miércoles, septiembre 23, 2009

USA en números rojos: ¿Quién dijo que terminó la crisis?


Ninguna institución o experto del sistema se atreve a ponerle la firma al "fin de la crisis" global del capitalismo. Con distintos matices, desde el FMI, el Grupo de los Ocho, hasta los más encumbrados analistas y medios de Wall Street coinciden en la apreciación. En ese escenario, los números en rojo que siguen surgiendo del conjunto de las variables de la primera economía imperial invalidan cualquier hipótesis de recuperación inmediata de la crisis que ya ha devenido de económica a social en todo el territorio estadounidense.
Aunque las autoridades oficiales y los mercados bursátiles se congratulan por la "salida de la crisis", los datos (también oficiales) siguen demostrando que la crisis (endeudamiento y baja de recaudación) no se fue, en los estados de la Unión se agrava el desempleo (desocupación y recortes salariales), y se extienden los ajustes (reducción de planes sociales) a todo el territorio de EEUU.
En el frente interno, acompañando el declive de Obama, la crisis económica (endeudamiento y baja de recaudación) de los estados agrava el desempleo (desocupación y recortes salariales) y extiende los "ajustes" salvajes (reducción de planes sociales) a todo el territorio de EEUU.
En su entrevista con la cadena de televisión CNN el presidente norteamericano dijo que el desempleo en EEUU va a empeorar durante los próximos meses.
Obama advirtió que no habrá suficiente creación de trabajos hasta el año que viene. "Quiero dejar claro que probablemente la situación laboral no mejorará considerablemente y que podría incluso empeorar un poco durante los próximos meses", declaró ante las cámaras de la CNN.
"No vamos a empezar a ver suficiente creación de trabajos hasta el año que viene", concluyó. En agosto de este año, la cifra del desempleo en EEUU se ubicó en el 9.7%, el nivel más alto desde 1983.
De acuerdo con un informe del Departamento de Trabajo USA, divulgado días pasados, el índice de desocupación en EEUU batió un récord en agosto y ya se ubica en 9,7% (en julio era de 9,4%), la tasa más alta en veintiséis años.
El mes pasado, precisó la información de la cartera laboral, se perdieron otros 216.000 puestos de trabajo en todo el país, en el marco de la peor crisis económica en EEUU desde la Gran Depresión de los años ’30 del siglo pasado.
"Agosto se convirtió en el tercer mes consecutivo en que los gobiernos estatales y municipales eliminaron empleos, lo que refleja las reducciones que han tenido que hacer para responder al declive en los impuestos a la renta y a la propiedad. Esta razón fue la causa de buena parte de los 18.000 empleos gubernamentales perdidos en agosto (el servicio postal estadounidense también eliminó cerca de 8.500 puestos) y los analistas esperan que las reducciones continúen a lo largo del año", alerta The Wall Street Journal.
De acuerdo con David Rosenberg, ex jefe de economía de EEUU de Merrill Lynch: "Las cifras oficiales relacionadas con los desempleados se han duplicado durante la recesión hasta alcanzar los 14 millones, y si se toma en cuenta toda la depresión que existe en el mercado de mano de obra, las cifras no oficiales llegan a casi 30 millones, lo cual significa otro récord".
¿Aumentarán las pérdidas de empleos durante más tiempo de lo que se espera? Al terminar la “recesión” ¿vendrán bajas cifras de empleos nuevos, y persistirá y seguirá siendo común el desempleo de dos dígitos?", se preguntaba en un informe publicado en septiembre en Time Kissinger Associates.
También se ensombrece la recuperación del consumo a través del crédito.
Según un informe difundido el viernes pasado por la Reserva Federal, los préstamos industriales y comerciales de los principales bancos de Estados Unidos descendieron en US$2.400 millones a US$1,434 billones (millones de millones) en la semana concluida el 9 de septiembre, la última semana para la que las cifras están disponibles.
En la semana previa, los préstamos descendieron en US$11.000 millones.
Los certificados de depósitos de mayor cuantía en los bancos incluidos en la encuesta de la Fed se redujeron en US$31.300 millones a US$1,867 billones en la semana más reciente, luego de ascender en US$2.900 millones en la semana previa.
Los préstamos hipotecarios renovables aumentaron en US$1.300 millones a US$604.000 millones, luego de reducirse en US$1.800 millones en la semana previa.
El impacto de la contracción del crédito para el consumo indica que la economía real no avanza en su recuperación.
La Reserva Federal había informado en septiembre que el crédito total al consumo cayó en un récord de US$21.600 millones en julio (el sexto mes consecutivo de baja mensual) e interanualmente en US$ 2,47 billones d o sea un 10,4%.
“Es una señal importante más de que los consumidores no van a contribuir mucho a la economía durante el resto de este año y probablemente durante (por lo menos) una buena parte del próximo año”, según afirma Bernard Baumohl, economista jefe global de The Economic Outlook Group.
En cuanto la pobreza, un informe publicado por la Oficina del Censo de EEUU a principios de septiembre, indica que a fines de 2008 39,8 millones de personas estuvieron empobrecidas, el mayor nivel desde 1960, y 17,1 millones vivieron en extrema pobreza a menos de la mitad del límite oficial.
"Nos encontramos en una recuperación técnica, pero los riesgos siguen siendo abundantes", dijo Diane Swonk de Mesirow Financial. "Todavía tomará algo de suerte y pericia para que la población general sienta parte del alivio que ha sentido Wall Street", añadió.
Tras un año de la debacle de Lehman Brothers Holdings Inc. (LEHMQ), 100 economistas encuestados por The Wall Street Journal asignaron una nota mediana de 80, de un máximo de 100, a la respuesta colectiva ante la crisis de los gobiernos de Bush y Obama, así como de la Fed.
Si bien los economistas encuestados proyectan que la economía creará empleos en los próximos 12 meses, se espera que el incremento neto sea de sólo 200.000 durante ese período y que la tasa de desempleo se mantenga en diciembre del 2010 en el 9,3%.
Cuando se les preguntó acerca del mayor riesgo para la economía en este momento, 10 de los economistas destacaron la debilidad de los mercados laborales. Otros diez afirmaron estar preocupados por el sistema financiero y nueve mencionaron la fragilidad del sector del consumidor. Siete economistas consideraron que los problemas del sector de bienes raíces comerciales son el mayor riesgo.
Las señales son claras: La crisis financiera que devino en recesión primero, amenaza con convertirse (por el efecto combinado de la desocupación y del recorte del gasto público) en un colapso social de difícil pronóstico en EEUU.
El último refugio para los trabajadores (y las clases más desprotegidas) se ha visto afectado por un declive en la recaudación fiscal, señala The Wall Street Journal.
Durante las primeras etapas de la recesión estadounidense -agrega- los estados y el gobierno central constituyeron un refugio seguro para los trabajadores. Pero ahora, incluso el sector público está despidiendo empleados en su empeño por reducir costos y equilibrar presupuestos.
En este escenario, la nacionalización de la crisis social por medio de los ajustes y los despidos laborales habilita un pasaporte hacia las huelgas y los conflictos sociales que hasta ahora aparecían como fenómenos inéditos en la primera potencia imperial.
De acuerdo con The Wall Street Journal, la proyección anticipada del drástico recorte del gasto social (que ya rige en California) extendido a todos lo estados de la Unión, prevé despidos y recortes de salarios a los empleados públicos, suspensiones laborales, vacaciones sin paga, planes de retiro anticipado, reducción de fondos para los jubilados, la educación y la salud pública, y recortes en los programas para paliar el hambre.
Curiosamente, y forzado por la debacle económica y un déficit fiscal histórico, el Imperio se ve obligado a aplicar sus propias recetas en casa para afrontar una crisis que ya ha derivado en crisis social de la mano de la desocupación y de los despidos laborales en masa que se suceden por todo el territorio estadounidense
La crisis, según lo expresa el propio Journal, no se ensaña con las clases más pudientes sino con los sectores más débiles de la población impactando principalmente en las ocupaciones y empleos de más baja calificación.
En un extremo están las macroempresas que gozan de un envidiable acceso al crédito, en su mayor parte los grandes conglomerados de Wall Street. En el otro, las firmas principalmente pequeñas que sólo pueden conseguir financiamiento bajo condiciones leoninas y prohibitivas.
Entre los consumidores, en un extremo están los empleados que cuentan con un trabajo sólido y en el otro millones de endeudados que tratan de mantenerse a flote.
Para los especialistas el golpe a los empleos municipales y estatales, debido en parte a ingresos más bajos por impuestos a la propiedad, es un coletazo de la crisis de vivienda que ha estancado la economía en el último par de años. Muchos de esos trabajadores están viendo cómo se desploma otro trecho del mercado laboral, con pocas esperanzas de que se recupere antes del próximo año.
En este escenario, y mientras empresas y bancos chicos y medianos quiebran sin acceso a los "estímulos" del Estado, Goldman Sach, los pulpos financieros de Wall Street y las bolsas mundiales, reciclan una nueva "burbuja" ganancial, no ya con dinero especulativo proveniente del sector privado, sino con fondos públicos (de los impuestos pagados por toda la sociedad), puestos compulsivamente al servicio de un nuevo ciclo de rentabilidad capitalista con la crisis.
Simultáneamente, la economía real del Imperio sigue cayendo en sus principales variables, el "crecimiento débil" no se vislumbra como motor de una reactivación, y los sectores más desprotegidos ya sufren los "ajustes" y la desocupación masiva, alimentando una crisis social, cuyos efectos aún resultan difíciles de mensurar.

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