jueves, mayo 15, 2008

La música arma sofisticada del Quinteto Rebelde


ENRIQUE MILANÉS LEÓN

Fundado en un sitio y una época en los cuales las balas silbaban más alto que los acordes, el Quinteto Rebelde cumplió 50 años este 14 de mayo con un vigor admirable pero no asombroso: aquellos guajiritos que estimulados por Fidel dejaron de amenizar las noches campesinas para dar aliento a los "guateques" bélicos por la Patria, en plena Sierra Maestra, se ven y escuchan en la plenitud contagiada por su perenne uniforme verde olivo.
Son de la loma y honran en llano. Llegaron hace unos días a Camagüey invitados por el Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos, donde varios organismos los reconocieron como protagonistas de un importante capítulo en la canción de gesta de la Revolución.
Eugenio Medina Muñoz y sus hermanos Alejandro y Alcibíades, junto con Damián Medina Antolín y los hermanos Alcides y Rubén La O Zamora, integran el quizás único quinteto de seis miembros. Eugenio, actual director, aclara en seguida: "Un día, Celia nos dijo: ‘Pueden tener la cantidad de músicos que quieran, pero nunca pueden cambiarse el nombre, porque en Cuba y en el mundo ustedes son el Quinteto Rebelde"’.
Esa rebeldía musical —practicada además por el director fundador Osvaldo Medina Parra, ya fallecido, y Gerardo Medina Muñoz, quien se trasladó a la capital—, les llevó a un hondo diálogo con combatientes camagüeyanos y a participar el último domingo en una caminata y acto en el sitio donde cayó Ignacio Agramonte en los potreros de Jimaguayú el 11 de mayo de 1873.
En su música no manda la moda sino la Patria. El Quinteto viste el verde olivo hasta en sus maracas, y las guarachas y montunos le salen encrespados, aptos para subir lomas y sumar hombres. Cincuenta mayos después, el inspirador de la agrupación es el mismo, un "mecenas" acostumbrado a premiar con dignidad, no con monedas.
Dice el lomerío que cuando Osvaldo Medina pedía al Comandante en Jefe un fusil para combatir a Batista de frente, Fidel le respondía invariablemente: "Les voy a dar un arma ideológica". Y todavía al final de la guerra, el músico le reclamaba que no le había dado el arma, con toda seguridad muy sofisticada.
De aquella guerra y esta paz son las canciones Eso que tiene Fidel, Cuando llegue la ofensiva, Respeto a Che Guevara, Cuando la Revolución de julio y Sueño rebelde, entre otras que desmoralizaban al ejército batistiano y animaban —como lo hacen todavía— a las fuerzas revolucionarias.
Eugenio recuerda cómo en la batalla del Jigüe no dejaron dormir al ejército de la dictadura: a musicazo limpio ayudaron a los barbudos a combatir por varias jornadas.

¿Músicos o combatientes?

"Las dos cosas —responde el hombre con sonrisa campechana y par de dedos rebeldes en signo de victoria—; tenemos al mismo tiempo las medallas de combatientes y las atenciones por la dirección de Cultura."
Dados a la cercanía de las cuerdas con las balas, estos cubanos residentes en El Caney de las Mercedes fueron internacionalistas de arte y pelea, indistintamente, en plazas y trincheras de Angola, Etiopía y Nicaragua.
¿Y el arma ideológica, por fin se las dieron?
"Al triunfo de la Revolución empezamos a estudiar, y aún lo hacemos, pero hasta el 59 éramos analfabetos. No creíamos posible vencer al enemigo con instrumentos musicales. Pensábamos que el arma ideológica era un fusil con un peine de esta o aquella forma. Mientras no estudiamos no supimos que esa arma la llevábamos nosotros. Y todavía la traemos encima."

Canciones sobre la realidad de la lucha armada

Un campesino que vivía en La Plata, muy cerca de donde se estableció la Comandancia, llamado Osvaldo Medina, tenía un quinteto, integrado por sus hijos y otro familiar.
Era un grupo musical que tocaba en las fiestas de los vecinos de los alrededores y que Fidel había escuchado con anterioridad. Por eso, cuando la emisora está en La Plata y se aproxima el inicio de la ofensiva del enemigo, el Comandante en Jefe le propone al viejo Medina que empiecen a transmitir con el quinteto por Radio Rebelde. Medina está de acuerdo con el planteamiento, y entonces Fidel dice que hace falta componer canciones que reflejen la realidad de la lucha armada.
El compañero Santiago Armada, Chago, y yo, que estamos presentes cuando nuestro Jefe dice eso, sin intercambiar palabra, nos alejamos y escribimos una letra cada uno parodiando canciones populares de la época, y se las llevamos a Fidel, quien manda a que las monte el Quinteto Rebelde, nombre con el que en lo adelante se identificó la agrupación.
La canción de Chago se basaba en un número que cantaban los cómicos Pototo y Filomeno. A partir de ese día seguimos haciendo canciones para el quinteto, las que escuchaba Fidel y se incorporaban a la programación musical de la emisora.

(Testimonio de Riardo Martínez Víctores, uno de los fundadores de Radio Rebelde)

Medio siglo con el arte en alto

BARTOLOMÉ MASÓ, Granma.—Vecinos de este poblado oriental celebraron este miércoles los 50 años del Quinteto Rebelde, creado en el fragor de la guerra en la Sierra Maestra, para combatir con música por la libertad de Cuba.
En ceremonia política y cultural efectuada en el museo histórico del municipio de Bartolomé Masó, conmemoraron el debut del grupo, hace medio siglo, en la emisora insurgente Radio Rebelde, donde actuaron durante la última ofensiva enemiga en el lomerío más alto de la Isla.
Lourdes Carbonell, directora del Centro Provincial de Patrimonio Cultural, dijo que el Quinteto es símbolo de la cultura popular, y la fuerza de su arte, que, comprometido con las causas justas y revolucionarias, lo inscribe en la memoria histórica del país.
En el agasajo, los actuales miembros del Quinteto Rebelde recibieron el certificado que los acredita como Patrimonio Vivo, y la condición de Hijos Ilustres del municipio, e interpretaron su famosa pieza Hay que cuidar a Fidel.
La víspera, los legendarios músicos recorrieron centros laborales y escolares del territorio, donde intercambiaron con trabajadores y estudiantes sobre pasajes de su historia, y en la noche fueron homenajeados con una gala cultural a cargo de artistas de la comarca.
Organizado en mayo de 1958, el colectivo actuó en medio de las batallas memorables de Santo Domingo y El Jigüe, con el objetivo de desmoralizar al enemigo; hechos que demostraron la importancia del arte como arma ideológica y de lucha. (AIN)

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