Si el Papa sabía que Maciel era un criminal desalmado, ¿por qué lo protegió de la justicia civil? Que explique Benedicto o que renuncie.
Los artículos de The New York Times reportan la triste realidad de que sólo un 20% de los 3 mil casos de sacerdotes acusados de abuso sexual entre el 2001 y el 2010 son juzgados por la Iglesia católica. Pero a los culpables no se les envía a la policía. La Iglesia católica tiene una política oficial de encubrimiento. ¿Cuál fue el papel del actual Papa en la implantación de esa política de protección a criminales?
La actitud del Vaticano sobre los casos de abuso sexual de sus sacerdotes está muy lejos de ser “transparente” y “severa” como asegura la Iglesia. El Vaticano, a través de un editorial en el diario L'Osservatore Romano, acusó a los medios de comunicación de actuar “con la clara e innoble intención de golpear a Benedicto y a sus colaboradores a cualquier costo”. Pero esa es una declaración de relaciones públicas destinada a buscar culpables fuera y no dentro de la Iglesia.
El hecho es más grave: No puede ser el líder de la Iglesia católica una persona que protegió criminales y que se preocupó más por la imagen de la institución que por las víctimas de violación sexual. Por eso Benedicto debe explicar su responsabilidad en estos tres casos o renunciar. Eso es lo que enseña la Iglesia católica: reconocer los pecados, arrepentirse, corregir.
Cuando se trata de violaciones de niños no hay infalibilidad ni impunidad papal.

Sanjuana Martínez & Jorge Ramos | La Jornada / La Prensa

1 comentario:

Anónimo dijo...

La jerarquía de la Iglesia Católica siempre ha apoyado a todos los gobiernos criminales y corruptos en todo el mundo, para que esos gobiernos después los apoyen a ellos en sus fechorías.

Sería un acto de justicia sin precedentes, si algún día podemos ver enjuiciados y pagando por tan horrendos crímenes, a estos personajes que siempre han disfrutado de tantos privilegios e impunidad.

Un abrazo