sábado, julio 25, 2009

Armando Tejada Gómez.


Un militante de la palabra

“Tenía una voz clara, rotunda como su verbo. No sé porqué, pero escucharlo me sugería el canto de las acequias de su Mendoza natal”. Justas y suficientes palabras, las de Eladia Blázquez, para describir al poeta, Armando Tejada Gómez, nacido el 21 abril de 1929 en aquella provincia cuyana y fallecido en Buenos Aires hace hoy una década.
A Armando Tejada Gómez se lo recuerda por su compromiso con los ideales y las necesidades del pueblo argentino. Una bandera que aprendió a enarbolar por sufrir desde pequeño los males comunes a los de esta tierra: la pobreza, el desamparo y la necesidad urgente de recuperar ilusiones. El penúltimo de 23 hermanos, Tejada Gómez quedó huérfano de padre a los 4 años y debió ganarse la vida lustrando zapatos, como canillita y obrero de la construcción.
A los 21 años debutó como locutor profesional en LV10 Radio Cuyo, emisora donde conoció a quien sería un gran compañero de vida, Oscar Matus. Para esa época se inauguraba la gran producción literaria de Tejada Gómez, con un libro titulado Pachamama, premiado por la Municipalidad de su ciudad natal, al que le seguiría una profusión de obras poéticas y novelescas. Tonadas de la piel, Ahí va Lucas Romero, Tonadas para usar, Profeta en su tierra y varias más, hasta llegar a la póstuma Telares del sol, integran esta producción, que se expande también hacia el terreno de la canción con álbumes como Poeta de la legua, Sonopoemas del horizonte, Testimonial del nuevo cancionero, Los oficios de Pedro Changa, Tonada larga para el país del sol y Canción con todos, de donde se desprenden canciones como La de los humildes, Zamba del riego, Tropero padre o Los hombres del río, entre tantas otras.
Como muchos de los títulos lo prefiguran, la intervención de Tejada Gómez en el ámbito de la cultura apuntó a la exploración y confirmación de la identidad nacional. Ello explica su protagonismo (junto a Oscar Matus, Mercedes Sosa, Tito Francia y otros) en la conformación del movimiento denominado Nuevo Cancionero, para cuyo Manifiesto fundacional de 1963 imprimió ideas como esta: “El auge de la música folklórica es un signo de la madurez que el pueblo argentino ha logrado en el conocimiento del país real”.

Corazón político

Pero Tejada Gómez también fue un militante activo de la causa política. En 1958 fue electo diputado provincial por la Ucri. En 1959 se separó de esta para constituir un bloque independiente, y, luego de un viaje inspirador por Rusia, Checoslovaquia y Francia se afilia al Partido Comunista, dando comienzo así a una larga y tenaz relación con los problemas sociales de los países de América Latina.
Esta manera de pensar le costó la proscripción, la persecución y el exilio en España, adonde partió en 1976, tras el golpe militar, y de donde regresó poco después, aduciendo no tolerar la nostalgia y dispuesto a sobrellevar aquí los rigores de una prohibición que le cerraba prácticamente todas las vías de expresión pública.
Todos los trovadores del país lo admiran: “Mi amistad con Armando se apretó con el tiempo y la lucha, la hermosa lucha que desde la poesía y la música acompañábamos los cantores populares”, dijo Víctor Heredia.
A Enrique Llopis le emociona “su entrega a la hora de hacer música y canción, para estar siempre pronto a sacar de su inmenso corazón esas gotas de luz, porque como decía siempre estaba a mano la oportunidad hecha guitarra”.
A Alberto Cortez lo deslumbró su manera de pensar al argentino: “Me llamo Juan y no tengo más que mi sombra en el mundo, pero como yo soy Juan, creo en la sombra que tengo”.
Armando Tejada Gómez, le puso letra al canto nacional.

La Voz del Interior
3/11/2002

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