domingo, marzo 30, 2008

Cuba y la ética antiterrorista del Presidente Bush.

Roberto del Valle Menéndez

Para Cuba, incluida por el Departamento de Estado de los Estados Unidos en la nómina de países en “la lista negra”, no funciona la ética antiterrorista del Presidente Bush establecida a partir de su discurso en la Casa Blanca el 21 de septiembre de 2001.
Solo habían transcurrido 10 días del fatídico atentado a las Torres Gemelas en Nueva York. Allí expresó: Y perseguiremos a las naciones que proporcionen ayuda o refugio al terrorismo. Todas las naciones en todas las regiones deben tomar ahora una decisión: o están con nosotros o están con el terrorista. (…)Cualquier nación que continúe dando refugio o apoyando el terrorismo será considerada por Estados Unidos como un régimen hostil.
¿Sabrá Bush que desde los mismos inicios de la Revolución Cubana, a partir de sus medidas económicas y sociales, como la Primera Ley de Reforma Agraria que eliminaba el latifundio y entregaba las tierras a los campesinos, comenzaron a organizarse en Miami organizaciones contrarrevolucionarias que, integradas por asesinos del derrocado Gobierno de Fulgencio Batista, pretendían destruir la naciente Revolución?
Organizaciones que tuvieron su ramificación en la Isla y que con ayuda del Gobierno de los Estados Unidos promovieron alzamientos, atentados y sabotajes con la pérdida de más de 3 000 cubanos y cuantiosos daños a la economía.
En el sitio Web latino.msn.com, con fecha 3 de agosto de 2006, la agencia española EFE, reportaba: Principales organizaciones del exilio cubano. Es decir, las más recientes o algunas de ellas que han logrado sobrevivir en el tiempo con la cooperación, y el financiamiento, del Gobierno norteamericano. Ahí se incluían 20 bien definidas en sus propósitos de acabar con la Revolución, como la Fundación Nacional Cubano Americana, de la familia Mas Canosa, El Consejo por la Libertad de Cuba, Hermanos al Rescate, Asociación de Veteranos de Bahía de Cochinos (Brigada 2506, la misma que en menos de 72 horas fue aplastada por las Milicias Nacionales Revolucionarias en Playa Girón), y las paramilitares Alpha 66, Omega 7, Partido Unión Nacional Democrática, Comandos L, Comandos F4 o Comandos de Resistencia Interna.
Pero, además de esto el actual gobierno de Bush, aliado incondicional de la Mafia anticubana de Miami, ha propiciado la entrega de sumas millonarias a esas y otras organizaciones para subvertir el Estado cubano. No se puede pasar por alto que en mayo de 2004 la llamada Comisión de Asistencia a una Cuba Libre, con la aprobación de Bush, no tenía otro objetivo que la promesa de acabar con la Revolución de Fidel Castro y el 10 de julio de 2006, el propio Presidente de los Estados Unidos, ratificada las indicaciones para acelerar el bloqueo económico, financiero y comercial contra Cuba y acelerar la caída de La Habana.
Este paquete de acciones y medidas se sustentaba, entre 2007 y el actual 2008, en la asignación de más de 80 millones de dólares por parte del Gobierno de los Estados Unidos, de ellos solo 24 millones para incrementar la propaganda anticubana.
Queda claro que esta concepción antiterrorista a partir de estos postulados: Y perseguiremos a las naciones que proporcionen ayuda o refugio al terrorismo. Todas las naciones en todas las regiones deben tomar ahora una decisión: o están con nosotros o están con los terroristas. (…), no se aplican, ni se aplicarán jamás, con respecto a la Cuba revolucionaria.
Luís Posada Carriles, Orlando Bosch, Ernesto Díaz, Pedro Crispín, Remón Rodríguez, Gaspar Jiménez Escobedo, Guillermo Novo Sampoll, José Basalto, Mas Canosa, y Armando Valladares, y muchos otros personajes, unos más que otros implicados en acciones criminales contra el pueblo cubano, viven libremente en Miami y se reconocen públicamente como luchadores anticastristas.
Es decir, que este postulado del discurso de Bush el 21 de septiembre de 2001 en la Casa Blanca, donde afirma que Cualquier nación que continúe dando refugio o apoyando el terrorismo será considerada por Estados Unidos como un régimen hostil, no tiene validez para detener y enjuiciar con todo el peso de la Ley a esos señores. Por la lógica del sentido común el propio gobierno de los Estados Unidos no sería capaz de considerarse a sí mismo “un régimen hostil” por propiciar dentro de su territorio el nacimiento y mantenimiento de organizaciones de abierto carácter terrorista y del libre movimiento de sus miembros.
¿Qué sucede en cambio con Gerardo Hernández Nordelo, Ramón Labañino, Antonio Guerrero, Fernando González y René Gonzáles, prisioneros desde septiembre de 1998 en cárceles de los Estados Unidos por realizar comprobadas acciones contra el terrorismo que se organizaba desde Miami, contra Cuba y que no afectaban la seguridad nacional de los Estados Unidos?
En una causa judicial de total perfil político todos ellos recibieron injustas condenas que incluye hasta más de una cadena perpetua.
No caben dudas que con respecto a Cuba no tiene sentido, ni aplicación, la ética antiterrorista del Presidente Bush. Hay una razón lógica para ello. Desde 1959 la plataforma de gobierno, con demócratas o republicanos en el poder, es destruir el ejemplo que significa para el mundo, y en especial para los países latinoamericanos, la Revolución cubana, que sin ser perfecta, muestra una realidad diferente y alcanzable sin los resortes del capitalismo.

Fuente: Revista Koeyú Latinoamericano

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