miércoles, marzo 11, 2009

¡El ejército de nosotros es el pueblo!


Fragmentos del discurso pronunciado por el Comandante Fidel Castro Ruz, Primer Ministro del Gobierno Revolucionario, en el resumen de la asamblea extraordinaria de los empleados de la compañía cubana de teléfonos, para respaldar las nuevas tarifas telefónicas y la intervención, efectuada en el teatro de la CTC, el 6 de marzo de 1959

Esos ataques no se los dirigieron a Batista nunca, ¡qué va! Aquí podían matar 50, 100, 200, 1 000, 2 000, torturar, ultrajar mujeres, golpear a todo el mundo, violar todos los derechos, suspender todas las libertades, llevar a cabo todas las farsas electorales; pero no, no, no, a Batista no. Batista era un amigo incondicional, un servidor de los intereses creados, un entregado, un vendepatria, un mercenario: ¡a ese no, a ese no se le podía atacar! A nosotros sí, a nosotros sí.
Pero cuando Batista entregaba esas concesiones onerosas a las compañías extranjeras, no se le dedicaban esos ataques a Batista; esos ataques nos los dedican hoy a nosotros, que hacemos por el pueblo. Porque lo que quisieran, lo que quisieran tener aquí es también un mercenario, un vendepatria, un hombre que se dejara sobornar o atemorizar.
Y esa campaña la siguen, y las campañas de las agencias cablegráficas internacionales las siguen. Y yo lo dije, lo dije en el mitin del millón, dije: "No se crean que esto se acaba, esto va en aumento. Dejen que nosotros rebajemos las tarifas telefónicas y eléctricas, que acabemos aquí con el latifundismo, ustedes verán a qué grado de ataques llegan".
Y ahora mismo, noticias de si hay una estación de "Radio Rebelde" en Las Villas, que si hay unos "alzados" (RISAS). ¿Quién se alza aquí que los campesinos no den cuenta y pago en cuatro minutos? (RISAS.) Miren, ¡que no vayan a cometer ese error!, yo se lo aconsejo, se lo aconsejo; o no se lo aconsejo, ¡me da lo mismo! Pero, honradamente, que no vayan a cometer el error de pensar que se puede hacer lo que nosotros hicimos, sin el pueblo.
Nosotros tuvimos que ganarnos al pueblo y, después que nos lo ganamos, porque llegamos a un pueblo al que siempre lo tenían esquilmado, a un pueblo, a unos campesinos que eran víctimas del guardia rural, del mayoral, de todo el mundo eran víctimas; y allí pues nosotros poco a poco nos conquistamos el corazón de ese campesinado. Ese campesinado ya es dueño de la tierra donde estaba establecido, no está más que en trámite la propiedad. ¡¿Quién se mete en esos campos y en esas lomas?! Yo no se lo aconsejaría a nadie porque dicen que nunca segundas partes fueron buenas; ¡que no vayan a cometer ese error!, porque si allí se tuvieron que rendir los batallones enteros, cuando lo tenían todo, calculen ahora lo que les puede pasar. Ahora, de lo que sí pueden tener la seguridad es de que, desde luego, si algún criminalito de guerra cae por ahí y lo hacemos prisionero, ese va de cabeza a los Tribunales de Guerra y se le aplica la ley correspondiente. Los demás, pues bueno, por lo menos tendrán la suerte que no tuvimos nosotros de que cuando caigan prisioneros serán prisioneros de hombres que no asesinan prisioneros, ¡aunque la Ciénaga de Zapata los está esperando para trabajar! (APLAUSOS PROLONGADOS.)
Y en cuanto a la lucha clandestina, ¿dónde es que van a esconderse?, ¿en qué edificio donde no haya un revolucionario, donde no haya un inquilino al que le hayamos rebajado el alquiler (APLAUSOS), donde no viva un obrero al que no hayamos mejorado en algún sentido, donde no haya un ciudadano...? ¡Porque aquí van a tener un millón de ojos vigilándolos!, porque ahora esto no es cuestión de policía ya, no, no, esto es cuestión de pueblo. ¡El ejército de nosotros es el pueblo! Y donde el conspirador ande metiéndose, yo creo que ni a la mujer le va a poder decir que está conspirando (RISAS Y APLAUSOS).
Porque, ¿qué ciudadano honrado del pueblo, qué hombre honesto, sea hombre o mujer, cualquier ciudadano, cuál de ellos no va a estar hoy en esta lucha epopéyica de nuestro pueblo, no va a estar al lado de la patria, al lado de la nación? Frente a todos esos intereses mercenarios, ¿quién va a traicionar a su patria? Y ahora aquí no hay que pagarle nada a nadie. ¡Ya aquí el chivato se acabó! El chivato es una institución que es necesaria cuando hay una minoría; cuando hay una minoría oprimiendo a una mayoría, tiene que tener un cuerpo de confidentes. Pero cuando hay una mayoría absoluta en el poder, que es la que está llamada a velar por su Gobierno Revolucionario, se acabó el chivato, ya no hace falta, aquí no hay que informar nada, porque todo el mundo estará al tanto de todo, y estarán mil ojos vigilando [...]
Las dos condecoraciones más grandes que he recibido en estos días son: la medalla que me mandaron los rebeldes argelinos y los ataques de la revista "Time" (APLAUSOS), porque eso demuestra que voy bien (APLAUSOS). Aquí lo malo es que "Time" empezara a elogiarme, entonces sí es verdad que yo no sabría qué hacer. Y ojalá que no se vayan a enterar, no vaya a ser que por hacerme daño, me elogien (RISAS). ¡Son capaces hasta de eso! Por ejemplo, aquella vez sacaron la fotografía para despertar el interés y adentro el ataque. Pero bueno, ¡me hacen más fuerte mientras más me ataquen!

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