miércoles, julio 02, 2008

Muerte de un mercenario

El piloto traidor y agente de la CIA Pedro Luis Díaz Lanz que desde años llevaba en Miami una vida miserable, llegando a vivir en un carro por falta de vivienda, abandonado por la mafia que tanto lo aduló, se suicidó este jueves "en circunstancias aún no esclarecidas".
Díaz Lanz, quién se vinculó a la CIA y traicionó a la Revolución cuando alcanzó la jefatura de la Fuerza Aérea rebelde, "Murió de 81 años, pobre y decepcionado, golpeado por trastornos emocionales que habían afectado seriamente su salud en los últimos años," según anuncia la prensa mafiosa de Miami.
Piloto desde los años 40, Díaz Lanz se vinculó con el Ejército Rebelde, al introducir armas desde Costa Rica y Venezuela, usando la cobertura de vuelos comerciales. Fue por esta misma vía que, meses antes del triunfo de la Revolución, el agente de la CIA Frank Sturgis, conocido como Frank Fiorini, pretendiéndose revolucionario, acompaño a Pedro Luis Díaz Lanz, y penetró a la Sierra Maestra llevando un cargamento de armas para la insurrección.
Poco después del triunfo de la Revolución, el diminuto e imberbe piloto se asoció al traidor Huber Matos en sus conspiraciones y, desenmascarado, huyó del país en junio de 1959 para reunirse en Miami con sus amos de la inteligencia norteamericana que pronto lo utilizarían en su guerra sucia contra la Isla.
El 21 de octubre de 1959, pilotea uno de dos bombarderos B25 que despegan de Pompano Beach y ametrallan una concentración en La Habana, causando 2 muertos y 45 heridos. El barraje de tiros le quita definitivamente el deseo de penetrar el espacio aéreo cubano.

AL LADO DE LOS RESIDUOS DE LA TIRANIA

Su identidad de agente se confirma definitivamente cuando senadores ultraderechistas norteamericanos lo invitan a compartir, en sesiones públicas del Congreso, al lado de una verdadera colección de residuos de la dictadura de Batista; esbirros tales como el general Francisco Tabernilla Dolz, su hijo el coronel Marcelo Tabernilla Palmero, jefe de la aviación batistiana, el ex jefe del Servicio de Inteligencia Militar, Manuel Ugalde Carrillo, y el también agente Rafael Díaz Balart, ex Sub-Secretario de Gobernación de la tiranía y padre de los actuales congresistas Lincoln y Mario Díaz Balart.
Ante el Sub-comité de Seguridad Interna del Senado norteamericano, este anticomunista visceral participa en un show para justificar las proyectadas operaciones de la CIA contra Cuba.
Cuando la CIA prepara su famoso Operación 40, montada con vistas a disponer de un comando de agentes formados en el terrorismo y la represión para la invasión mercenaria de Playa Giron, Diáz Lanz se aparece al lado de crápulas tales como Luís Posada Carriles, Orlando Bosch, José Basulto, Antonio Veciana, Rafael "Chi Chi" Quintero, Rolando "El Tigre" Masferrer, Eladio del Valle, Guillermo Novo Sampoll, Félix Rodríguez Mendigutía, Virgilio Paz, José Dionisio "Charco de Sangre" Suárez, Gaspar "Gasparito" Jiménez Escobedo y otros tantas canallas.
Recibió entonces entrenamiento en Fort Bragg, Carolina del Norte, y Fort Benning, Georgia, y luego participó con ellos en un sinnúmero de acciones terroristas.

SEÑALADO COMO COMPLICE DEL ASESINATO DE KENNEDY

Según Fabian Escalante, quién fuera Jefe de la inteligencia cubana, Diáz Lanz fue señalado cuando se investiga desde la Isla las circunstancias del asesinato del presidente John F. Kennedy, en varios informes de personas que ubican un grupo de cubanos en Dallas el día 18 de noviembre de 1963.
Se menciona entonces a Pedro Luis Díaz Lanz, en compañía de los hermanos Novo Sampol, Luis Posada Carriles, Orlando Bosch, Virgilio Paz y Antonio Veciana como posibles cómplices del magnicidio, en un complot que reúne la CIA con la mafia italiana y la contrarrevolución cubanoamericana.
Marita Lorenz, la espía reclutada por Frank Sturgis, relató ante el Comité Especial para investigar los asesinatos de John F. Kennedy, de su hermano Robert y de Martin Luther King, como en un encuentro en Miami, en la propia casa del terrorista Orlando Bosch, Díaz Lanz conspiró con Lee Harvey Oswald, planeando un viaje a Dallas que se efectuó el siguiente 15 de noviembre.
Díaz Lanz fue íntimo amigo de David Ferrie, piloto de origen cubano, quién participó con él en el bombardeo de La Habana: Ferrie fue interrogado luego del crimen acerca de sus lazos con Jack Ruby, el asesino de Oswald.
En 1986, su única hermana, Esther María, muere asesinada en su habitación alquilada del 542 Jefferson Avenue en South Beach, Miami, apuñalada por un vecino. La policía necesitará seis meses para resolver el crimen.
Abandonado a su suerte por la CIA y los capos terroristas, Díaz Lanz tuvo que ganarse la vida en trabajos poco remunerados.
De anciano, su extrema miseria lo forzó a alojarse en un automóvil por falta de ingresos para alquilarse un cuarto.
Afirma la prensa mafiosa que el ex miembro de la Operación 40 "se quitó la vida de un balazo en el pecho", al encontrarse en casa de "un hermano" aunque reconoce que la policía sigue investigando las circunstancias de esta muerte sospechosa.
Tan pronto se dio la noticia de su aparente suicidio, los capos de Miami que lo mantuvieron en el abandono se apresuraron en hacer su apología de "militante anticastrista" en los medios mafiosos.

Jean Guy Allard

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