jueves, abril 26, 2007

¡No a los ataques contra los comunistas en la República Checa!

Ya publicamos un artículo relacionado con la batalla legal de las Juventudes Comunistas Checas contra el Ministerio del Interior. En una reciente visita a Praga, me reuní con el líder de las Juventudes, Milan Krajca, para discutir las perspectivas que se derivan de estos ataques, que explicó como parte de una campaña más amplia contra el Partido Comunista.
En China, el Partido Comunista ha permanecido en el poder al timón del proceso de restauración capitalista. En Rusia, el Partido Comunista fue ilegalizado por Yeltsin pero continuó jugando un papel crucial en apuntalar el dominio de Yeltsin durante los años 90 debido a la dirección débil y vacilante de Gennady Ziuganov. El Partido existió gracias a la audacia de los activistas comunistas, muchos de los cuales eran veteranos de la Segunda Guerra Mundial y no tenían miedo de la fuerza del Estado, reconstruyendo su Partido y forzando al Tribunal Supremo a legalizarlo de nuevo. Pero esta dedicación contrastó con las traiciones de Ziuganov, que llamó al pueblo a no participar en los acontecimientos de octubre de 1993 y se esforzó duro para no ganar las elecciones presidenciales de 1996, siendo el primero en felicitar a Yeltsin por una victoria robada en lugar de retarle con una demostración de fuerza en las calles.
En Ucrania, el PCU se convirtió (de buen grado) en parte de intrigas y negocios, vendiendo su influencia en el Parlamento al mayor postor. En Moldavia, el PC ganó inesperadamente el poder en 2001 pero no ha renacionalizado la industria. Al contrario, está llevando más lejos los lazos cada vez más fuertes con la UE y EEUU, mostrando cuan utópica es la idea de que el PC puede ganar elecciones burguesas y entonces, basándose en la democracia burguesa en lugar de en la revolución proletaria, caminar hacia el socialismo (en un solo país en lugar de internacionalmente).
En todos esos ejemplos hay un contraste entre la dirección, que está completamente alejada de la clase obrera, y el odio hacia el capitalismo que existe en la sociedad en su conjunto. El consiguiente fracaso de los PCs a la hora de contrarrestar el ataque capitalista, que cien por cien es culpa de la dirección y no porque la clase obrera haya cesado de existir como clase revolucionaria, ha llevado a una caída en el apoyo a los PCs que no son vistos como una alternativa (incluso en Moldavia, donde la dirección está siguiendo las mismas políticas pro-capitalistas). Hay una crisis general en los PCs, cuyos dirigentes se encuentran entre el respaldo abierto el capitalismo y la necesidad de apelar a sus seguidores para mantener su base en la sociedad. Estos partidos han heredado los métodos burocráticos del PCUS (Partido Comunista de la Unión Soviética), cuando el PC estaba en el gobierno. Se han mostrado, de lejos, incapaces de reorientarse en las condiciones capitalistas, que demandan que los PCs sean partidos revolucionarios, basados en el apoyo de las masas en lugar de en su control sobre las masas (que carecen de acción independiente, etc.).
El caso del PC checo, que está ahora sujeto a un torrente de propaganda e interferencias por parte del Estado, es sin embargo una excepción. Como explicaba Milan, con la transición hacia el capitalismo en la República Checa, la nueva élite debatió si legalizar o no al Partido Comunista. Una visión era la de que el PC representaba una amenaza a la “democracia”, al nuevo orden y por lo tanto debía ser suprimido. Después de todo, argumentaban con placer los estrategas burgueses en Praga, el Partido consiste principalmente en personas mayores y morirán pronto (debido a la terapia de choque del capitalismo) y el PC dejará de tener cualquier influencia. O quizás tratarían de intentar convertirse en un respetable partido burgués, cambiando su nombre y librándose de la memoria de 1917. Este fue el caso de Polonia por ejemplo.
Hubo además una escisión donde la mayoría de los diputados abandonaron el Partido para formar alternativas fantasmas, pero ninguno de esos intentos sobrevivió. Pero el PC permanece intacto y es el tercer partido parlamentario más grande, con 26 diputados elegidos el pasado verano bajo representación proporcional y dos senadores elegidos en la primera vuelta del sistema de puestos. Los ataques contra el PC son creación del nuevo gobierno de coalición, encabezado por Mirek Topolanek de los Cívicos Demócratas (ODS), con el apoyo de los democristianos y Los Verdes, una coalición que sólo ganó la mayoría cuando dos socialdemócratas saltaron del barco. Ahora el gobierno está lanzado una oleada de privatización, ilegalizando las Juventudes Comunistas y creando una comisión provisional del Senado checo para determinar si el PC respeta la Constitución.
Las dificultades a las que se enfrenta el Partido Comunista están estrechamente vinculadas a su relación con el movimiento sindical. Las dos principales confederaciones sindicales están muy burocratizadas con dirigentes ligados a los socialdemócratas. Son una continuación de las tradiciones burocráticas del pasado comunista, cuando los sindicatos organizaban la sanidad y las actividades de ocio de los trabajadores en lugar de actuar como sindicatos independientes y combativos. Es necesario para los trabajadores comenzar a participar en el movimiento y controlar sus organizaciones. Este proceso fue retrasado por el caos económico que siguió a la contrarrevolución capitalista, cuando se dejaron de lado las relaciones comerciales con el antiguo bloque socialista y las empresas fueron compradas por capital extranjero y cerraron para evitar la competencia. Los trabajadores estaban en estado de shock y tenían una posición negociadora débil. La crisis económica de finales de los 90 tuvo muchos paralelos con la que sufría Rusia en el mismo momento, con impago de salarios y desesperadas protestas de retaguardia por parte de los trabajadores. Pero estos movimientos espontáneos fueron demasiado breves para transformar los sindicatos. Sólo un tercer y pequeño sindicato, levantado por Karel Henes en los 90 con una base entre los mineros, se orientó hacia este movimiento.
Pero la situación está cambiando. Los dos gobiernos socialdemócratas previos coincidieron con un periodo de estabilización y buenos indicadores económicos. En este periodo el país entró con éxito en la UE. La propaganda que pintaba el capitalismo con brillantes colores y presumía de los frutos de pertenecer a la UE está ahora debilitándose. El capitalismo checo no será capaz de competir contra el capital europeo occidental. Milan me dio un ejemplo de la privatización de la tierra, que está acabando en manos extranjeras, particularmente alemanas, una cuestión sensible debido a la historia de la región. En lugar de reformas, los trabajadores checos se están enfrentando a una creciente inseguridad. El desempleo permanece en 500.000 parados y ésta es sólo la cifra oficial, con una población de sólo 10 millones. Aunque Praga es próspera sobre la superficie, la desigualdad en el desarrollo económico está creciendo más acentuadamente cada año, con regiones deprimidas con alto desempleo, especialmente en el norte. Las condiciones están, por lo tanto, madurando para que la clase obrera se mueva en el frente industrial para luchar por salarios más altos, mejores condiciones, negociación colectiva con representación sindical, etc. Y los dirigentes obreros se verán obligados a acudir al Parlamento y a los diputados en campañas de defensa de los trabajadores.
El Partido Comunista está, por lo tanto, llamado a jugar un papel importante en el próximo periodo. El año pasado ya organizó en la oposición un bloque social en el Parlamento para defender con éxito los derechos de los trabajadores en el estatuto que fue aprobado. Ahora que el gobierno está liderado por una coalición de partidos de derechas cuya agenda es introducir tasas en la matriculación educativa y los hospitales y atacar las pensiones la necesidad para el Partido Comunista de enlazar la lucha cotidiana por reformas fuera del Parlamento y ligarla con su actividad parlamentaria está creciendo.
En este momento la principal actividad del Partido Comunista, con las Juventudes participando enérgicamente en ella, es una campaña contra una base de radar de EEUU planificada a 40 kms de Praga. El Partido, en el Parlamento, fue el primero en exponer las negociaciones secretas que comenzaron hace cinco años (cuando los socialdemócratas estaban en el Gobierno) con EEUU. Más del 80% de la población se opone a estos planes, y la gente está particularmente enfadada con los métodos bajo cuerda de los políticos, esos mentirosos, hipócritamente llamados “demócratas” que denuncian a los comunistas por ser antidemocráticos y violar la soberanía checa siguiendo los dictados de Moscú. En las elecciones del año pasado Los Verdes se opusieron demagógicamente a estos planes también, y realizaron otras débiles promesas como respaldar una fuerza de policía internacional. Pero ahora que están en la coalición gubernamental y han recibido el puesto de Ministro de Asuntos Exteriores en el gabinete, están apoyando al Gobierno. Esto significa que el Gobierno tiene la mayoría parlamentaria necesaria para votar por la base de radar y que los comunistas no serán capaces de forzar un referéndum sobre la cuestión, que requiere del apoyo de una mayoría constitucional en el Parlamento.
El hecho de que el Estado se oponga a un referéndum sobre esta cuestión dice mucho. Decidir los asuntos mediante referéndum es, siendo todas las condiciones iguales, una ventaja para el Estado, que puede usar los medios de comunicación para ganar el apoyo de las capas más inertes de la población y sobrepasar parlamentos obstructivos, como hizo Yeltsin. Dado que la cuestión de la base de radar ha adquirido una resonancia masiva en la República Checa, la posición del Gobierno revela abiertamente que saben que perderían en un referéndum. El lema de un referéndum en este contexto expone la impostura de democracia que existe en el país. Pero llamar a un referéndum no es en sí una solución. Abandonando el Parlamento como foco de la actividad, los referéndum subestiman el papel de los partidos políticos que existen para tomar la responsabilidad en estas cuestiones que afectan al pueblo trabajador y actuar como su voz organizada en la política. Por esta razón, en Rusia, Ziuganov tenía el hábito de llamar a referéndum y así lavarse las manos de responsabilidad por la legislación a la que en palabras se oponía pero que en la práctica no hacía nada para parar. Desde que nunca tuvo ningún medio para forzar un referéndum era una táctica completamente irresponsable que mostraban cuan completamente divorciado estaba de la realidad.
Lo que es necesario, por tanto, en contraste con la experiencia del PCFR, es una campaña sobre muchos frentes para movilizar tantos trabajadores, jóvenes y pensionistas como sea posible. El trabajo de las Juventudes, que ya ha recogido 60.000 firmas contra la base de radar, muestra claramente el tremendo potencial que existe.
A pesar del torrente de propaganda que ha tenido un cierto efecto sobre la juventud, el hecho básico de que la mayoría de la gente estaba mejor en los viejos tiempos inevitablemente expresará un ambiente masivo de revuelta contra el capitalismo, que es la fuente de la creciente polarización e inestabilidad que arruina la vida de la mayoría. Milan explicaba que el año pasado fue el primero desde el colapso del viejo sistema que las pensiones se aumentaban, pero todavía queda un largo camino hasta que se equiparen con las de 1989. Hojeando las fuentes de las agencias de noticias en internet revelaron otro chocante ejemplo. Los terratenientes llevaron al Gobierno a la Corte Europea de Derechos Humanos, argumentando que sus derechos humanos como terratenientes a aplicar cualquier precio de alquiler ha sido infringido por la “reliquia de regulación del alquiler del pasado comunista.” Así como el Gobierno les compensaba en los impuestos, los terratenientes se están frotando las manos con la perspectiva de agudas subidas del precio del alquiler en los próximos años. O tomemos la misma Praga, una ciudad con un carácter arquitectónico e histórico excepcional, que se ha convertido en un cliché de sí misma con la invasión de la industria turística occidental, que ha convertido a Praga a la comodidad, llena de souvenirs por todas partes y falso romanticismo. Como visitante sólo eres el portador de mucho dinero, destruyendo el ambiente gótico por el que has pagado por ver. Las hordas de de ruidosos turistas deben repeler a los locales, sensibles a su propia cultura y a su erosión bajo la influencia del capitalismo global. Así, hasta en Praga, donde los niveles de vida de la gente aumentan sobre la superficie, el hecho es que los salarios aumentados son comidos por los precios inflados (y ahora también los alquileres) lo que no se traslada en una mejor calidad de vida.
En lugar de articular o moderar el descontento, los políticos profesionales que hablan sobre la patria y viven en otro mundo lo están levantando. Los titulares en las fuentes de noticias en inglés como The Prague Daily Monitor estaban llenas con historias que subrayan la bancarrota social del nuevo régimen. El Vice-Primer Ministro, que además es Ministro para las Regiones y Presidente del Partido Demócrata Cristiano, ha sido pillado en un escándalo de corrupción. El Presidente Vaclav Kaus se reunió con George Bush padre en una visita a EEUU, que fue condecorado con la orden del león blanco por una visita a Praga en 1990, “por su inmensa contribución al colapso del régimen comunista en Europa Central y Oriental.” Tal clase de servilismo al poder más reaccionario del planeta, que se traduce en tropas checas en Iraq y la base de radar planificada, es típico de la podredumbre de la servil élite checa.
También está la acusación de los socialdemócratas checos (CSSD) de que el ODS (Partido Cívico Democrático), junto a sus amigos de la unidad de crimen organizado (la UOOZ), les habían dañado en la carrera electoral editando un informe que afirmaba que el CSSD había sido infiltrado por el crimen organizado. Esta es la democracia en acción, ¡la cara real de los trucos sucios y tramposos de la élite checa! Es algún alivio que actúen de la misma manera entre ellos que como hacen contra la clase obrera.
La “cucharada más jugosa” fue el movimiento del abogado (de nombre Altner) que defendió en los tribunales en los 90 al CSSD para demandarles por sufrir el castigo. Según su contrato se le pagaron 93 millones de coronas, pero con los intereses se ha convertido en 19 billones de coronas. Este representante de la justicia hizo la siguiente oferta al CSSD “mandadme al menos 165 millones de coronas a mi cuenta en un banco suizo y consideraré empezar negociaciones.” El líder del CSSD echó la culpa a la vieja dirección y respondió que no estaba preocupado por si el Partido iba a la bancarrota, añadiendo que “si ese fuera el caso no duraría ni cuatro días.” El viejo líder dijo en respuesta que “Altner fue el único abogado que deseaba representarnos sin ningún honorario.”
No es completamente cierto que la campaña contra el PC signifique que la clase dominante está preocupada por la perspectiva del crecimiento del PC en el próximo periodo. Estos capitalistas advenedizos están demasiado absorbidos en la acumulación de fortunas para pensar sobre pequeños detalles como qué pasará en el futuro y qué reacción habrá por parte de la clase obrera ante la arrogancia y el egoísmo del régimen. En lugar de eso la campaña podría significar para algunos políticos carreristas hacerse un nombre saltando a la carroza de músicos del anti-comunismo. Y por eso no era ninguna sorpresa leer la semana pasada a Jaromir Stetina, jefe de la comisión del Senado que dirime sobre la compatibilidad del KSCM con la Constitución, argumentar que el Partido debe ser disuelto si nos atenemos a un discurso del dirigente del Partido Vojtech Filip. Stetina afirmaba que los detectives de la unidad de anti-extremismo del escuadrón de crimen organizado (el UOOZ de nuevo) investigarían su discurso por alabar al antiguo régimen comunista, llamar a un retorno al marxismo y a V. I. Lenin y preguntar: “¿Va el líder del KSCM, tanto ideológica, teórica como principalmente políticamente… a tomar el liderazgo en un posible proceso revolucionario?”.
Algunos comentaristas burgueses de hecho creen que el Partido Comunista Checo está en tal clase de estado que se podría simplemente dejar que se muera, como indicaría la siguiente declaración [www.radio.cz./en/article/88742] de Jiri Pehe:
“Pienso que el Partido tendrá un tiempo muy duro intentando incrementar su militancia bajo las presentes condiciones. Es un Partido de personas mayores, la edad media de sus militantes es bastante mayor a 70 y el Partido no tiene muchos temas que pudieran apelar a la gente joven. Por supuesto, es posible que el Partido se convierta en una plataforma para la gente joven insatisfecha con los temas de la globalización, el capitalismo global y demás, pero otros partidos están intentando también moverse en ese espacio como los socialdemócratas y Los Verdes y por lo tanto no les será fácil a los comunistas atraer a la gente joven. En mi opinión el Partido Comunista desaparecerá de la escena política checa en unos diez o quince años o su popularidad será tan baja que no jugara un papel importante en la política checa. Realmente siento que ya no hay más futuro para el Partido Comunista. Es una agrupación política obsoleta que no está realmente en consonancia con los desarrollos del mundo moderno.”
Pero los comunistas checos tienen una base en la sociedad y si adoptar una posición marxista y revolucionaria genuina podrían influir en el nuevo ambiente que se está desarrollando. Mucho tiempo es dedicado a responder a acusaciones sobre el pasado. Por supuesto, es necesario realizar una seria apreciación del pasado. Pero eso no es bastante. Lo que es necesario es una discusión sobre táctica y estrategia, sobre encontrar vínculos con la clase obrera. Si, debemos responder al torrente de propaganda de la clase dominante, pero la clase obrera no está interesada en estadísticas abstractas, y como éstas son manipuladas por los medios y los políticos, etc. Lo que quieren saber es ¿cuál es el programa para las siguientes elecciones? ¿Qué harán los comunistas con las serias cuestiones económicas y sociales que afectan a los trabajadores checos? Solo defendiendo con audacia que la respuesta real a los problemas de los obreros checos puede encontrarse en un retorno a las ideas de Lenin puede encontrarse la respuesta.
Lo que tenemos en la República Checa es una apestosa caricatura de democracia, pero este es la estándar para la democracia burguesa. Esta clase de demócratas condenan al Partido Comunista Checoslovaco por suprimir los derechos democráticos, por usar a la policía secreta para intimidar a la población. Hay incluso un Museo del Comunismo en Praga para ilustrar a los visitantes sobre los crímenes del pasado comunista y arrastrar las ideas y tradiciones del bolchevismo por el fango. Lo que están intentando es equiparar la caricatura estalinista del pasado con el genuino comunismo. Eso tiene que ser combatido con una clara admisión de lo que el régimen estalinista del pasado fue. Haciendo eso, y al mismo tiempo desarrollando un programa y una perspectiva para el movimiento de hoy, los comunistas checos pueden jugar un importante papel en las futuras luchas de los trabajadores checos.

El Militante-España

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