miércoles, mayo 14, 2008

Nangar Khel, la masacre desconocida de la OTAN

La historia de un ataque sin precedentes contra civiles afganos, del que no se habla

Dave Markland
Znet
Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens

En la tarde del 16 de agosto de 2007, una unidad de soldados polacos que operaba bajo la Fuerza Internacional de Ayuda a la Seguridad de la OTAN (ISAF) en la provincia Paktika se acercó a una pequeña aldea afgana. Conocida como pelotón Delta, la patrulla había ido a la aldea, llamada Nangar Khel, en respuesta a un ataque talibán con artefactos explosivos improvisados (IED) contra fuerzas estadounidenses temprano esa misma mañana en esa área.
Lo que sucedió a continuación aún no está claro y espera un próximo juicio, pero en audiencias preliminares los funcionarios han reconocido que esos soldados polacos de la OTAN mataron a seis civiles e hirieron gravemente a tres más con fuego de morteros y ametralladoras. Según se informa, las víctimas participaban en la celebración de un matrimonio, e incluían a varias mujeres y niños.
Poco después del incidente, el departamento de relaciones públicas de la ISAF anunció que varios civiles habían sido muertos en una escaramuza entre fuerzas de la OTAN e insurgentes talibanes. Como es normal en los comunicados de prensa de la OTAN, la noticia no mencionó la nacionalidad de los soldados extranjeros involucrados. Lo que es menos común, sin embargo, es que la ISAF no señaló si los que mataron a los civiles eran fuerzas de la OTAN o talibanes. Aunque varias agencias noticiosas presentaron breves informes sobre los hechos, estos no fueron publicados y el incidente fue básicamente ignorado por los principales medios de información en idioma inglés. Pronto, sin embargo, los polacos supieron que los soldados participantes forman parte de las Fuerzas Terrestres Polacas. Pero el retraso en el anuncio oficial, que vino unos seis días después del incidente, provocó acusaciones generalizadas de que el ministro polaco de defensa ocultaba algo. En los hechos, dos antiguos ministros de defensa, de los dos extremos del espectro político polaco, acusaron públicamente al ministro Aleksander Szczyglo de intento de ocultar detalles del incidente.

¿Un acto de venganza?

Efectivamente, Szczyglo ocultaba algo, porque el 20 de agosto había recibido una evaluación de la contrainteligencia militar sobre el incidente, que debe haberlo sorprendido. El informe decía que no había habido insurgente alguno presente durante los disparos y que la aldea debe haber sido atacada por los soldados polacos en un acto de venganza por la muerte de un colega. Unos dos días antes del incidente en Nangar Khel, un soldado polaco había muerto en una provincia adyacente en una emboscada talibán, convirtiéndose así en el primer polaco muerto en la guerra de la OTAN en Afganistán. Se pensaba que los residentes de Nangar Khel, por su parte, apoyaban en secreto a los insurgentes talibanes. En lugar de revelar esas crecientes inquietudes, Szczyglo dijo a los reporteros que ese día los soldados polacos habían capturado a un importante terrorista mientras se enfrentaban a combatientes talibanes. Mientras tanto, el informe sobre la fechoría había sido pasado a funcionarios de la policía militar.
El pelotón Delta estaba operando en el distrito Wazi Khwa de la provincia Paktika en el sudeste de Afganistán, donde comparte una base con tropas estadounidenses. El contingente polaco de la OTAN, que actúa en valles planos, secos y polvorientos, encerrados entre montañas bajas, no sufrían problemas morales por primera vez. Sólo dos meses antes del evento de Nangar Khel, once comandos polacos estacionados en Wazi Khwa habían solicitado que se les enviara a casa anticipadamente antes de tener que continuar operando con el equipamiento peligrosamente inseguro que se les suministraba. Aunque los soldados inconformistas no se salieron con la suya, fueron celebrados por la tropa, formada en una parte importante por reclutas.
Cuando la noticia de lo que sucedió fuera de la alambrada llegó a ser ampliamente conocida en la base, el espíritu de camaradería se deshizo. El tan citado barómetro de la opinión pública, los muros de las letrinas, mostró la repulsión sentida por otros soldados: “Delta debería estar tras las rejas – asesinos de niños,” decían los graffiti en los baños.
De vuelta en Polonia, responsables gubernamentales anunciaron que se ha había iniciado una investigación de la naturaleza del incidente, que seguía siendo en gran parte un misterio para la mayoría de los polacos. Pero al parecer la investigación no dio resultados hasta después de las elecciones nacionales en la que los titulares de los cargos perdieron sus puestos, incluyendo al ministro de defensa, Szczyglo.

Arrestos e historia de encubrimiento

El 13 de noviembre, siete soldados fueron arrestados cuando llegó al poder el recién elegido gobierno de Polonia.* Fotógrafos de prensa capturaron imágenes de equipos enmascarados de policía militar al estilo del SWAT que se llevaban a sospechosos encapuchados y esposados. Al día siguiente, fiscales militares anunciaron acusaciones penales contra algunos miembros del pelotón Delta. Dos soldados, un sargento, un suboficial, un teniente y un capitán fueron acusados de asesinato de civiles bajo circunstancias de guerra u ocupación, mientras un soldado fue acusado de ataque contra objetos civiles. El fiscal declaró que los crímenes de los que son acusados constituyen violaciones de las Convenciones de La Haya de 1907 y de las Convenciones de Ginebra de 1949 y tienen sentencias de cárcel de doce años a cadena perpetua por las acusaciones de asesinato y de cinco a veinticinco años por la acusación menor.
Durante el interrogatorio, varios de los acusados repudiaron las historias que habían presentado anteriormente a los investigadores. Los soldados de menor rango ahora afirmaron que habían recibido órdenes de disparar contra tres aldeas diferentes y que habían recibido estas órdenes antes de abandonar la base Wazi Khwa. Es la acusación hecha por el oficial comandante del pelotón, el suboficial Andrzej O., ayudante del teniente segundo Lukasz B., quien dijo que estuvo presente en la reunión en la que se ordenó al pelotón que atacara Nangar Khel y dos aldeas cercanas. El teniente Lukasz B. estuvo presente en la reunión, según su ayudante.
Los acusados declararon que no se negaron a cumplir sus órdenes incluso después de ver que había civiles presentes en Nangar Khel. También hablaron de una historia de encubrimiento que sus comandantes habían urdido para impedir que se conociera la verdad. Según uno de los acusados, el comandante polaco, general Marek Tomaszycki se reunió con los acusados en la base Wazi Khwa sólo días después del incidente y persuadió a los soldados para que mantuvieran en secreto el incidente. “Dijo que no debíamos hablar de él en absoluto, ayudarnos mutuamente y vigilarnos mutuamente de modo que nadie se suicidara, porque entonces todo saldría a la luz,” afirmó el soldado. El general rechazó esa afirmación.
La prensa polaca también informó sobre un testimonio filtrado de que el pelotón Delta no fue la única unidad que recibió la orden de atacar. Según se informa, otro pelotón había recibido las órdenes previamente pero se había negado a cumplirlas porque se dio cuenta de que habría civiles en peligro.
Aunque mantienen secreta la evidencia física, la prensa polaca informó ampliamente que una grabación en vídeo del ataque contra la aldea forma parte de dicha evidencia. El vídeo muestra supuestamente a los soldados entrando en Nangar Khel, a pesar de afirmaciones anteriores de que los soldados no entraron en ningún momento a la aldea. Al relatar lo que muestra a continuación el vídeo, un informe periodístico relata los sentimientos de personas que lo han visto: “Conducta que no es apropiada para un soldado,” fue su evaluación.

¿Participación estadounidense?

Mientras los arrestos de los soldados acusados provocaron un frenesí mediático en Polonia, el tema ha sido casi completamente ignorado fuera del país. Esta omisión es especialmente manifiesta en el caso de los medios estadounidenses, ya que EE.UU. tiene el comando nominal de las fuerzas de la OTAN en Paktika. Y, por cierto, la relación entre las fuerzas polacas y estadounidenses va más allá. Stanislaw Koziej, general de división en retiro del ejército polaco y ex viceministro de defensa, escribe que las tropas polacas en Afganistán están bajo más comando estadounidense que las que se encuentran en Iraq. “La incorporación de las pequeñas sub-unidades de combate a las estructuras estadounidenses no fue ventajosa.” La razón para esto, continúa, es que la “integración con los rangos más bajos de las estructuras de EE.UU., fuerza naturalmente a nuestros soldados a utilizar la doctrina táctica estadounidense,” lo que dice está en contraste con la situación en Iraq, donde unos 1.200 soldados polacos operan con más independencia.
Con esta estructura de comando como trasfondo, la falta de atención de la prensa de EE.UU. es notoria. Aparte de noticias muy breves en tres periódicos estadounidenses (New York Times, LA Times, New York Newsday) tomadas de un despacho de Associated Press del 15 de noviembre, la cobertura periodística estadounidense se ha limitado a un artículo en el New York Times del 29 de noviembre. El artículo, del jefe del buró en Berlín, Nicholas Kulish, promueve en general el punto de vista de que los soldados polacos atacaron a los civiles por accidente. Esto, a pesar de que el principal periódico polaco, Gazeta Wyborcza, ya había revelado testimonios de colegas de los soldados arrestados que vieron a varios de los acusados disparando deliberadamente contra objetivos civiles. El artículo de 900 palabras de Kulish, reproducido en el International Herald Tribune, representa la única cobertura en idioma inglés que pude encontrar, fuera de la mención del caso en un artículo de opinión en el Financial Times, escrito por un analista de defensa estadounidense (7 de diciembre). (La cobertura en los medios impresos canadienses ha sido exactamente cero.)
“Hasta ahora,” escribió Kulish en su artículo en el Times, “no ha habido sugerencia alguna de una participación estadounidense en las muertes civiles.” Poco tiempo después, sin embargo, abundaban las afirmaciones en Polonia de que la orden de atacar las aldeas vino de comandantes estadounidenses. Es lo que dijeron las esposas de dos sospechosos cuando fueron entrevistadas por la televisión nacional. Sus acusaciones, según se dice, recibieron apoyo del ex ministro de defensa Szczyglo y del actual ministro de defensa Bogden Klich, pero otros observadores polacos la rechazaron directamente. Sin embargo, los medios estadounidenses, junto con la prensa no-polaca en general, no han informado más sobre el caso. Esto, a pesar de un excelente artículo de Inter Press Service por Zoltán Dujisin del 27 de diciembre. Lamentablemente, el artículo fue poco reproducido, incluso por importantes sitios de izquierda en la Red.

Informan a las audiencias de la muerte rutinaria de civiles

Los fiscales militares polacos realizaron audiencias preliminares sobre el caso, incorporando a varios responsables militares y gubernamentales, incluyendo a por lo menos un mayor del ejército de EE.UU. quien trató de calmar los nervios polacos. La muerte de numerosos civiles en Nangar Khel, dijo, es “algo deplorable, pero no es de gran significado”. Subrayó la trivialidad del evento, diciendo que: “No comprendo por qué un incidente sin importancia ha ganado tanta significación en vuestro país. ¿Por qué tanta atención? Muertes civiles ocurren cada semana, porque Afganistán no es una escuela dominical.”
Un oficial de las fuerzas especiales polacas también dijo a las audiencias que las muertes eran algo irrelevante: “Hacer daño a un civil es algo que le puede pasar a cualquier soldado.” Agregó que “Los estadounidenses viven incidentes similares incluso una vez por semana. [Sin embargo] una mayoría sustancial de tales casos resulta del mal reconocimiento aéreo.”
Los soldados acusados que dispararon han afirmado que no siguieron sus órdenes de disparar contra Nangar Khel. En lugar de hacerlo, los soldados afirmaron que apuntaron cerca de la aldea, pero que sus armas erraron el tiro, dando a pesar de todo en los civiles. Sin embargo, el testimonio de varios otros soldados que operaban junto a los acusados se opone a esta versión de los eventos. Uno de ellos, un sargento, dijo al tribunal que habló con uno de los soldados acusados mientras éste disparaba hacia Nangar Khel. “Al preguntarle por qué [los soldados acusados estaban] disparando hacia una aldea en la que había civiles, confirmó que le habían ordenado que lo hiciera.”
Después de las audiencias, el tribunal polaco decidió mantener a los acusados bajo custodia mientras se espera el juicio, citando la “gran probabilidad de que sean culpables según la acusación.” Algunos están preocupados, sin embargo, de que un juicio justo no sea posible ya que algunos funcionarios han influenciado negativamente a la opinión pública al respecto, En un momento desprevenido en febrero, el ex ministro de defensa Szczyglo dijo bruscamente a un periodista: “Por favor no me diga que soy responsable de alguna manera por un puñado de imbéciles que disparan a civiles.”
Los sospechosos se llaman: Capitán Olgierd C., Teniente segundo Łkasz B., Alférez Andrzej O., Sargento de pelotón Tomasz B. y soldados de primera clase Damian L., Robert B. y Jacek J. (La ley polaca prohíbe que se publiquen los nombres completos de los sospechosos.)
Nota sobre las fuentes: En todo momento, hago uso de informes de los medios polacos traducidos por BBC Worldwide Monitoring y disponibles a través de la base de datos Lexis-Nexis.
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Dave Markland es activista por la paz, e investigador basado en Vancouver. Publica un blog sobre la guerra de Canadá en Afganistán: www.stopwarblog.blogspot.com.


http://www.zcommunications.org/znet/viewArticle/17602

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