domingo, diciembre 07, 2008

Las FARC-EP: antípoda del Terrorismo de Estado


El Estado colombiano se inauguró como Estado terrorista, cuando bajo dominio conservador, instrumentó el asesinato del líder popular Eleazar Gaitán y dio riendas sueltas a la cacería de liberales y revolucionarios, provocando la matanza de 300 mil personas.
En esos lúgubres días del 1948 los mecanismos del poder oligárquico-imperialista pusieron en marcha una guerra sucia, que en constante ascenso, ha perdurado hasta el presente; con un gran despliegue de genocidios, asesinatos selectivos, secuestros, “falsos positivos”, para-militarismo, torturas y represiones.
Ese golpe de violencia estatal generó la resistencia armada desde el pueblo, sobretodo desde y hacia las zonas rurales.
La matanza provocó que líderes campesinos, liberales, comunistas y revolucionarios diversos decidieran tomar el monte y el fusil para defenderse.
Entre ellos se destacó Manuel Marulanda, quien más tarde fue bautizado por el pueblo llano como el comandante “Tiro Fijo”.
Marquetalia, zona de implantación de las primeras guerrillas, se hizo “república autónoma” y faro de resistencia; nació bajo un cerco estratégico del enemigo que nunca pudo cerrarse para aniquilarla.
Peleó
Sobrevivió
Rompió el cerco y creció.
Del desarrollo de ese esfuerzo heroico surgieron en 1964 las FARC.
De otros similares brotaron el Ejército de Liberación Nacional (ELN), el Ejército Popular de Liberación (EPL) y otros agrupamientos guerrilleros como el Quintín Lame, y más tarde el M-19. Todos con la legitimidad de ser antípodas del terrorismo y de la guerra sucia estatal, contrapartida armada de la violencia oficial, organizaciones político-militares, fuerzas irregulares enfrentadas al Estado oligárquico-dependiente, a la partidocracia corrompida, y al para-militarismo creado desde las propias Fuerzas Armadas Regulares.
Muy temprano, frente a la embestida continúa de los conservadores, del Partido Liberal pactó con éstos y pasó así a formar parte del bipartidismo dominante. Asumió en consecuencia la “guerra sucia”, de la había sido la gran víctima de su fase inicial.
Entonces, después de la claudicación liberal, la resistencia armada y la oposición al Estado terrorista -progresivamente convertido en Estado narco-para-terrorista y en instrumento de la guerra contrainsurgente de baja y mediana intensidad tutelada por el Pentágono y la CIA - recayó sobre las izquierdas y los movimientos sociales contestatarios.
Unos con mayor implantación social que otros.
Unas con definiciones ideológicas más consistentes que otras.
En ese orden –sin menospreciar a las demás fuerzas- las FARC; asumiendo la militancia comunista y enraizándose profundamente en el campesinado a todo lo largo y ancho del país, reforzadas por valiosos cuadros marxistas urbanos, creando bases económicas sólidas (leyes impositivas, mecanismos de multas, unidades productivas, centros de abastecimiento, empresas propias camuflajeadas, redes cooperantes…), se destacó entre todas las demás hasta convertirse en la principal fuerza política-militar del país.
Hubo, claro está, de pasar por varios periodos muy difíciles, incluso hasta verse por momentos en riesgo de ser derrotada, pero siempre logró sobreponerse a los grandes reveses y repuntar con renovadas energías.
Y a la larga repuntó tanto que ha llegado a ser un verdadero “ejercito popular”, implantándose en 24 departamentos del territorio colombiano, con decenas de miles de combatientes, centenares de cuadros dirigentes, miles de milicianos(as); con una impresionante base campesina, redes urbanas, dotación técnica de calidad (fusilería moderna, artillería, comunicación, campamentos, hospitales medios de transporte, tractores, palas mecánicas, radares, parábolas, computadoras, plantas eléctricas, talleres, sistema educativo y escuelas políticas y militares…).
Se convirtió en una especie de poder paralelo, en realidad desafiante frente a la funesta combinación de guerra sucia y contrainsurgencia de baja y mediada intensidad tutelada y financiada por al primera potencia militar del mundo…En fuerza capaz de debilitar Plan Colombia-Iniciativa Andina (proyecto de guerra estadounidense de conquista de las riquezas amazónicas), de contener y empantanar esa vertiente imperialista de la guerra global…
Esto precisamente es lo que ha dado lugar a la campaña de estigmatización más perversa, costosa, hábil, persistente, intensa y prolongada que fuerza insurgente alguna haya tenido que enfrentar en la historia de los movimientos revolucionarios del continente.
Y durante el régimen de Álvaro Uribe Vélez, experto en guerra mediática, en sustitución de la verdad por la mentira, en creación de situaciones virtuales aparentemente reales, esa campaña perversa ha llegado a niveles impresionantes no solo en cuanto a esfuerzo de descrédito sino también en tanto capacidad para presentar falsamente “al borde del crac” a una fuerza prácticamente imposible de derrotar por la vía militar e intensamente articulada a todos los factores que conforman la ya no ocultable crisis político-moral del régimen dominante y la podredumbre del uribismo.
Propagan que FARC es “terrorista” cuando el terrorismo del Estado colombiano y estadounidense ha llegado a niveles brutales.
Difunden que FARC es “narco-terrorista” cuando el Estado y gobierno bajo la presidencia de Uribe no pueden ocultar su condición de narco-poder y cuando las fuerzas insurgentes ha demostrado que ni consumen ni trafican drogas, siendo además las que en medio del conflicto armado han presentado propuestas alternativas a los cultivo de coca, marihuana y heroína.
Pregonan que las FARC “no tiene ideología” cuando además de ejército del pueblo es partido comunista clandestino y movimiento bolivariano a escala nacional…cuando todos sus integrantes estudian marxismo, recrean el pensamiento revolucionario, se nutren de la obra de Bolívar y de los próceres de nuestra América, de Gramsci, del Che y de Mariátegui.
Divulgan la supuesta bancarrota militar de FARC, sin haber logrado destruir en combate un solo de sus innumerables frentes, destacamentos y contingentes de guerra.
Pretenden ganar la guerra política y militar en el papel, en el audio y el video.
Amplifican al cubo cualquier revés cuando es sabido que no hay lucha sin reveses, como no lo hay tampoco sin victorias.
Ocultan sistemáticamente su propia bancarrota, su podredumbre, la debacle neoliberal, hoy con tendencia a convertirse en crisis de gobernabilidad y dominación.
Presentan, en fin, una Colombia al revés.

Narciso Isa Conde en Kaos en la Red
*Publicado en el periódico “El Socialista” de Venezuela (N°3 versión escrita)

No hay comentarios.: