domingo, septiembre 13, 2009

Hay que conocer y profundizar en las raíces indígenas de nuestro continente


El Artículo Segundo de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos lo reconoce como una nación pluricultural sustentada originalmente en los pueblos indígenas. En armonía con este escenario legislativo, el 13 de marzo de 2003, fue dada a conocer la Ley General de Derechos Lingüísticos de los Pueblos Indígenas (LGDLPI), que “tiene por objeto regular el reconocimiento y protección de los derechos lingüísticos individuales y colectivos de los pueblos y comunidades indígenas, así como la promoción del uso y desarrollo de las lenguas indígenas en todos los ámbitos públicos y privados, en forma oral y escrita, en todas las actividades sociales, económicas, políticas, culturales, religiosas y educativas”.
Uno de los principales pasos para el cumplimiento de tales derechos es reconocer la diversidad lingüística existente en el hermano país. Esa diversidad se expresa a partir de una serie de sistemas de comunicación verbal como el cmiique iitom (serí); el ñujú (otomí de la Sierra); el tutunáku (totonaco central del sur) y el tojol-ab´al (tojolabal), entre muchos otros.
Dichos sistemas de comunicación se consideran vigentes por la LGDLPI, al igual que el idioma español, como promulga su Artículo Cuarto: “Las lenguas indígenas que se reconozcan en los términos de la presente Ley y el español son lenguas nacionales por su origen histórico, y tienen igual validez en su territorio, localización y en el contexto en que se hablen”.
Expertos afirman que una agrupación lingüística (no es sinónimo de lengua), es el conjunto de variantes lingüísticas comprendidas bajo el nombre dado tradicionalmente a un pueblo indígena. Por ejemplo, en el caso de mixteco, ese hace referencia al nombre de la agrupación correspondiente al pueblo indígena mixteco.
En la nación azteca existen 68 agrupaciones lingüísticas a las cuales corresponden una o más variantes lingüísticas o formas del habla (364 en total), que presentan diferencias internas con otras variantes de la misma agrupación. Estas diferencias varían, según cada caso, a nivel de los sonidos, de las palabras o vocablos, de su significado o del uso que se les de. Para algunas agrupaciones, las diferencias entre una variante y otra implican, además de cambios en su estructura, diferencias de tipo socio-cultural, condicionadas a la territorialidad, las creencias o a la vida política.
Numerosos estudios demuestran que en varios de los pueblos indígenas las diferencias entre variantes son tan marcadas que éstas deben ser consideradas lenguas distintas debido a que no es posible establecer comunicación entre los hablantes de una y los de otra. Por ejemplo, la agrupación lingüística zapoteca cuenta con 62 variantes lingüísticas con diferentes niveles de inteligibilidad entre sí.
Un hablante de zapoteco de la planicie costera del Istmo no puede comunicarse usando su lengua materna con un zapoteco de la región de Valles. De igual forma, un hablante de náhuatl del Oriente del país no puede intercambiar mensajes en esa lengua con un hablante de Milpa Alta, en el Distrito Federal.
Actualmente, México posee una población de más de 110 millones de habitantes, de los cuales, unos once millones se hallan en territorio estadounidense donde ofertan su mano de obra barata. Para algunos especialistas, entre un ocho y un treinta por ciento de la población azteca es descendiente directa de grupos indígenas. Para ello, e independientemente de las costumbres de cada grupo social, éstos se apoyan en la utilización de su lengua materna, además del idioma cervantino.
México, a la vez, es una nación de amplísimas y profundas contradicciones. Prueba de ello es que la diferenciación entre ricos y pobres es muy evidente. Se dice que alrededor de un 40% de su población –en su mayoría indígena--, se ubica en niveles considerables de pobreza extrema. Los territorios indígenas mexicanos son, ecológicamente, los mejor conservados en todo el país y, al mismo tiempo, los que estratégicamente desprenden el mayor interés en las grandes transnacionales ya sea por sus recursos hidrográficos, en biodiversidad o energéticos, entre otros.

Conocer y profundizar en las raíces indígenas

Teniendo en cuenta las especificaciones anteriores es que un grupo de jóvenes mexicanos agrupados en la Organización No Gubernamental Ojo de Agua-Comunicación --quienes realizaron una reciente visita a La Habana invitados por el Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográfica (ICAIC)--, llevan a cabo un proyecto de filmaciones en video relacionado con los grupos étnicos de su país “para que sean conocidos en el mundo entero, tal como son y no como tratan de mostrarlos las transnacionales asociadas al turismo.
“Identificarnos con nuestras raíces a través de un proceso de conocimientos y de fortalecimiento de la cultural local y regional; cómo se relacionan entre sí jóvenes, ancianos, mujeres y niños de diversas comunidades…”, dijo Guillermo Monteforte, miembro de dicha Organización.
Agregó que la imagen turística y exótica del indio con un penacho de plumas de la cual México es tan sólo un ejemplo entre muchos en América Latina, es la que habitualmente muestran al mundo las transnacionales de la información.
“Sin embargo, la imagen verdadera es la realidad de un sinnúmero de grupos locales y regionales indígenas de la mayor parte de nuestro continente que convocan a continuar viviendo y desarrollándose sobre sedimentos culturales muy firmes y nobles. Y esta es la imagen que nosotros tratamos de comunicar”, destacó.
Hasta la fecha este grupo de jóvenes ha realizado diversos videos, entre ellos el titulado: Historias Verdaderas—México indígena, presentado recientemente a un grupo de estudiantes universitarios cubanos de la carrera de Comunicación Social y de la Escuela Latinoamericana de Cine, ubicada en La Habana.
Historias…es el resultado de una compilación de segmentos de reportajes en video de distintos grupos étnicos indígenas pertenecientes a algunas regiones ubicadas en los estados de Oaxaca, Michoacán, Chiapas y Guerrero.
Ojo de Agua- Comunicación, junto a la también Coordinadora Latinoamericana de Cine y Comunicación de los Pueblos Indígenas, realiza festivales internacionales cada dos años, en varios países.
“Nuestra idea, explica Monteforte, es irnos fortaleciendo cada vez más en nuestro trabajo y trasladarlo a toda América Latina, donde el peso social y cultural del elemento indígena es primordial”.
Informó que dicha Organización No Gubernamental tiene un programa de estudios para la formación y capacitación de especialistas interesados en el tema indígena. “Este programa de estudios está vinculado a una serie de producciones comunitarias que nos proponemos realizar no sólo a través del video, sino también a través de un medio fundamental para todos: la radio. De esta forma cada pueblo latinoamericano sería capaz de conocer con mayor profundidad sus raíces étnicas y sus problemas actuales más urgentes como son, entre otros, los relacionados con la crisis medioambiental que incluye fenómenos como la escasez del agua y la pertenencia de la tierra con sus históricos desalojos”.
Enfatizó que esos últimos se manifiestan ahora con mayor continuidad y persistencia tras el empleo de grandes extensiones de tierra --donde antes se cultivaban alimentos de primera necesidad y de subsistencia--, que hoy son dedicadas a la producción de biocombustibles.
“Algo muy importante: el grado de espiritualidad de los pueblos indígenas no sólo mexicanos, sino también de todo nuestro continente es sumamente alto y es a partir de ello que dirigimos nuestro trabajo. Y, con la finalidad además, que las nuevas generaciones de indígenas conozcan y nunca olviden sus raíces históricas, lingüísticas y sus luchas sociales por la emancipación”.

Astrid Barnet
Colaboradora de Radio Rebelde
web@radiorebelde.icrt.cu
7 de Septiembre de 2009, 9:05 a.m.

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