lunes, julio 27, 2009

17 de julio: aniversario del asesinato de Marcelo Quiroga Santa Cruz


El 9 de julio Luis Arce Gómez, ex hombre fuerte de la sangrienta dictadura de García Meza, fue extraditado a Bolivia y dirigido a Chonchocoro donde transcurrirá el resto de sus días. Entre las 2258 víctimas, activistas sindicales y políticos, que el Observatorio de Derechos Humanos imputa a la dictadura de una en particular cae este mes el aniversario. Marcelo Quiroga Santa Cruz fue herido, torturado y asesinado el 17 de julio de 1980 junto al dirigente minero Carlos Flores mientras participaban a la reunión del Comité de Defensa de la Democracia en la otrora sede de la COB en El Prado paceño, donde ahora queda la sede nacional de la FSTMB. El paradero de sus restos sigue desconocido, los mandos militares hasta hoy niegan tener informaciones al respecto, pero Marcelo era el blanco de los militares golpistas quienes no le perdonaban haber levantado el juicio de responsabilidad a Barrientos por la Masacre de San Juan y al dictador Banzer. Era el blanco de la burguesía nacional y del imperialismo que veían con preocupación el rápido ascenso de su Partido Socialista 1, que entre 1978 y 1980 aunque aislado, sin financiamientos, ni ONGes ni apoyo internacional triplicó sus votos (120.000) siendo la 4ª fuerza política del país gracias a un programa revolucionario y socialista sostenido por el carisma del hombre.

Su trayectoria

Marcelo, hijo de un gerente de la Patiño Mines y Ministro del Gobierno Salamanca, fue socialista a pesar de su condición social, por convicción como el mismo decía. Nació escritor y cineasta. Su novela Los Deshabitados ganó el premio internacional Faulkner y es un clásico de la literatura nacional. Intelectual reconocido fue invitado por Comunidad Demócrata Cristiana a candidatear a los comicios convocados por Barrientos en 1966 y fue elegido. Inició un juicio de responsabilidad a Barrientos por la masacre de los mineros de Siglo XX en la noche de San Juan. Por esto sufrió el desafuero del parlamento y el confino en Madidi. Cuando Ovando asumió el gobierno llamó Marcelo a ser parte del mismo.

Su nacionalización

Las nacionalizaciones de la Gulf y de la Mina Matilde decretadas por Marcelo fueron los principales logros del gobierno Ovando. Se trata de nacionalizaciones autenticas que expropian y trasfieren al Estado maquinarias, activos, plantas, toda la propiedad de las multinacionales. ¿Es igual que la actual nacionalización de hidrocarburos? Pues NO considerando que ahora las multinacionales siguen determinando los volúmenes de producción, siguen manteniendo la propiedad de sus plantas y explotando los trabajadores que ellas y solo ellas contratan. Marcelo con gran inteligencia realizó una nacionalización en la cual un sofisticado mecanismo de compensación ventajoso para el Estado impedía que la Gulf pueda recurrir al arbitraje internacional mientras que Bolivia comenzaba a recibir los frutos de la total recuperación de su petróleo. Y demostró que YPFB podía hacerse cargo de explotar el petróleo. En cambio hoy bajo el pretexto que nuestra empresa petrolera no está capacitada para explorar y explotar el gas se ha aguado un proceso nacionalizador, lanzado en nombre de Marcelo, hasta la paradoja que tenemos que aumentar la importación de combustible por el saboteo productivo de las multinacionales. Se han indemnizado multinacionales comprando sus acciones a un precio superior a su valor perdonándoles deudas con el fisco y estas se atreven a llevar Bolivia al arbitraje internacional como el caso TRANSREDES ha evidenciado. Porque como escribió Marcelo cualquier norma reguladora de la inversión de capital privado en la explotación de nuestros hidrocarburos, por ventajosa que pareciera en términos de participación estatal, equivaldría a la desnacionalización del petróleo.

Su legado revolucionario

Lenin una vez escribió que la burguesía combate los revolucionarios durante su vida para hacer de ellos un inofensivo icono al momento de su muerte. Esta es la misma suerte que se quiere destinar a Marcelo. Su nombre es utilizado por nacionalizaciones en las cuales él no se reconocería y en su nombre se ha creado una distinción al merito que – con la oposición de la familia – ha sido utilizada para condecorar aquellos mandos militares de los cuales salieron sus asesinos. Marcelo fue un revolucionario que se acercó progresivamente a las ideas del marxismo, fundando un nuevo partido para representar las aspiraciones revolucionarias de las masas traicionadas repetidamente por el estalinismo y por el sectarismo porista. Su creación política, el PS-1, no sobrevivió a su muerte. El PS-1 se desarrolló sobre todo en exilio y en él Marcelo manifestó todos sus límites como organizador político. La cola de “Marcelitos” que han querido asumir protagonismo desintegrando el partido demostraron no haber entendido la principal lección de la vida de su dirigente, que es la lucha coherente y no sectaria por un nuevo modelo social basado en la propiedad y el control colectivo de los medios de producción, es decir el socialismo. Marcelo está junto a nosotros en la batalla para defender nuestro proceso revolucionario de las trampas de todos los reformistas que dentro del partido (MAS) y del gobierno pretenden convencernos que las condiciones no están maduras para el socialismo, que postergan u obvian las reivindicaciones del pueblo que Marcelo hizo suyas como la total recuperación de todos nuestros recursos, minas – grandes y pequeñas – e hidrocarburos. Porque como Marcelo dijo las condiciones para el socialismo no son algo que un partido revolucionario debe esperar contemplativamente como se espera el verano… Al PS lo que le interesa no es el gobierno para sus dirigentes y los puestos públicos para sus militantes, sino el poder político para la clase trabajadora y sus aliados. Esta es la enseñanza y el legado revolucionario de Marcelo que desde nuestra corriente levantamos con orgullo.

El Militante - Bolivia

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